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Gobernador Tom Wolf (derecha) con su esposa, Frances Wolf (izquierda) en la ceremonia de inauguración de Pensilvania el 15 de enero. Foto: Oficina del Gobernador de PA.
Gobernador Tom Wolf (derecha) con su esposa, Frances Wolf (izquierda) en la ceremonia de inauguración de Pensilvania el 15 de enero. Foto: Oficina del Gobernador de PA.

Pensilvania mira hacia adelante en el Día de Inauguración del nuevo término

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El pasado martes, Pensilvania inauguró el que será el segundo mandato del gobernador Tom Wolf y dio la bienvenida a su nueva mano derecha, John Fetterman, en su estreno como vicegobernador del estado.

El liderazgo demócrata se mantuvo sólido, aupado por los logros demócratas del estado en el Congreso de los Estados Unidos y en la Asamblea General de Pensilvania. En este momento, más mujeres representan al estado, la atención médica es el problema número uno y la nueva segunda dama de Pensilvania es una ex Dreamer.

Todos estos desarrollos pueden presagiar los elementos del propio “muro” simbólico de Pensilvania, que se está construyendo en oposición a las políticas y la retórica a nivel federal.


Un segundo mandato para el gobernador Wolf

Tanto Wolf como Fetterman se mostraron optimistas durante aquella soleada y fría tarde de mediados de enero en el Capitolio del Estado, en Harrisburg; una actitud que contrasta con el pesimismo promulgado por el gobierno de Trump, que ganó Pensilvania en la elección presidencial de 2016.


"Compañeros de Pensilvania, ya no estamos atrapados en una encrucijada. Hemos elegido el camino del progreso. Nos hemos ganado el derecho a sentirnos, no solo orgullosos de nuestro pasado, sino también esperanzados por nuestro futuro", aseguró Wolf al final de su discurso.


Pero, ¿que significa "el progreso", desde la perspectiva de su primer mandato, y ¿qué pueden esperar los residentes de Pensilvania a lo largo de los próximos cuatro años?

En su discurso de inauguración, y como era de esperar, Wolf, destacó los que considera los mayores logros de su primer mandato como gobernador de Pensilvania.

Así, hizo referencia a la creación de empleos, la mejora de la estructura de carreteras y puentes, el aumento de fondos para las escuelas públicas, la expansión de Medicaid, la reducción de la población reclusa y la prudencia fiscal.

En la actualidad, la tasa de desempleo en Pensilvania se sitúa en el en 4,2 por ciento —según datos de noviembre de 2018—, en comparación con el 5,4 por ciento de enero de 2015, cuando Wolf comenzó su primer mandato como gobernador. Durante este tiempo, más de 100.000 residentes de Pensilvania han conseguido un empleo.


Por otro lado, Wolf restauró 1.000 millones de dólares en recortes de educación llevados a cabo bajo el mandato de su predecesor, Tom Corbett.


Ademas, en julio de 2018, promulgó el proyecto de ley bipartidista, conocido como 'Clean Slate', que amplió el sellado de registros de antecedentes penales para incluir más tipos de delitos menores.

Asimismo, a principios de este mes, anunció un "descenso récord" —concretamente del 2,2 por ciento— en la población reclusa del estado en 2018.

En su discurso de inauguración, el gobernador también dedicó unas palabras al tiroteo masivo en la sinagoga Tree of Life de Pittsburgh, el pasado octubre, en el que fallecieron 11 personas. Un día que describió como "el más difícil que he tenido en esta oficina, sin ninguna duda". Sin embargo, confesó que se sintió alentado por la solidaridad que mostraron los residentes de Pensilvania a todos los niveles.

"Todos nos unimos. Todos hicimos lo que pudimos. Todos nos apoyamos el uno en el otro. Todos encontramos la fuerza para seguir adelante", aseguró.


Con la vista ya puesta en su segundo mandato, Wolf prometió continuar invirtiendo en las escuelas públicas del estado y en su infraestructura.


También habló "del valor de una política energética que proteja nuestro medio ambiente y cree empleos", y de su intención de hacer frente a la crisis de opioides, a las reformas del sistema de justicia penal, a una las elecciones más justas y a la lucha contra la discriminación de la comunidad LGBTQ.


Para llevar todo esto a cabo, y más en medio de un gobierno dividido en Harrisburg, Wolf hizo hincapié en la importancia de la confianza, y enfatizó que continuaría haciendo de la transparencia y la ética su "máxima prioridad".


El discurso de Wolf, sin embargo, pasó de largo el tema de la inmigración. Pensilvania alberga el polémico centro de detención familiar de Berks y ha sido el epicentro de algunas de las actividades más agresivas de ICE en todo el país.


En Filadelfia, grupos activistas han organizado protestas frente a la oficina del distrito de ICE, en las que denuncian su presencia y exigen a Wolf el cierre de Berks; algo a lo que él se ha opuesto, afirmando que será el gobierno federal quien finalmente continuará administrando las instalaciones —frente a la oposición de los grupos activistas—.


La ausencia de cualquier mención a temas de inmigración en el discurso de Wolf fue significativa; y más teniendo en cuenta que su oponente en las elecciones generales de 2018, el republicano Scott Wagner, apostó por alinearse (en gran medida) con la política del temor del presidente Trump —en relación con la caravana de migrantes que se acercaba a la frontera sur de los EE.UU., huyendo de condiciones hostiles en sus países de origen—, y en medio del actual cierre del gobierno —con la financiación del muro fronterizo como eje central—. Lo que fue, al menos para algunos, es un indicador de que, contrariamente a la esperanza de muchos activistas por los derechos de los inmigrantes, parece que el gobernador no va a cambiar su tono sobre Berks durante su segundo mandato.

El insurgente John Fetterman

"La corbata te queda bien", le espetó Wolf a su nueva mano derecha este martes, durante su discurso de inauguración.

John Fetterman, originario de York (Pensilvania) y exalcalde de la ciudad de Braddock (situada al oeste del estado), generó un gran revuelo durante la campaña de 2018. En gran medida, gracias a su capacidad para conectar con los votantes, su visitas a áreas generalmente olvidadas por los políticos, y también, por qué no, por un estilo casual (a la hora de vestir), que hizo que su atuendo del martes —traje y corbata— fuese especialmente notable.


Durante un discurso mucho más breve, en el que dio la bienvenida al gobernador, Fetterman aprovechó para hablar de algunas de sus expectativas tras llegar al cargo.


"Hoy elegimos no mirar al miedo y al cinismo, sino avanzar hacia el progreso", dijo Fetterman.


“Hoy, continuamos avanzando hacia un sistema educativo de alta calidad, que sea equitativo para todos nuestros niños. Hoy continuamos avanzando hacia un sistema de justicia que sea justo y esté centrado en la rehabilitación. Hoy, trabajamos por un sistema de atención médica que sea asequible y accesible para todos en Pensilvania”, continuó.


Fetterman, que hizo de su campaña una plataforma progresista que logró derrotar a otros cuatro oponentes a la nominación de su partido al cargo de Vicegobernador, —Mike Stack entre ellos—, se comprometió a centrar sus esfuerzos en abordar la desigualdad de ingresos, expandir la atención médica y enfrentar la crisis de los opioides, así como en defender los esfuerzos por aprobar la marihuana con fines recreativos.

A su lado estaba su esposa, Gisele Fetterman, una líder comunitaria y activista que se ha comprometido a una vida de filantropía. Esta ex dreamer, que llegó a Estados Unidos desde Brasil a la edad de ocho años y como inmigrante indocumentada, tuiteó el día de las elecciones: "Pensilvania, vuestra segunda dama es alguien que fue inmigrante indocumentada. Gracias".


El día de la inauguración, Fetterman llevaba un alfiler de metal en el que se leía la palabra "Inmigrante".

Está claro que, al menos, la segunda dama, trabajará para garantizar que los líderes de Pensilvania no ignoren los problemas de inmigración.


"Con mucho orgullo lucí un pin de 'inmigrante' en mi pecho, ya que llevo la etiqueta a diario en mi corazón y en la forma en que veo el mundo: es sufrimiento y su belleza", explicó Fetterman a AL DÍA en un comunicado, agregando que el pin era un objeto personalizado por Studebaker Metals, en Braddock (PA).


La izquierda gana fuerza y representantes mujeres

En las elecciones de mitad de periodo de 2018, los Demócratas ganaron cuatro congresistas de los EE.UU. en Pensilvania. El cambio ha sido posible, no solo gracias a la redistribución del mapa, también a una corriente que, a nivel nacional, trata de alejarse de la administración Trump y de un Congreso controlado por los Republicanos durante los últimos dos años.

Así, el estado cuenta ahora con cuatro mujeres en el Congreso de los Estados Unidos —todas ellas Demócratas—; antes no había ninguna.

Además, los residentes de Pensilvania también volvieron a apostar por su gobernador Demócrata y su senador principal, el también Demócrata Bob Casey.

Similares logros se hicieron evidentes el martes en los procedimientos de inauguración de Pensilvania, donde los senadores y representantes llegaron frescos y optimistas a sus respectivos mandatos.


Tras esta cita electoral, los Republicanos todavía mantienen el control de la Asamblea General de Pensilvania, aunque los Demócratas lograron avances notables. En la Cámara de Representantes, los Demócratas obtuvieron 14 escaños y los Republicanos perdieron 10; mientras que en el Senado, donde había 25 escaños en juego, los Demócratas consiguieron poner fin a la mayoría Republicana. La distribución de asientos ha pasado de ser 33-16 a 29-21, aún con ventaja para los Republicanos.


Además, de los 93 representantes Demócratas del estado, 30 son mujeres, todo un orgullo para el partido; frente a las 22 de los 110 Republicanos de la Cámara. Ambos partidos cuentan con seis senadoras femeninas.


Antes de las elecciones del pasado mes de noviembre, las mujeres representaban poco menos del 20 por ciento del Congreso del Estado de Pensilvania.

Todo ello supone que, en total y tras la cita de 2018, un 25 por ciento de la representación del estado está compuesta por mujeres.


La sanidad y las elecciones de 2020

Los referencias a la atención médica, tanto en el discurso de Wolf como en el de Fetterman, fueron las que mayor exaltación provocaron entre el público asistente; sugiriendo así que se trata de una de las principales preocupaciones para los residentes de Pensilvania y uno de los factores decisivos a la hora de apoyarles en su carrera hacia el gobierno del estado.


Así, Fetterman se comprometió a buscar una fórmula de atención médica a la que todo el mundo pueda acceder y, también, permitirse.


Por su parte, Wolf, haciendo balance de su primer mandato, destacó el hecho de que la tasa de no asegurados es baja. También celebró que su administración "expandió Medicaid para cubrir a 720.000 residentes de Pensilvania y aumentó la inscripción en el programa CHIP, por lo que ahora sirve casi 180.000 niños”.


En 2016, dos años después de que el Affordable Care Act entrase en vigor bajo la presidencia de Obama —y un año después de que Wolf decidiera expandir Medicaid— la tasa de personas sin seguro en el estado se redujo al 6,8 por ciento, frente al 10,2 por ciento del año en el que Wolf resultó electo.

Pese a que el presidente Trump y los Republicanos en el Congreso han visto frustrados sus intentos de derogar la ley de salud promulgada por Obama, sí han logrado eliminar aspectos clave de la misma. Entre ellos se encuentra: el mandato individual, la multa por no obtener un seguro de salud — lo cual condujo a un fallo reciente por parte de un juez federal en Texas que declaró la legislación inconstitucional—, y algunas protecciones a enfermedades preexistentes.


En las elecciones de 2018, las encuestas a pie de urna revelaron que la atención médica era el tema clave para los residentes de Pensilvania, y los Demócratas se las llevaron de calle.


Así, y a medida que el país se prepara para las presidenciales de 2020, lo más probable es que esta cuestión continúe siendo una prioridad para los votantes. Y perder en el que se ha convertido en uno de los estados más críticos, representaría un gran problema para los Demócratas.

Ya lo fue en las elecciones de 2016, en las que Pensilvania se alineó con el presidente Trump, convirtiéndose en uno de los tres estados del 'Rust Belt', junto con Michigan y Wisconsin, que llevaron a Trump a su inesperada victoria frente a Hillary Clinton.


Apenas dos años después, basándose en los resultados de las elecciones de 2018 y la disminución de la popularidad de Trump en medio del cierre gubernamental más prolongado en la historia del país, parece cada vez más probable que Pensilvania (esta vez) pueda votar a favor de quien sea el oponente Demócrata de Trump.