Así celebraron 'dreamers' de Filadelfia el quinto aniversario de DACA
Varios 'dreamers' beneficiarios se reunieron este martes en la alcaldía para compartir sus experiencias en el programa de acción diferida para los llegados…
Hace cinco años, el 15 de agosto de 2012, miles de jóvenes inmigrantes llenaron de solicitudes (o aplicaciones) al Departamento de Seguridad Nacional del país. Los formularios diligenciados ese día fueron los primeros de una oleada de muchachos que vieron cómo años de lucha daban su mejor fruto: la entrada en vigor del programa de Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, o DACA, como se le conoce en inglés.
Este martes, más de 50 dreamers se reunieron en una de esas tristemente iluminadas salas de la alcaldía para celebrar el quinto aniversario de la implementación del DACA y reflexionar sobre los retos que enfrenta el programa que ha beneficiado a poco más de 5.900 jóvenes en Pensilvania.
Una de las participantes fue Prudence Powell, quién inmigró desde Jamaica en 2004 cuando tenía apenas 12 años de edad. Prudence creció con miedo, como estadounidense indocumentada, hasta que en 2014 fue acogida por el programa. “DACA me abrió un montón de posibilidades que antes no tenía. Ahora le ayudo a mi familia, a mi mamá y mi abuela que todavía están en la isla”, recordó entusiasmada.
En la misma línea se movieron los discursos de cada uno de los participantes que se animaron a compartir sus experiencias. Una de ellas es la de Olivia Vazquez, organizadora comunitaria de la organización Juntos. Olivia es integrante de una de esas familias que el sistema define como de “estatus mixto”. O sea, su madre es indocumentada, su hermano es estadounidense de nacimiento y ella es beneficiaria de DACA. Todas las formas posibles de vivir en este país sentadas en una misma mesa.
Por eso es que Olivia pasa los días enteros trabajando con comunidades de inmigrantes, educando a sus miembros sobre procesos migratorios y otros derechos. Para ella, la lucha no ha terminado, su trabajo es una manera de mantener vivos los esfuerzos por lograr una reforma migratoria que le ponga fin a la pesadilla de la deportación.
Parte de suya propia se acabó, temporalmente, hace tres años cuando ingresó al programa. “Mi vida cambió porque de alguna manera no tengo que preocuparme por lo que me pueda pasar”. Pero su voz delata una calma tensa. La incertidumbre se apodera de esta administradora de empresas, graduada del Philadelphia Community College, cuando habla de su familia. “Esta tranquilidad no es completa porque sabemos que DACA no cubrió a mis seres queridos”, dice.
DACA es una gran victoria del movimiento social, pero también un escalón de la larga escalera hacia el reconocimiento de los derechos de lo.s inmigrantes. Sundrop Carter, directora ejecutiva del Pennsylvania Immigration and Citizenship Coalition, está de acuerdo con esta premisa. “Cinco años de DACA han sido cinco años de protección para miles de jóvenes en Pensilvania. Desafortunadamente el programa no protege a los padres de familia, pero eso no significa que no haya sido de gran beneficio para jóvenes que han podido estudiar, que han conseguido empleo y han podido perseguir sus sueños como cualquier otro miembro de nuestra sociedad”, asegura.
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Asimimo Érika Almirón, de la organización Juntos, asegura que no es momento de bajar la guardia. La narrativa del odio en Washington ha exacerbado los sentimientos anti-inmigrantes y un descontrol en las acciones policías de ICE de tal manera, que cada día es más urgente juntarse para detener el tren de las deportaciones.
“DACA es el resultado de muchos años de movimiento, pero siempre hemos pedido algo más grande, que se proteja a nuestra gente de las deportaciones. Así como defendemos DACA, tenemos que defender a los que tienen TPS, y debemos decirle a los políticos que es hora de investigar a ICE, que ha cometido muchos abusos en contra de nuestra comunidad”, afirma Almirón.
Una buena manera de hacerle frente al discurso anti-inmigrante es la educación. No hay como repasar la historia nacional para darse cuenta de los inmensos aportes sociales, económicos, culturales y hasta científicos que los inmigrantes le han hecho al país.
Filadelfia es un testimonio viviente de ello, una ciudad cuyo crecimiento demográfico estuvo de capa caída durante varias décadas hasta que los inmigrantes empezaron a llegar en masa. Con su llegada trajeron proyectos, emprendimientos, negocios y pago de impuestos. En otras palabras, riqueza para todos.
5.900 jóvenes de Pensilvania han sido beneficiados por DACA desde que se puso en marcha. El Departamento de Seguridad Nacional ha renovado el permiso unas 8.200 veces en el estado. Fuente: Departamento de Seguridad Nacional.
Por eso el apoyo institucional es más que clave en estos tiempos. Porque además de reconocer ese aporte, logra para blinda a las comunidades perseguidas y crear un clima de entendimiento y solidaridad entre las comunidades que viven en la ciudad.
Por su parte, la directora de la Oficina de Asuntos de Inmigrantes, Miriam Enríquez, estuvo presente en la reunión de los dreamers en la alcaldía. Aseguró que la ciudad seguirá “manteniendo sus políticas de bienvenida y acogida” y que los inmigrantes puede estar seguros de que cuentan con una mano amiga en la administración municipal.
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