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Un hombre sostiene cuentas de oración cerca de un muro de piedra que dice "Go Back America" 20 de septiembre de 2001 cerca del Paso Khyber en la frontera paquistaní con Afganistán. (Foto de Paula Bronstein/Getty Images)
Un hombre sostiene cuentas de oración cerca de un muro de piedra que dice "Go Back America" 20 de septiembre de 2001 cerca del Paso Khyber en la frontera paquistaní con Afganistán. (Foto de Paula Bronstein/Getty Images)

Un breve resumen de la guerra en Afganistán

El pasado sábado el presidente Donald Trump anunció que “cancelaba” las negociaciones con líderes Talibanes sobre una presunta paz en Afganistán. ¿Cómo…

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Una de las promesas más arduas de la campaña Trump fue siempre la de retirar las tropas estadounidenses de conflictos de larga data.

El eslogan era siempre “dejemos que los demás libren sus propias guerras”.

Sin embargo, el conflicto en Afganistán – producto de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 – no era tan sencillo de resolver.

Después de 18 años de sangrientos enfrentamientos contra el país liderado por los Talibanes, la Administración Trump parecía lista para llegar a un acuerdo y retirarse del territorio.

Una reunión planificada en secreto con los líderes del régimen – incluyendo al presidente Ashraf Ghani – pretendía conmemorar los 18 años del atentado al World Trade Center con un presunto acuerdo de paz.

Un ataque en Kabul el pasado jueves en manos de la guerrilla Talibán dio el argumento a Trump para suspender la reunión, echando por la borda más de 10 meses de conversaciones.

Una operación "por la Libertad"

Tras el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2011, el gobierno de George W. Bush exigió al gobierno de Afganistán entregar al líder del grupo terrorista al-Qaeda, Osama Bin Laden, para ser procesado en el país.

La negativa de Kabul argumentaba que no había evidencia de la participación de Bin Laden en el atentado, lo que detonó una invasión aliada a Afganistán el 7 de octubre.

Bajo el nombre “Operation Enduring Freedom”, Estados Unidos y el Reino Unido estructuraron un ataque contra el gobierno Talibán del país, cuya soberanía era cuestionada tras la guerra civil afgana.

Un soldado de Operaciones Especiales de los Estados Unidos está de guardia mientras los civiles observan y los combatientes de la Alianza del Norte ayudan a coordinar una visita de un funcionario estadounidense el 15 de noviembre de 2001 en Khwaja Bahuaddin, Afganistán. (Foto de la piscina/Getty Images)
 
Otro país dividido por la fe

Si bien la campaña política Bush-Cheney hizo que el mundo entero asociara la palabra “Talibán” con terrorismo, muy pocos pueden ubicar el origen de este grupo en la historia.

Hasta 1973, el régimen del rey Zahir Shah y del primer ministro Daoud Khan había logrado modernizar casi por completo Afganistán, distanciando el gobierno del credo y permitiendo incluso la emancipación de las mujeres.

Pero la amenaza de un país árabe desarrollado implicaba un golpe a viejos sitemas represivos anclados en la región, en especial en países como Pakistán.

El violento golpe de estado de 1973 que derrocó a Shah y a Daoud Khan, dio paso a un sangriento conflicto interno auspiciado por Pakistán e impulsado por grupos radicales islamistas, quienes se vieron enfrentados por el partido comunista y las células del gobierno ruso que intervinieron en el asunto.

Circa 1975: alumnas de la Universidad Politécnica de Kabul. (Foto de Zh. Angelov/Hulton Archive/Getty Images)

 

 
La Guerra Fría en todo su esplendor

El argumento de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial siempre fue el de luchar contra el comunismo y la instauración de sistemas socialistas alrededor del mundo.

Cuba y Vietnam fueron sólo algunos ejemplos de ello.

Pero Afganistán tuvo su dosis de batallas ideológicas libradas a distancia.

Durante gran parte de los años 80, los Estados Unidos, Pakistán, Arabia Saudita y China inyectaron miles de millones de dólares en ayudar a los rebeldes que se enfrentaban contra el gobierno Afgano instaurado con la ayuda de la Unión Soviética.

Guerrilleros afganos jubilosos en un vehículo blindado ruso capturado durante la guerra entre Afganistán y la URSS. (Foto de Peter Jouvenal/Getty Images)

 

Un terror hecho a la medida

A pesar de que el ahora gobierno de la República Democrática de Afganistán estaba instaurado en gran parte del país, las regiones rurales estaban conectadas por grupos islamistas radicales – mujahideen, o “soldados de la Guerra Santa”.

Con la colaboración del gobierno de Pakistán, la CIA colaboró con fondos y entrenamiento de miles de guerrilleros islamistas para derrocar al gobierno afgano instaurado por la Unión Soviética.

Llamada Operation Cyclone, una de las operaciones más grandes jamás llevadas a cabo por la agencia, dio a los llamados “afganos islamistas” todo el entrenamiento necesario para transformarles en una de las células más peligrosas del mundo.

Uno de los voluntarios en sumarse a ese entrenamiento fue Osama bin Laden.

 

Dejando la casa hecha un desastre

La caída del régimen soviético y la retirada de fuerzas y fondos de Afganistán hizo que Estados Unidos perdiera interés en la región, y dejó a los rebeldes equipados para sostener el ahora gobierno del Estado Islámico.

Pero en un país sin cabeza, todos se abalanzaron por el poder, incluyendo células con ideologías radicales como las de Mohammed Omar, un mujahideen quien regresó al país para formar el movimiento Talibán.

Con una línea de estricta adherencia a la Ley Islámica, Omar reunió suficientes adeptos como para crear una milicia y avanzó hacia la capital en 1995. Con la ayuda de Pakistán y Arabia Saudita, finalmente fundaron el Emirato Islámico de Afganistán, y destruyeron el poco progreso y modernización que había logrado el país.

Entre 1996 y el 2001, las Naciones Unidas estimaron un aproximado de 15 masacres llevadas a cabo por los talibanes contra la Alianza Norte que intentaba mantener algo de control en el país.

Una de las brigadas más agresivas era la 055, a la que pertenecía Osama Bin Laden.

Habiéndose unido a Omar en 1996, y tras haber fundado al-Qaeda durante su época de guerrillero, Bin Laden se desplazó hacia el este de Afganistán donde llevó a cabo el entrenamiento de hasta 20.000 voluntarios radicalizados llamados “yihadistas”.

Los partidarios de los talibanes sostienen un cartel de Osama bin Laden durante una manifestación el 1 de octubre de 2001 en la ciudad de Quetta, Pakistán. Quetta se encuentra cerca de la frontera con Afganistán. (Foto de Paula Bronstein/Getty Images)

 

El resto es historia

El foco de la ira de la Guerra Santa llevada a cabo por grupos radicalizados viró entonces hacia la injerencia estadounidense, dando como resultado ataques contra embajadas en 1998 y una resolución del Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas para intentar atrapar y controlar al ahora amenazante Bin Laden.

En agosto del 2001, el presidente George W. Bush accedió a apoyar a la Alianza Norte en Afganistán y proveer apoyo a su líder, Ahmad Shah Massoud, contra el régimen Talibán.

Massoud fue asesinado por los Talibanes en un ataque suicida el 9 de septiembre del 2001.

Dos días después, 19 hombres de origen árabe – de los cuales 15 provenían de Arabia Saudita – coordinaron el trágico ataque contra el World Trade Center en Estados Unidos.

 

Situación actual

Tras la negativa del régimen Talibán de entregar a Osama Bin Laden, Estados Unidos invadió Afganistán con 60.000 tropas.

“Nosotros no pedimos esta misión, pero la cumpliremos”, dijo el presidente George W. Bush al anunciar los primeros ataques aéreos. La misión era la de “interrumpir el uso de Afganistán como base terrorista de operaciones y atacar la capacidad militar del régimen talibán.”

Un régimen forjado a mano por el gobierno estadounidense durante la Guerra Fría.

A pesar de que los esfuerzos de Estados Unidos lograron poner un gobierno nuevo al mando de Afganistán en 2004, las guerrillas talibanes siguen siendo incontrolables en su mayor parte, especialmente en la zona fronteriza con Pakistán, donde han establecido su propia ruta de tráfico de drogas y minería, según explica un reportaje de la BBC.

Las fuerzas de la OTAN finalmente abandonaron el territorio en el 2014, y hoy en día los talibanes controlan un 70% de país.