Pocos días después de la euforia que desataron los Philadelphia Eagles tras ganar su primer Súper Tazón, empiezan a conocerse los números de lo que iba a ser la celebración más grande que tendría la ciudad.

El primer baldado de agua fría corrió por cuenta del Philadelphia Inquirer que, horas después de la fiesta, informó que la multitud aglutinada a lo largo y ancho de Broad Street y el Benjamin Franklin Parkway no superó las 700.000 personas, dato que enfureció a los fanáticos del equipo de fútbol americano.

Por su parte, el USA Today hizo un reporte sobre los posibles costos de la fiesta que incluyó la instalación de 14 pantallas gigantes, 40 camiones de comida, 850 baños públicos, la disposición de una cantidad indeterminada de oficiales de la policía, bomberos, personal médico y funcionarios de la alcaldía.

Según el medio, fiestas similares en otras ciudades han tenido costos hasta por tres millones de dólares y, en prácticamente todos los casos, los contribuyentes han terminado pagando buena parte del desorden.

Aunque aún no se conoce el valor total del Eagles Parade, el viernes pasado, el alcalde Jim Kenney junto con el presidente de los Philadelphia Eagles, Don Smolesnki, dieron a conocer las cifras preliminares de la jornada.

Se supo que ese día, las líneas locales y regionales de SEPTA sumaron casi 500.000 viajes hacia la ciudad y el servicio de aseo recogió más de 60 toneladas de basura regada en la calle.

Ni los funcionarios de la alcaldía ni los representantes del equipo dieron a conocer ese día el monto que alcanzó una de las celebraciones más importantes que ha tenido la ciudad en los últimos 10 años, desde que los Philadelphia Phillies ganaron la Serie Mundial y celebraron con un desfile en noviembre de 2008.

La pregunta que quedó ese día en el tintero fue: “Una vez se conozca el valor total, ¿quién pagará la deuda?”.