All of Mexican operatic soprano Ángela Peralta's performances ended on a high note 

Her melodic voice even once led to a standing ovation bringing her back on stage 23 times! #GoogleDoodle → https://t.co/YjWRIzMp4v pic.twitter.com/6dPmWtEOCo

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Una vez que su talento quedó claro, estudió música hasta los 15 años, cuando hizo su debut en uno de los principales teatros de ópera de México en ese momento: el Gran Teatro Nacional.

Posteriormente, se animó a ampliar sus estudios y talento en Italia, donde se consolidó como una de las grandes de la época. Cuando Peralta interpretó la Lucia di Lammermoor en Milán, Italia, se rumorea que el público quedó tan enamorado de su actuación que estalló en una ovación de pie, consiguiendo que regresara 23 veces al escenario.

A partir de 1865, la carrera de Peralta dio un salto mortal. Hizo una gira por Europa, México, Cuba y Nueva York, y finalmente hizo un gran regreso a la Ciudad de México en 1871. La ciudad homenajeó su regreso a casa con una actuación en el Gran Teatro Nacional.

Su vida tampoco estuvo exenta de controversias. Su esposo murió en 1877, y luego ella se enamoró del abogado y administrador Julián Monitel y Duarte, con quien mantuvo un romance. Teniendo en cuenta la época en que estaban, este detalle no gustó a sus fans mexicanos, y algunos asistentes regulares boicotearon sus actuaciones.

Sin embargo, Peralta se defendió. Después de redimirse parcialmente a los ojos del público con una interpretación estelar de Linda di Chamounix, juró no volver a actuar en la Ciudad de México y continuó su relación con Duarte.

Si bien la Ciudad de México era el mejor lugar de mejor para actuar en el México de ese momento, su situación personal le ofreció una oportunidad única para demostrar su talento en otras partes del norte del país.

Peralta fundó una compañía de ópera y su grupo viajó a los estados mexicanos de Sonora, Baja California y Sinaloa. Su gira por el noroeste de México comenzó en Guaymas Sonora, a través de la costa de Baja California, y procedió hasta Mazatlán, en el estado de Sinaloa, en 1883.

Fue aquí, en la ciudad costera de Mazatlán, donde falleció.

Días antes de establecerse en la ciudad para su futura actuación, Peralta, así como la mayor parte de su grupo, contrajo la fiebre amarilla y murió poco después. Tenía 38 años. Un teatro de ópera que lleva el nombre de la cantante ahora se erige para marcar su visita final, donde habría demostrado su talento, preservando su historia.

En ese momento era común que personas talentosas de México o Estados Unidos permanecieran en Europa para hacer giras y hacer crecer su fama. En México no se tomó a la ligera que Peralta decidiera actuar en su país de origen, en pueblos pequeños y en salas de espectáculos menos veneradas.

Si bien el gramófono se inventó después de su muerte, su voz nunca pudo ser grabada para que la escucharan los oyentes modernos, aunque las composiciones y arreglos que supuestamente cantó están disponibles en YouTube.

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— Ericka Conant (@ErickaConant) June 29, 2021