“Ojalá pudiera concederles a cada uno de ustedes una Green Card de siete años cuando crucen el escenario, recojan su diploma y se gradúen por la Universidad de Pennsylvania,” dijo Joe Biden con una sonrisa y la mano en el corazón ante la cuarentena de estudiantes mexicanos sentados en el auditorio.

Más adelante, en un guiño al ex presidente mexicano Felipe Calderón, remarcó en broma, en el mismo tono sentimental: “¡Voy a intentar robárselos, para que no puedan regresar!,” comentario que fue recibido con calurosos aplausos, incluidos los del propio Calderón.  

En términos generales, la Perry World House- también conocida como el Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad de Pennsylvania -se convirtió durante dos días en un coloquio pensando para “explorar cómo el populismo, el nacionalismo y los recortes, como fenómeno global, están alternando el orden global,” centrándose particularmente en el “impacto sobre temas académicos y políticos como derechos humanos, seguridad nacional, tecnología, poder y gobernanza.”

Aunque el Penn Biden Center for Diplomacy and Global Engagement tiene todavía pocos meses de vida - se creó en invierno de 2017, poco después de que Biden fuera homenajeado por  sorpresa con la Medalla Presidencial a la Libertad, con Distinciones (el mayor galardón civil que concede EE.UU.) -,lo más indicado era invitar a Joe Biden a inaugurar este Coloquio.

Planteado al principio como una transacción formal de “ideas” entre dos prominentes líderes globales, el diálogo acabó convirtiéndose en una especie de charla entre dos políticos que se llevan bien. Tanto Biden como Calderón consiguieron arrancar carcajadas y gestos de consentimiento de cabeza por parte de los asistentes, que escucharon atentos a sus razonamientos sobre temas de interés actual y candente como: Rusia, el tratado de libre comercio entre países de América del Norte (NAFTA, en sus siglas en inglés); el terremoto de México, inmigración, y, por supuesto, la relación bilateral entre México y EE.UU. (incluyendo la tensión causada directa o indirectamente causada por la administración Trump).

“No creo que México esté condenado a ser “un país pobre” o un “país del tercer mundo” para siempre. Necesitamos un gobierno de Estados Unidos y una comunidad internacional que nos apoye y ayude para que TODOS podamos prosperar,” remarcó Calderón al tratar de responder a la pregunta formulada por un senior de Penn: ¿Debería ser renegociado el NAFTA? Qué opina sobre el futuro comercial entre México y EE.UU.?

“Una visión nacionalista,” como dijo Calderón, efectivamente puede llevar a la ruina el tratado comercial, que “no es solo viable para México, sino también para Canadá y América,” dijo el vicepresidente, con el consentimiento de Biden. Durante la conversación, que duró una hora y media, ambos líderes señalaron en numerosas ocasiones que la retirada de EE.UU. del NAFTA sería inoportuna (Calderón fue más lejos, diciendo que sería “algo estúpido”), ya que México es uno de los principales socios comerciales de EE.UU. Además, reducir el comercio bilateral no servirá para reducir la inmigración. De hecho, Calderón defendió que la  inmigración neta de mexicanos ha caído a cifras negativas , lo que significa que hay más mexicanos regresando a la patria que abandonando el país.

Como líder del Penn Biden Center y profesor del Benjamin Franklin Practice de Penn, Biden cerró el diálogo abordando el tema más delicado:  el hecho de que el Populismo haya cuajado entre los “americanos” asustados o ignorantes, que sienten que sus vidas, cultura y empleos están “amenazados” por “los otros”, entre los que se incluyen lo que Trump llama los “bad hombres.”

“Hemos vivido momentos de xenofobia en este país y, recientemente, más a menudo de lo normal. Pero en este país compartimos lo mejor de cada cultura con el mundo. Los que propagan la historia del inmigrante como un  “oh, vendamos todo lo que tenemos, pongámonos en manos de un coyote para que nos lleve al otro lado de la frontera, a un lugar donde nadie nos quiere y no conocemos el idioma. ¡No será divertido? ¡Vamos!”, están equivocados. Todos los inmigrantes, los de México, los de África, los judíos, los irlandeses (como mis antepasados), se fueron por necesidad. Tomaron una decisión con optimismo, con un motivo claro, ¡con valentía! Ustedes han levantado este país. Creo que el Presidente no entiende que los americanos de origen europeo, la gente como yo, pronto seremos una minoría. Y creo que algo magnífico. La llegada constante de sangre nueva es nuestra fuerza.”