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El tequila de Kendall Jenner dispara las acusaciones de apropiacionismo cultural

La medio hermana de las Kardashian ha tenido que hacer frente a duras acusaciones en las redes tan sólo un día después de anunciar el lanzamiento 818 Tequila. …

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Las aventuras empresariales de las hermanas Kardashian a veces son todo un éxito -como demuestran los ceros de sus cuentas bancarias- y otras, naufragan estrepitosamente antes de echarse al agua. 

Tan sólo 24 horas después de lanzar su nueva marca de Tequila, 818 Tequila, en la que Kendall Jenner afirma haber estado trabajando durante cuatro años, las redes han empezado a arder con acusaciones de apropiacionismo cultural.

El motivo principal no es que la modelo y empresaria de 25 años haya empezado a destilar esta bebida originaria de México, sino que haya bautizado su marca con el nombre ‘818’, el código postal de Calabasas, la zona de Los Ángeles donde viven las Kardashian desde hace años. 

En un post de Instagram dirigido a sus más de 151 millones de seguidores, Kendall compartía el proceso de creación de su tequila y mostraba algunas imágenes:

"Durante casi 4 años he participado en esta aventura para crear el tequila con el mejor sabor. Tras docenas de pruebas de catas a ciegas, viajes a nuestras destilerías, participaciones en concursos mundiales de degustación de forma anónima y ganar... Tres años y medio más tarde, ¡creo que lo hemos logrado!", escribió.

Y estalló el escándalo. Ahora bien…

 
¿Nos estamos pasando?

En un contexto en que la visibilización de las minorías BIPOC y sus aportaciones culturales al país todavía necesita de un mayor empuje -hemos vivido una feroz e histórica asimilación cultural-, las acusaciones de apropiación cultural están a la orden del día. 

En algunos casos, como el ocurrido con el libro American Dirt de Jeanine Cummins o los casos de suplantación cultural de H.G Carrillo, el escritor que se hacía pasar por cubano, y Jessica Krug, la profesora de estudios étnicos que se hacía pasar por afrolatina, la indignación es perfectamente lógica, ya que no sólo están usurpando el lugar de una minoría que recibe poca o nula atención, sino gran parte de su dolor y su historia. 

Sin embargo, ¿podemos sentirnos igualmente estafados en este caso?

Sí, por un motivo...

El tequila, que proviene de la planta del agave, es un producto con Denominación de Origen que se elabora en regiones mexicanas como Jalisco, parte de Nayarit, parte de Michoacán, parte de Guanajuato y también en Tamaulipas. Y su origen se rastrea hasta antes de la colonización de América por parte de los españoles.

Según lo establecido por ley en 2019, para que una bebida se llame tequila debe haber sido elaborada en alguno de estos lugares anteriormente citados. 

En el caso de 818 Tequila, Kendall Jennen mostró lo que según los internautas es un nulo conocimiento de la cultura mexicana al nombrar al producto “818” y sin poner de relieve el hecho de que es una bebida que sólo se produce en México. 

Por decirlo de otra manera, borró (algo a lo que los latinx están bien acostumbrados) la mexicanidad inherente a esta bebida para sacarle unos réditos económicos. Cuando tal vez hubiera bastado con que, por ejemplo, Jennen hiciera referencia al lugar donde realmente fue producido o su fascinación (de haberla, claro está) por la riqueza gastronómica y cultural del país vecino. 

Ni el sushi tiene copyright nipón, ni los tacos los pueden preparar únicamente mexicanos, pero la comida es cultura y la cultura necesita encontrar un lugar tanto en los estómagos como en los cerebros de la gente. 

Hasta la raíz del agave, todavía hay que seguir bajando más profundo y hacer emerger lo que históricamente se ha soterrado.