
Aranceles de Trump: ha comenzado una nueva era en el comercio mundial
Con la implantación masiva de aranceles, el presidente estadounidense hace una apuesta política para fortalecer el aparato productivo nacional. ¿Cómo resultará?
La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer una nueva ola de aranceles a productos provenientes de China, Europa y una amplia gama de países latinoamericanos ha desatado un terremoto político y comercial a escala global. Las reacciones no se han hecho esperar y reflejan el alcance y la gravedad de una medida que, según algunos líderes, marca el inicio de una nueva era en el comercio internacional.
Trump justifica su ofensiva arancelaria como un instrumento para proteger la industria nacional, reactivar el empleo y contener lo que considera prácticas desleales por parte de socios comerciales históricos. Sin embargo, la respuesta internacional ha sido de rechazo generalizado, tanto por el impacto económico que implican los aranceles como por el giro proteccionista que suponen en un mundo interdependiente.
Una batería de reacciones
China, blanco central de la medida, reaccionó con dureza. El Ministerio de Comercio exigió a Washington la “cancelación inmediata” de los nuevos gravámenes y advirtió que aplicará contramedidas para defender sus intereses. Desde el ámbito diplomático, se acusó a Estados Unidos de recurrir al “proteccionismo y el hostigamiento”, y se instó a resolver las diferencias mediante consultas “justas, respetuosas y recíprocas”.
En Europa, el malestar fue contundente. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habló de un “duro golpe a la economía mundial”, aunque dejó abierta la puerta a una negociación. En la misma línea, el canciller alemán Olaf Scholz denunció las decisiones como “fundamentalmente erróneas” y alertó que constituyen un ataque directo al orden comercial que “ha creado prosperidad en todo el mundo”.
Desde Francia, el primer ministro François Bayrou calificó los aranceles de “catástrofe” para ambas partes del Atlántico, mientras que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, denunció la medida como un regreso al “proteccionismo del siglo XIX”, una fórmula que —según dijo— no responde a los desafíos del siglo XXI.
Italia, a través de la primera ministra Giorgia Meloni, expresó su rechazo, aunque también manifestó disposición para buscar un acuerdo que evite una “guerra comercial que inevitablemente debilitará a Occidente”. Desde Reino Unido, el primer ministro Keir Starmer alertó que los aranceles del 10% que le corresponden a su país tendrán consecuencias tanto nacionales como globales.
En el este europeo, el primer ministro polaco Donald Tusk optó por un enfoque pragmático al señalar que la “amistad significa colaboración” y esta, a su vez, debe traducirse en “aranceles recíprocos”.
América Latina bajo presión
El nuevo paquete arancelario también golpea a una serie de economías latinoamericanas: Brasil, Colombia, Argentina, Chile, Perú, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras y El Salvador figuran entre los afectados.
En Colombia, el presidente Gustavo Petro advirtió en su cuenta de X (antes Twitter) que los gravámenes del 10% podrían ser “un gran error”. Por su parte, el Congreso de Brasil respondió con celeridad al aprobar por unanimidad una “ley de reciprocidad económica” que otorga al Ejecutivo herramientas para responder a las barreras comerciales impuestas desde Washington.
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Otros actores clave
En Canadá, el primer ministro Mark Carney fue categórico: “Vamos a combatir estos aranceles con contramedidas”. Para el mandatario, las tarifas “cambiarán fundamentalmente el sistema de comercio mundial” y afectarán directamente a millones de ciudadanos canadienses.
En Asia, el ministro japonés de Comercio, Yoji Muto, calificó la decisión estadounidense de “extremadamente lamentable” y urgió a Washington a no aplicar los aranceles a Japón. Taiwán también expresó su profunda preocupación, y aunque las exportaciones de semiconductores quedaron fuera del gravamen del 32%, el gobierno anunció que iniciará “negociaciones serias” con Estados Unidos.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, consideró que los aranceles “no son el acto de un amigo” y los calificó de “totalmente injustificados”. En el sudeste asiático, la primera ministra Paetongtarn Shinawatra de Tailandia señaló que su país ya cuenta con un “plan fuerte” para responder a los aranceles de 36% impuestos por Trump.
¿El regreso del proteccionismo?
La ofensiva arancelaria de Trump resucita viejas tensiones del comercio internacional. Si bien el mandatario defiende su estrategia como un paso necesario para proteger los intereses estadounidenses, la mayoría de las naciones afectadas lo perciben como una ruptura con los principios del libre comercio que han regido el sistema global durante décadas.
La gran incógnita ahora es si esta nueva era de tarifas y represalias puede sostenerse sin generar una escalada de conflictos comerciales. ¿Logrará Trump revitalizar el aparato productivo interno o, por el contrario, su política arancelaria precipitará un ciclo de aislamiento económico?
El mundo observa. La respuesta se escribirá, como siempre, en las cifras de crecimiento, el movimiento de capitales y el humor de los mercados.
Con información de AFP
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