El tweet de Trump más largo hasta la fecha: El discurso del estado de la (des)unión
Encontrar diferencias entre el discurso del Estado de la Unión, que el presidente Trump ofreció el pasado martes, y el contenido diario que publica en Twitter…
Con la ayuda de un teleprompter y su banda de fieles congresistas Republicanos, que se alzó una y otra vez para elogiar sus afirmaciones, Trump hizo todo lo posible por representar un Estados Unidos que prospera como nunca antes —pero que todavía se encuentra en una situación lo suficientemente amenazadora como para tener la necesidad desesperada de levantar un muro a lo largo de su frontera sur—.
A raíz de un impopular cierre del gobierno, que se prolongó durante 35 días y del que Trump asumió toda la responsabilidad en la televisión nacional, el discurso del martes fue una oportunidad —pero también un desafío—, para que el presidente tome un tono más bipartidista y recupere parte del apoyo que perdió durante el último mes y medio.
Las respuestas oficiales de los Demócratas, así como las reacciones de otros líderes de los principales partidos, sugieren que no logró su objetivo, sino más bien dejó todavía más patente la división que últimamente se ha convertido en la tónica general de Washington D.C.
Que el presidente Trump dedicara gran parte de su discurso nacional a sus intentos por reunir apoyo para su prometido muro fronterizo a lo largo de la frontera con México es algo que a nadie le pilló por sorpresa. Inmediatamente después de un cierre de gobierno de 35 días, el más largo en la historia de los Estados Unidos, y con otro en el horizonte —si no se llegara a un acuerdo a finales de este mes—, Trump volvió a desgranar su argumento una vez más.
Recurrió, de nuevo, a las "caravanas a gran escala" que se dirigían a los EE.UU.. Argumentó que "la inmigración ilegal no es compasiva, es realmente cruel", y que "innumerables estadounidenses han sido asesinados por inmigrantes ‘ilegales’”. Infló datos, como el número de arrestos y delitos cometidos por inmigrantes indocumentados, y volvió a hacer referencia a su propuesta de seguridad fronteriza con “sentido común”, que incluye planes para una "nueva barrera física o muro".
Nada de esto viene del presidente, y no es de extrañar que las respuestas Demócratas a su más que previsible argumento estuvieran listas para destacar las consecuencias humanas de una política migratoria de línea dura.
Stacey Abrams, la excandidata Demócrata a gobernadora de Georgia, recurrió al papel que debería desempeñar la compasión, en lo que respecta a nuestra política de inmigración.
"El trato compasivo en la frontera no es lo mismo que unas fronteras abiertas", aseguró; agregando que la nación es más fuerte gracias a los inmigrantes, no a los muros.
Mientras tanto, el fiscal general de California, Xavier Becerra, dedicó la mayor parte sus reacciones (en español) a criticar la agenda de inmigración del gobierno de Trump. El procurador general de California basó sus declaraciones en la experiencia de su propia familia como inmigrantes mexicanos, afirmando que "la nación es fuerte porque familias como la mía y la suya la construyeron".
Becerra contrarrestó a los entusiastas de Trump recurriendo al muro en su propio discurso. Así, aseguró que las políticas del presidente están construyendo muros simbólicos entre los estadounidenses y su atención médica, los estadounidenses y las cabinas de votación, y entre los padres inmigrantes y sus hijos puestos en jaulas a lo largo la frontera.
Becerra también hizo referencia a los resultados de las elecciones de mitad de periodo (de 2018) y cómo estos impidieron que Trump continuará con su muro, alegando que la misma energía de los votantes debe continuar hasta 2020.
La economía es el principal argumento del presidente Trump. Los críticos pueden debatir qué parte puede atribuirse a un remanente de la administración Obama y cuánto crédito realmente merece Trump, pero estos pormenores podrían no importarle tanto al pueblo estadounidense. La realidad es que hoy la economía es fuerte y eso es lo que queremos los estadounidenses.
Consciente de ello, Trump citó el desempeño económico del país como el "mayor logro de su administración". Se refirió a los más de 5 millones de nuevos empleos creados desde que asumió el cargo hace dos años, y destacó el "recorte de impuestos masivo" que los Republicanos aprobaron en 2017, así como el aumento del crédito tributario por hijos.
Los Demócratas, por su parte, prefirieron mantener distancia respecto a la economía. Lo más cerca que Abrams y Becerra estuvieron de tocar el tema fue al destacar el paro más largo en la historia de Estados Unidos, que Trump orquestó en un intento de empujar a los Demócratas a apoyar la financiación de su tan esperado muro fronterizo, y que, obviamente, tuvo consecuencias negativas para la economía.
Abrams también criticó la ley tributaria Republicana por aumentar la brecha de riqueza, uno de los principales argumentos de los Demócratas en oposición a esta legislación, desde que se introdujo por primera vez.
La atención médica fue uno de los temas más difíciles de argumentar para Trump durante su discurso.
La contradicción más flagrante llegó cuando el presidente manifestó su "voluntad" de apoyar la cobertura médica para aquellas personas con enfermedades preexistentes, al tiempo que defendía su intención de desmantelar el Affordable Care Act, el cual garantiza, precisamente, la protección frente a este tipo de enfermedades.
También abogó por la reducción de los precios de los medicamentos con receta, la lucha contra el cáncer infantil y la erradicación del VIH para 2030, ignorando el hecho de que los presupuestos anteriores de su administración contemplaban importantes recortes en estos aspectos.
La Administración Trump ha demostrado su gran voluntad por mejorar el acceso a los medicamentos genéricos, incluidas las propuestas que requieren que los fabricantes muestren los precios en los anuncios de televisión, en un intento de "evitar reembolsos secretos" entre las compañías farmacéuticas y los intermediarios.
Y, aunque el presidente se refirió al tema al afirmar que es "inaceptable que los estadounidenses paguen mucho más que en otros países por los mismos medicamentos, a menudo fabricados en el mismo lugar", no propuso una estrategia específica para abordar este problema.
Para los Demócratas que planean desafiar a Trump en 2020, el cuidado de salud es un arma fundamental.
"El problema con este presidente", dijo el candidato Demócrata a la presidencia Julián Castro, "es que ya no podemos confiar en sus palabras".
Las declaraciones de Castro en el programa nocturno de Jimmy Kimmel también confirmaron la importancia de la atención de salud en el discurso político nacional, especialmente después de que las encuestas determinaran que este aspecto era un factor crítico para los votantes en las elecciones de mitad de periodo, que lograron que los Demócratas recuperaran la Cámara de Representantes.
"Hay siete millones de personas, por ejemplo, que han perdido cobertura de atención médica durante esta administración", dijo Castro. "Si (Trump) quiere hacer una inversión, en lugar de poner miles de millones de dólares en un muro, debería canalizar esos miles de millones de dólares hacia Medicare, para que todos puedan tener atención médica en este país".
Y Castro no está solo: los Demócratas han adoptado cada vez más el ‘Medicare para todos’ como parte de la plataforma de su partido de cara a 2020.
Lo que, sin embargo, sí quedó claro es que Trump y sus asesores harán todo lo posible para continuar su oposición al derecho al aborto. Así, el presidente denunció enérgicamente la legislación aprobada recientemente por estados como Nueva York y Virginia, que permitiría el acceso a los procedimientos de aborto hasta las 24 semanas; sin embargo, olvidó mencionar la parte de la legislación que estipula que solo es posible si "la vida de la madre o del feto se ve seriamente amenazada".
Una de las principales consecuencias del ascenso de Donald Trump a la presidencia ha sido la inspiración de un enérgico movimiento por los derechos de las mujeres.
Los Demócratas, que cuentan entre sus filas con 106 de las 121 mujeres de la Cámara de Representantes, se aseguraron de simbolizar la lucha por la igualdad en el frente en el discurso anual más importante del presidente ante el pueblo estadounidense.
Muchas de estas congresistas se vistieron de blanco para honrar a todas aquellas que dedicaron sus vidas a la lucha por el derecho al voto. Aunque todo el país puso la vista en dos mujeres en particular: la congresista de Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
La primera reunión del presidente con Pelosi después del cierre del gobierno —especialmente después de que esta le negase la primera fecha para su discurso— fue memorable.
Consciente de dónde estaba sentada, a plena vista de las cámaras durante el discurso de 82 minutos de Trump, Pelosi comunicó sus pensamientos a través de su lenguaje corporal, dejando clara su posición tras cada afirmación hecha por el presidente. Tan solo algunas veces se vio obligada, aunque de mala gana, a aprobar sus palabras.
Aunque fue el aplauso condescendiente de Pelosi hacia Trump lo que se tal vez se convirtió en el momento más memorable de la noche.
"Debemos rechazar las políticas de venganza, resistencia y retribución, y abrazar el potencial ilimitado de cooperación, compromiso y bien común", declaró Trump.
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En respuesta, Pelosi se levantó y aplaudió, aparentemente en la dirección del presidente. Un gesto cargado de sarcasmo, y el cual su hija se encargó de explicar.
"Ella lo sabe. Y sabe que tú lo sabes. Y, francamente, está decepcionada de que pensaras que esto funcionaría (en referencia a Trump). Pero aquí tienes un aplauso", escribió Christine Pelosi.
Por su parte, Ocasio-Cortez no fue tan amable con el presidente. Ella usó su lenguaje corporal para indicar su desaprobación durante toda la noche, permaneció sentada mientras que otros aplaudieron, y lució un alfiler para honrar a Jakelin Caal Maquin, uno de los niños inmigrantes que falleció bajo la custodia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, según sus siglas en inglés).
"¿Por qué debería ser animosa y cálida durante esta vergüenza de SOTU?”, tuiteó Ocasio-Cortez después del discurso, en respuesta a las críticas sobre su comportamiento.
"Esta noche fue una noche inestable para nuestro país. El presidente no ofreció ningún plan, ninguna visión para nuestro futuro. Estamos volando sin piloto. Y no estoy aquí para consolar a nadie por ello“, explicó.
Con la fuerza del número récord de mujeres en el Congreso en plena exhibición, Trump también intentó atribuirse ese éxito.
"Nadie", dijo, "se ha beneficiado más de nuestra próspera economía que las mujeres, que han ocupado el 58 por ciento de los empleos creados en el último año".
El mar de mujeres Demócratas vestidas de blanco aplaudió al presidente, de manera sincera, por primera vez.
Pero la ilusión duró poco. Entre sonrisas, Trump intentó una vez más decirle a las mujeres lo que podían y no podían hacer. “Se suponía que no ibais a hacer algo así”, dijo.
Y, cuando se sentaron de nuevo, les ordenó nuevamente: "no se sienten todavía, les va a gustar esto”. Y entonces agregó que, por primera vez, "tenemos más mujeres en el Congreso que nunca" —como si ese logro fuera gracias a él, en lugar de una causa directa de la oposición contra él—.
Mientras tanto, los senadores de Pensilvania, el Demócrata Bob Casey y el Republicano Pat Toomey, respondieron de manera predecible al discurso de Trump.
Casey, al igual que el resto de Demócratas, emitió una declaración en la que condenaba el reciente cierre del gobierno y denunció a Trump por no aprovechar la oportunidad de establecer una agenda para abordar la atención médica, la educación y la violencia.
"Desafortunadamente, usó su plataforma esta noche para reforzar los mismos puntos de conversación y duplicar su agenda corporativa", dijo Casey.
Toomey expresó su satisfacción con la dirección de Trump, a excepción de las políticas del presidente sobre comercio y aranceles.
"En cuanto al comercio, sigo creyendo que la administración nos está llevando por el camino equivocado. Los aranceles sobre los productos importados a los Estados Unidos son impuestos pagados por los consumidores estadounidenses, que dañan a las familias y a los trabajadores estadounidenses", confesó.
Sin embargo, Toomey sí elogió los comentarios de Trump sobre la atención médica, el estado de la economía y el "caso razonable" que cree que el presidente hizo en relación a su muro fronterizo.
A nivel local, la concejala de Filadelfia, María Quiñones-Sánchez, tuiteó sobre su admiración por las mujeres —y especialmente las puertorriqueñas—, que asistieron al Congreso durante el Estado de la Unión.
"Sí, estas mujeres están unidas e inspiradas", escribió en Twitter sobre las congresistas vestidas de blanco.
Y más tarde, en respuesta a una foto publicada por la congresista de Nueva York, Nydia Velásquez, de ella misma con Alexandria Ocasio-Cortez, Quiñones-Sanchez tuiteó: “Sí, ¡boricua orgullosa! ¡Tenemos grandes luchadoras y nuestro futuro es prometedor!”.
En una noche en la que la falta de unidad del país estuvo en plena exhibición, los momentos de inspiración y optimismo fueron tan pocos y distantes entre sí, como imposibles de ignorar.
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