Reinsertar a los delincuentes es una aspiración necesaria en una sociedad consciente de que a mayor tasa de pobreza y desigualdad, mayor es el grado de criminalidad. Es decir, en buena medida, el criminal es hijo de un sistema y sus fallos, que nos obligan muchas veces a salir de la casilla de la víctima convirtiéndonos en verdugo. 

Y aunque existen iniciativas y programas para ayudar a las personas que han cometido errores a reinsertarse en la sociedad, hay algo obstinadamente hipócrita en pretender señalar un camino sin atender a las múltiples opresiones y desigualdades que los condujeron a ese lado de la ley.

La nueva guía ética impulsada por el presidente mexicano López Obrador pretende abordar la crisis de pérdida de valores “culturales, morales y espirituales” que existe en el país diciéndoles a los corruptos que “pueden redimirse a sí mismos a través de la reflexión, la educación y la terapia psicológica”, lo que plantea la pregunta de a quién se dirige exactamente esta guía.

Sobre todo en un país en donde, según las estadísticas, hay 40 mil desaparecidos y 37 mil muertos sin identificar aún producto de la guerra del narco -sólo en 2020 hay desaparecidas cerca de 5.000 personas- y la tasa de feminicidios asciende a números astronómicos sin que las víctimas y sus familias consigan en muchos casos justicia. 

"La crisis de México no es sólo una crisis económica, no es sólo una crisis de bienestar material", dijo el presidente López Obrador a finales de noviembre al presentar la Guía Ética para la Transformación de México.

"También es una crisis de pérdida de valores culturales, morales y espirituales. En los últimos tiempos se ha producido todo un proceso de degradación de la vida pública, una decadencia. Para hacer frente a esta degradación, esta decadencia, no basta con acciones que mejoren las condiciones materiales; también es importante fortalecer los valores y obtener el bienestar del alma", dijo a los periodistas en su conferencia de prensa matutina.

La guía fue elaborada por un comité de seis personas incluyendo al coordinador de comunicación Jesús Ramírez, y recuerda a la Cartilla Moral, un panfleto de 1944 del escritor y diplomático Alfonso Reyes, escrito en aquel momento por encargo del Ministerio de Educación. 

Dice AMLO que en esta ocasión es una revisión “a la luz de los nuevos tiempos” y contiene enseñanzas sobre 20 valores, principios y temas entre los que se incluye el respeto a la diferencia, la libertad, el amor, el perdón, la fraternidad, el trabajo, la economía, la familia e incluso los animales y las plantas. 

El documento plantea que la redención es “la superación de los errores, la conciencia de la maldad y el arrepentimiento que implica el reconocimiento de la culpa y la intención de no volver a cometer un crimen o una acción inmoral". 

Pero también añade que castigar a los criminales con la cárcel sigue siendo “una posibilidad”. 

Con tintes de dogma religioso, el documento también alienta a “pedir perdón y perdonar”, ya que libera a “el que lo concede y el que lo recibe”.

"Pedir perdón si has actuado mal y concederlo si has sido víctima de maltrato, agresión, abuso [o] violencia... permitirá la liberación de la culpa".

El gobierno también ha anunciado que se distribuirán 8 millones de nuevas guías éticas a las personas mayores de México para que ellos inculquen los valores a hijos y nietos. 

Lo cual no deja de ser curioso, si se tienen en cuenta las alarmantes cifras de COVID-19, con más de un millón 133 mil casos y 107 mil 565 muertes (según datos del 2 de diciembre), especialmente personas de edad avanzada, que no encuentran mayor protección que una soledad involuntaria y están en riesgo de aislamiento. 

¿Sirven iniciativas como esta guía para algo más que nivelar las patas rotas de una mesa? Hechos y no palabras.