President Donald Trump points with his right hand
La inflación fue uno de los temas destacados durante la campaña. Ahora vuelve a serlo durante la administración Trump 2.0 (Foto de archivo AFP).

¿Inflación made in Trump?

El presidente estaba avisado: los aranceles son inflacionarios. ¿El alza de precios se le puede interponer a los planes económicos de Trump?

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La inflación en Estados Unidos se mantuvo estable en febrero, pero las señales de presión al alza empiezan a preocupar a los mercados y a la Reserva Federal. El índice de precios de gastos de consumo personal (PCE), la medida favorita del banco central estadounidense, se ubicó en 2,5% interanual. Sin embargo, la inflación subyacente —que excluye alimentos y energía— subió a 2,8%, más de lo esperado.

El dato llega en un momento político complejo: el presidente Donald Trump ha reactivado su agenda arancelaria y los economistas advierten que este endurecimiento comercial podría desatar una nueva ola inflacionaria. La presidenta de la Reserva Federal de Boston, Susan Collins, fue tajante: un aumento de precios parece “inevitable”, al menos en el corto plazo.

Trump ha impulsado una política económica basada en la defensa del producto nacional y una guerra comercial fragmentada por sectores y países. Aunque los nuevos aranceles apenas comenzaron a entrar en vigor en febrero, ya hay temor entre analistas e inversionistas de que se desate una escalada de precios en bienes importados, como autos y componentes tecnológicos. Al final del día, la factura la pagará el consumidor promedio estadounidense por la vía de un incremento en todos los bienes afectados por el impuesto a las importaciones.

La inflación como arma electoral

Durante la campaña presidencial de 2024, Trump convirtió la inflación en uno de sus principales argumentos para atacar a su antecesor, Joe Biden. El incremento de precios fue realmente un problema para la mayor parte de los electores. Pero las causas fueron los problemas generales en las cadenas de suministros y en las líneas de producción de las compañías como efecto de la pospandemia.

Sin embargo, Trump acusó repetidamente a Biden de ser responsable de la pérdida del poder adquisitivo de las familias estadounidenses.

La narrativa caló. La inflación fue una de las mayores preocupaciones para los votantes, especialmente entre comunidades latinas y de clase media, golpeadas por el costo de vida. Encuestas mostraron que el precio de alimentos, vivienda y gasolina influyó más que cualquier otro tema en la decisión electoral de millones de ciudadanos.

Pero ahora, desde la Casa Blanca, Trump enfrenta su propio dilema: los aranceles que impulsa para “fortalecer la industria nacional” podrían presionar al alza los precios, justo cuando la Reserva Federal busca llevar la inflación de vuelta al objetivo del 2%. Las autoridades del banco central ya ajustaron sus previsiones: para finales de 2025 esperan una inflación mayor a la proyectada en diciembre.

Mercados nerviosos, consumidores cautos

La reacción de Wall Street no se hizo esperar. Este viernes 28 de marzo, el Dow Jones cayó 1,7%, el S&P 500 perdió 2% y el Nasdaq se desplomó 2,7%, arrastrado por las preocupaciones inflacionarias y el temor a represalias comerciales. El oro, tradicional refugio en tiempos de incertidumbre, alcanzó un récord de 3.085 dólares la onza.

En Europa y Asia también se sintió el temblor: las acciones de automotrices como Volkswagen, Stellantis y Toyota bajaron con fuerza ante el temor a aranceles del 25% en EE. UU.

Al mismo tiempo, los consumidores empiezan a mostrarse más cautos. Aunque el gasto aumentó en febrero (0,4%) y los ingresos subieron un sólido 0,8%, el índice de confianza del consumidor se deterioró y la tasa de ahorro repuntó a 4,6%. Es decir, los hogares están guardando más dinero, ante la percepción de que pueden venir tiempos difíciles.

La Fed, en terreno minado

La Reserva Federal se encuentra en una posición incómoda. Si bien había anticipado una posible reducción de tasas para estimular la economía, el repunte de la inflación subyacente y la incertidumbre comercial la han llevado a mantener las tasas entre 4,25% y 4,50%. Por ahora, el consenso del mercado es que la Fed se mantendrá en pausa en su próxima reunión de mayo.

“El reporte no es devastador", pero tampoco ofrece alivio, escribió Bret Kenwell, analista de eToro. Otros economistas, como Stephanie Roth de Wolfe Research, señalan que la Fed necesitaría ver un aumento del desempleo para considerar recortes, algo que aún no ocurre.

Paradójicamente, Trump podría terminar enfrentando el mismo problema que usó para derrotar a los demócratas en 2024: una inflación persistente que golpea el bolsillo de los votantes. Con su nuevo paquete de aranceles, que incluye medidas contra autos, productos chinos y manufacturas europeas, el riesgo de encarecer productos importados es real.

Además, países como Canadá ya anunciaron represalias. Y si el conflicto comercial escala, podría afectar cadenas de suministro, márgenes empresariales y, eventualmente, el empleo.

El presidente prometió controlar los precios. Pero si la inflación se le desborda, podría convertirse en su talón de Aquiles económico.

Con información de AFP

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