Cuando el silencio es más fuerte que las palabras
Durante la “Marcha Por Nuestras Vidas”, la estudiante y ahora activista contra las armas de asalto, Emma González, dedicó 6 minutos y 20 segundos de silencio a…
El pasado sábado miles de personas salieron simultáneamente en todo el país – y en algunos lugares del mundo – para demandar el cese de la violencia por armas de fuego.
El movimiento estudiantil Never Again (“Nunca Más”), organizado como consecuencia del tiroteo del pasado 14 de febrero en la escuela Stoneman Douglas, decidió tomar acciones después de haberse sumado a las terribles estadísticas de violencia en las escuelas que ha minado al país durante las últimas décadas.
A través de la llamada “Marcha Por Nuestras Vidas” (March For Our Lives), los líderes estudiantiles – encabezados por una estudiante de padre cubano, Emma González – convocaron a toda la nación a sumarse a su lucha.
González se había dado a conocer tan sólo horas después del tiroteo en su escuela cuando se dirigió al público concentrado en Florida para decir “¡Ya Basta!”, y su personaje dio la vuelta al mundo, llegando incluso a hacer temblar los cimientos de organizaciones profundamente enraizadas en la política nacional, como la National Rifle Association (NRA).
Durante el evento del sábado, muchos esperaban la aparición de quien ahora es percibida como un ídolo juvenil, y ésta no les defraudó.
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La sobreviviente tomó el escenario con la cara en alto y dijo al público: “Seis minutos y veinte segundos. En un poco más de seis minutos, 17 de nuestros amigos fueron asesinados, 15 heridos y todos, absolutamente todos en la comunidad Douglas, cambiaron para siempre”.
De esta manera, González describía “el terrible día en el que un atacante abrió fuego en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas”, recuerda el Huffington Post.
“Nadie entendía la gravedad de lo que había pasado”, agregó. “Nadie podía creer que habrían cuerpos en ese edificio esperando a ser identificados por más de un día. Nadie supo que las personas que se habían desaparecido habían dejado de respirar mucho antes de que cualquiera de nosotros supiera que se había activado el código rojo. Nadie podía comprender las devastadoras secuelas o qué tan lejos llegaría esto o a dónde iría. Para quienes aún no pueden comprenderlo, porque se niegan a hacerlo, les diré qué tan lejos fue: directamente a la tierra, a seis pies de profundidad”.
Después de recordar los nombres de cada una de las víctimas y lo que ya no serían capaces de hacer, González se sostuvo erguida, con el mentón alto, en un estoico silencio. Al volver a hablar, explicó que habían pasado exactamente seis minutos y veinte segundos desde que comenzara su discurso.
“Desde el momento en el que salí, han pasado seis minutos y veinte segundos. El atacante ha dejado de disparar y pronto abandonará su rifle, se mezclará con los estudiantes mientras escapan y caminará libremente por una hora, antes de ser arrestado”, dijo. “Peleen por sus vidas, antes de que sea el trabajo de alguien más”.
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