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Gisele Barreto Fetterman. Samantha Laub / AL DÍA News
Gisele Barreto Fetterman. Samantha Laub / AL DÍA News

La historia indocumentada de Gisele Barreto Fetterman

Creció siendo una inmigrante sin papeles en EE.UU. Ha dedicado su vida a servir a los demás y ahora podría convertirse en la segunda dama de Pensilvania…

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Se trata de una historia muy común, pero falsa.

 Una historia prominente en el espectro político nacional actual, y que los ideólogos de la derecha insisten cada vez más en repetir: que los inmigrantes, especialmente los indocumentados, son los responsables de los problemas de la sociedad americana. De la violencia a la drogadicción o el desempleo, los responsables son las comunidades inmigrantes, según la retórica conservadora contemporánea.

 En cambio, los medios americanos destacan con menos frecuencia historias sobre las contribuciones que han hecho al país inmigrantes como Gisele Barreto Fetterman, que llegó a EEUU desde Brasil de la mano de su familia, como una indocumentada. Su trabajo, inspirado en la generosidad y la amabilidad, representa un reto a estos estereotipos que fomenta la derecha. Y hoy Fetterman tiene la oportunidad de ampliar este reto si logra convertirse en la segunda dama de Pensilvania.

Su marido, John Fettterman, con quien tiene tres hijos, anunció a principios de este mes que se presentará a las elecciones a vicegobernador de Pensilvania en 2018. Como alcalde de Braddock, un pequeño municipio al este de Pittsburgh, sus esfuerzos por revitalizar este antiguo centro de la industria del acero a lo largo de los  últimos doce años han despertado el interés nacional.

Educado en Harvard, Fetterman se presentó a las elecciones al Senado en 2016, y aunque perdió en las primarias Demócratas, consiguió un 20% de los votos, un gran logro, teniendo en cuenta que era un candidato prácticamente desconocido en unas elecciones a cuatro bandas.

 John Fetterman aspira ahora asumir el puesto de vicegobernador de Pensilvania -actualmente ocupado por Mike Stack - para transformar esta autoridad regional en algo que todavía no se ha visto en el pasado -un atril de ideas progresistas. Si gana, John Fetterman pretende establecer una plataforma más amplia para llevar a cabo algunas políticas que él mismo ha liderado en Braddock, incluyendo medidas para mejorar la desigualdad salarial, expandir la atención sanitaria, legalizar la marihuana y defender el camino a la ciudadanía de los inmigrantes indocumentados.  

 Mientras su marido se ocupa de hacer de Braddock un lugar más próspero y seguro para vivir, Gisele Fetterman se ha consolidado como una líder fuerte dentro de la comunidad local, además de un activista respetada en toda la parte occidental de Pensilvania. En 2012 fundó Free Store, una organización gestionada enteramente por voluntarios, que recibe artículos donados o sobrantes y los redistribuye de forma gratuita entre los vecinos más necesitados. Desde que abrió el primer Free Store en Braddock, el concepto se ha expandido a otras nueve localidades del estado.

Más allá de los Free Store, Gisele ha querido expandir el acceso a alimentos entre los más necesitados de su comunidad y por eso ha cofundado 412 Food Rescue, una organización que redistribuye comida que de otra forma sería botada por todo el condado de Allegheny. Hasta la fecha, la organización  ha evitado que más de 2.5 millones de libras en comida fueran a parar a la basura.

Este año, los esfuerzos de Gisele la hicieron merecedora del reconocimiento “Mejor Activista del año” por parte del Pittsburgh City Paper.  

Igual que su marido, Gisele espera aprovechar el papel de segunda dama para explotar el potencial de sus iniciativas filantrópicas. Para Fetterman, el hecho de ocupar un cargo público después de haber sido una inmigrante indocumentada tiene un significado especial:

“Enviaría un mensaje a todos los inmigrantes de EE.UU.: que todos pertenecemos a este país y somos parte de él, y de que amamos a nuestro país tanto como cualquier otro ciudadano”, dijo. “Sería fantástico poder representar esta idea”.

Una infancia insegura
 
Gisele Barreto Fetterman explicó que su experiencia como inmigrante fue una aventura (o al menos su madre se lo hizo ver así).

Recordó el momento en que su vida cambió para siempre: el día que su madre llegó a casa con dos valijas, una para ella y otra para su hermano.

“Empaca tus cosas favoritas porque nos vamos de viaje”, le dijo su madre.

Se acuerda de haber empacado una muñeca y un diario.

Fetterman no podía imaginar entonces que su madre había decidido abandonar el violento vecindario de Río de Janeiro en el que vivían para empezar una nueva vida en los Estados Unidos.

“Le estoy tan agradecida por su valentía, de que viera algo aquí y supiera que este lugar sería mejor para sus hijos”, dijo Fetterman.”Intento ponerme hoy en su piel y no sé si sería tan valiente”.  

Fetterman explicó que lo que realmente motivó a su madre a marcharse de Río fue escuchar a un pariente suyo decir que ese año “sólo” le habían robado siete veces. Para la madre de Fetterman, lo que más le molestó no fue el hecho de que su pariente hubiera sido víctima de un robo tan a menudo, sino la filosofía con la que se lo tomaba:

“Fue la forma tan casual con la que hablaba del tema. Como si fuera algo normal”, dijo Giselle.

Negándose a que sus hijos crecieran acostumbrándose a este nivel de inseguridad, la madre de Fetterman se llevó a sus hijos a Queens, en Nueva York. Llegaron en plena tormenta de nieve, llevando en los pies unos simples zapatos de fina tela. No tenían lugar para vivir, no conocían a nadie y no hablaban inglés.  

Su madre se apresuró en buscar un apartamento y al día siguiente encontró un empleo.

Fetterman cuenta que en Brasil su madre desarrolló una carrera notable como nutricionista y profesora, y se ocupaba de la gestión de la nutrición de los pacientes de todos los hospitales de Río. Cuando llegó a Estados Unidos, la madre de Fetterman se tuvo que poner a trabajar de mujer de la limpieza en casas y hoteles.

Fetterman sabe que este ajuste tuvo que ser difícil y humillante para su madre, pero a pesar de todo, “solo ve su lado valiente”. Recitó un mensaje que su madre siempre les repetía, a su hermano y a ella:

“Limpiaré baños en América toda la vida y nunca miraré atrás mientras sepa que ustedes dos están en un lugar seguro y que tendrán una oportunidad que de otra forma no hubieran tenido”.

Mientras su madre asumía todo tipo de empleos para poder alimentar a la familia, Fetterman y su hermano se apuntaron a clases de inglés como segundo idioma en el colegio. La familia a menudo tenía problemas para llegar a fin de mes, y por encima de todo estaba la amenaza omnipresente de la incertidumbre. Aunque en esa época tenía dificultades para entender lo que pasaba, y a pesar de la motivación altruista de su madre, la sensación de estar haciendo las cosas mal nunca abandonó a Fetterman durante su infancia, consciente de que vivían en el país de forma ilegal.

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Marcando la diferencia

Para Giselle Fetterman, su espíritu  filantrópico nace enteramente de su experiencia como inmigrante.   

Cuando llegó a Nueva York con su familia, apenas tenían pertenencias, ni siquiera muebles. Se acuerda de que un día estaba explorando su barrio cuando descubrió en un lado de la acera un montón de muebles viejos, esperando a ser recogidos por un camión. Resulta que era el día de recogida de basura voluminosa.

"Me pareció un derroche, un desperdicio”, dijo Fetterman.

 Su familia acabó amueblando el apartamento con su inesperado hallazgo.

“Ese día se despertó en mí esta responsabilidad de tener que encontrar hogares para todas las cosas que sobran”, dijo Fetterman. “Que podemos encontrar soluciones con los recursos existentes”.

Más adelante, la familia de Fetterman terminó mudándose de Nueva York a Newark, en New Jersey. Siguiendo los pasos de su madre, Fetterman estudió nutrición, pero su sentido de la responsabilidad con tener que dar un nuevo uso a las cosas la llevó a organizar actividades de redistribución gratuitas en el área de Newark.

Un día leyó por casualidad en una revista un artículo sobre Braddock que destacaba la enorme contribución del municipio al desarrollo de los Estados Unidos por haber sido un centro de producción de acero. Sin embargo, desde los años 20, Braddock ha perdido el 90% de la población y en la actualidad, más del 35% de los residentes de esta comunidad, formada mayoritariamente por afroamericanos, vive bajo el umbral de pobreza.  

“(Braddock) pasó de ocupar un lugar muy destacado en la historia a ser olvidado y dejado atrás”, dijo Fetterman. “Sentí que no era justo, me molestó”.

Este sentimiento de alguna forma impulsó a Fetterman a enviar una carta escrita a mano al gobierno de Braddock, en la que detallaba el trabajo de redistribución que ella había estado haciendo hasta el momento, y solicitó planificar una visita para debatir la posibilidad de organizar algo similar para los habitantes del llamado “Rust Belt” ( el antiguo cinturón industrial de EE.UU).

“No sabía todavía muy bien qué forma tendría ese “algo”, pero sentí que debía escribir esa carta”, dijo.

El hombre que respondió a su carta, resultó que iba a ser su marido y su socio a la hora de mejorar la comunidad.

Mientras era una niña, Gisele recuerda momentos de inseguridad en su familia, de no saber cuándo podrían comer.

También recuerda el shock que tuvo al descubrir que en EEUU el 40% de los alimentos termina en la basura, y que uno de cada siete personas sufre inseguridad alimentaria.

Sabiendo que “cuando los estómagos están vacíos, los cuerpos están fríos”, y viendo el enorme desperdicio de comida que se lleva a cabo en tiendas y supermercados, Gisele trató de buscar una solución.

Cuando le explicó el concepto de Free Store a su marido, al principio John se mostró escéptico. Tenía dudas sobre la viabilidad logística de una organización de voluntarios repartiendo productos sin ningún tipo de coste. Sin embargo, el alcalde admite ahora que Free Store ha demostrado ser una iniciativa brillante para ayudar a la comunidad.

“(Free Store) ha sido quizás lo más impactante que hemos llevado a cabo en Braddock”, admitió John Fetterman. “Y cuando dijo “hemos”, en plural, me refiero a mi esposa, porque fue una idea suya y ha sido ella quién la ha llevado a cabo”.

Usando contenedores de carga para buques en desuso, Gisele pudo crear un espacio “digno, entrañable y acogedor” para conectar a las personas con los recursos que necesitan. Free Store empezó ofreciendo  ropa, pañales, zapatos, juguetes y leche infantil polvo, y terminó haciendo también un espacio para alimentos y comida.

“Básicamente, hemos logrado erradicar la inseguridad alimentaria de la comunidad”, dijo Gisele Fetterman.

Además de donaciones particulares, Free Store recibe productos alimentarios que los comercios no pueden vender debido a problemas estéticos o errores en el empaquetado. En cuanto a la ropa, la organización cuenta con socios como Nike y Ralph Lauren, que donan prendas de temporadas anteriores que ya saben que no van a vender.

En resumen, “si lo tienen y lo necesita, es suyo”, dijo John Fetterman, definiendo el funcionamiento de Free Store en unas pocas palabras.

Si es elegido vicegobernador, John espera poder promover iniciativas como Free Store a nivel estatal.

“Ha marcado una diferencia tan importante en nuestra comunidad que, no lo niego, me encantaría poder verla replicada en todo el estado”.

Mirando al futuro

Gisele Fetterman reconoce que se ha encontrado con gente que valora su trabajo en Free Store y 412 Free Rescue, y al mismo tiempo se quejan de los inmigrantes indocumentados.

“Les recuerdo que yo era uno de ellos”,dijo. “Creo que es importante mantener este tipo de conversaciones. Intento dar este mensaje a cuanta más gente mejor, para que entiendan que yo fui una indocumentada y que no soy la única en esta situación”.

El matrimonio Fetterman es consciente de que Gisele forma parte de la vasta mayoría de inmigrantes, indocumentados o no, que han realizado contribuciones beneficiosas para la sociedad americana. La firme oposición de los Fetterman a los malentendidos y prejuicios contra  las comunidades inmigrantes será una constante en la campaña electoral de John al cargo de vicegobernador de Pensilvania.

En las primarias Demócratas de 2018, John Fetterman se enfrentará a Stack y a otros tres rivales: Kathi Cozzone, delegada del condado de Chester, Craig Lehman, delegado del condado de Lancaster, y la activista Aryanna Berringer. El ganador de las primarias se presentará junto al gobernador actual Tom Wolf y competirá contra los rivales republicanos en las próximas elecciones generales,en noviembre de 2018.