Los recortes presupuestarios impulsados por la administración de Donald Trump ya están teniendo un impacto profundo en Filadelfia y Pensilvania. Con despidos masivos de empleados federales, la eliminación de fondos para programas sociales y recortes en educación y prevención de violencia, la región enfrenta un panorama incierto.

Uno de los sectores más golpeados ha sido la fuerza laboral federal en Pensilvania. Según un artículo del Pennsylvania Capital-Star, cientos de empleados han sido despedidos como parte de las medidas de austeridad de Trump, supervisadas por Elon Musk. Los más afectados han sido trabajadores en período de prueba, quienes no cuentan con las mismas protecciones laborales que sus colegas de mayor antigüedad.

Kyle Buchheit, un ingeniero investigador en el Laboratorio Nacional de Tecnología Energética en Pittsburgh, fue uno de los despedidos. "Soy uno de los 'buenos empleados federales'. Fui a trabajar todos los días a la oficina", dijo Buchheit en una entrevista con The Pennsylvania Capital-Star. Buchheit, quien dedicó su carrera a la investigación energética, nunca pensó que sería considerado un "burócrata ineficiente", como Trump ha descrito a los trabajadores federales.

La ola de despidos ha generado protestas en todo el estado. Philip Glover, vicepresidente del Sindicato de Empleados Federales de América (AFGE) para Pensilvania y Delaware, dijo a este mismo medio que "mucha gente ha comprado la idea del burócrata de Washington, y eso es un problema real".

Prevención de la violencia

Mientras tanto, en Filadelfia, la reducción de fondos amenaza el éxito de los programas de prevención de violencia. Según reportó The Trace, la ciudad había logrado reducir los homicidios en un 35% en 2024 y un 29.5% en 2025 gracias a iniciativas como el Programa de Intervención contra la Violencia en Grupo y el Programa de Intervención en Crisis Comunitaria. Sin embargo, estos esfuerzos ahora están en riesgo debido a los recortes de Trump.

Dorothy Johnson-Speight, fundadora de Mothers in Charge, una organización que apoya a familias afectadas por la violencia, expresó su preocupación sobre la incertidumbre en la financiación. "Estamos esperando, como todos los demás, a que caiga el martillo", dijo a The Trace.

La alcaldesa de Filadelfia, Cherelle Parker, ha manifestado su disposición a trabajar con la administración Trump para encontrar soluciones, aunque hasta el momento no se han anunciado medidas concretas para mitigar la pérdida de recursos federales.

La educación también ha sido víctima de esta política de recortes. Un informe de CBS Philadelphia reveló que el Departamento de Educación está recortando el 50% de su fuerza laboral, lo que genera caos en las escuelas que dependen de fondos federales para atender a estudiantes con necesidades especiales.

Alicia Kennedy, directora de servicios especiales en la Global Leadership Academy Charter School en West Philadelphia, expresó su preocupación: "Estamos muy nerviosos. No sé de dónde vendrá nuestra financiación el próximo año, ni el próximo mes", dijo en entrevista con CBS Philadelphia.

Los programas de educación especial en Pensilvania dependen de cerca de 600 millones de dólares en fondos federales. Sin este dinero, escuelas como la Global Leadership Academy podrían perder acceso a audífonos, terapias ocupacionales y otros recursos críticos para los estudiantes con discapacidades.

Los efectos de los recortes presupuestarios de Trump ya se sienten en múltiples sectores de Filadelfia y Pensilvania. Desde el desempleo de trabajadores federales hasta la posible reaparición de la violencia en las calles y la crisis en la educación especial, la región enfrenta tiempos difíciles.

Aunque algunos líderes locales buscan estrategias para reemplazar los fondos perdidos con donaciones privadas y recursos estatales, la incertidumbre persiste. Mientras tanto, los residentes y organizaciones afectadas esperan saber cuál será el próximo golpe de la administración Trump y cómo podrán sobrellevarlo.