Las escuelas de Kansas se abren a la diversidad, pero no hay que olvidar el pasado
Ya no estamos en “esa” Kansas, Toto.
Corría el septiembre de 1950 cuando Linda Brown, una niña afroamericana que cursaba tercero de primaria, fue con su padre a matricularse a una escuela cercana a su casa -Linda tenía que cruzar la vía del tren y tomar un autobús para asistir a otro centro escolar segregado y era un trayecto peligroso y largo para la pequeña.
La escuela, Sumner Elementary School, denegó su inscripción porque Brown era negra. Linda y su familia decidieron llevar el caso a los tribunales y cuatro años después se produjo un fallo histórico en el Supremo que acabó con la segregación racial en las escuelas de todo el país.
Estamos hablando del caso Brown v. Board of Education, seguro que han oído hablar de él.
No es casual que Linda Brown hubiese nacido en Topeka, Kansas.
Ni tampoco que hace 50 años, en otra ciudad del mismo estado, Wichita, los estudiantes se situasen en primera fila en la lucha contra los guetos en los centros educativos, fletando autobuses y demandando al distrito escolar, en 1966, por manipular los límites en las escuelas para mantener a los niños blancos fuera de las escuelas mayoritariamente negras.
Kansas, que formó parte de los llamados “sundown towns” donde las personas racializadas eran carne de cañón al caer la tarde, ha tenido que luchar muy fuerte contra un racismo tan arraigado al estado como lo está el asfalto a la red de carreteras.
Pero se respiran nuevos aires de cambio y gracias a estas luchas del pasado, el presente es hoy más diverso en las aulas. Aunque se necesiten de nuevos esfuerzos por traer este pasado a los libros de texto.
En tanto el nuevo gabinete Biden ha empezado a escribir ya el futuro de la nación, en la capital del estado de Kansas nuevas iniciativas escolares empiezan a hacer un ejercicio de memoria real y ampliar el currículo para que sus alumnos conozcan la historia de negros y latinos.
Así lo explicaba la periodista Elle Moxley para KCUR en un reportaje en donde daba cuenta de cómo muchos profesores estaban elevando las voces de los estadounidenses no blancos en las aulas.
Entre ellos la maestra latina Jackie Madrigal, que trabaja en la escuela secundaria Shawnee Mission North y en cuyas clases se respira diversidad incluso en la decoración del aula, con referencias a la cultura pop y la literatura latina.
Madrigal, tercera generación de inmigrantes mexicanos, creció escuchando las historias que le contaba su familia sobre cómo los mexicanos siempre estaban a “las afueras de la sociedad”.
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"Si querías abrirte paso, tenías que hacer muchas concesiones. Tenías que renunciar a tu propia cultura y a tu lengua", explicó la profesora.
La feroz política de asimilación cultural hizo que los padres de Madrigal no le enseñaran a sus hijos el español y ella tuvo que aprender en la escuela únicamente la historia de los blancos contada por blancos.
“Tenías que renunciar a tu propia cultura y a tu lengua", explicó la profesora.
"Así que salí de esta educación formal y busqué esas historias", dijo la maestra latina. "Fue en la biblioteca ... donde pude descubrir mi propia historia, mis antecedentes, mis historias".
Ahora Jackie Madrigal es una de las profesoras que ayuda a sus alumnos a entender las contribuciones de los pueblos indígenas, e incluso diseñó una asignatura sobre literatura latina de los Estados Unidos que se imparte en inglés y en donde cada semestre tiene unos 15 alumnos, en su mayoría latinos.
Los estudiantes leen a Rudolfo Anaya, Gloria Anzaldúa o Isabel Allende en inglés y créditos de lengua inglesa por ello.
Aunque la iniciativa es buena y a Shawnee Mission le gustaría ampliarla a otros centros, todavía no han encontrado el profesor adecuado porque sólo un 1% de los docentes en Kansas City se identifica como latino, según Latinx Education Collaborative -un tercio de las escuelas de la ciudad no tiene ningún educador de color.
Con excelentes intenciones pero escasos “embajadores” educativos para continuar dando voz a la diversidad, la red de Escuelas Públicas de Kansas City empezará a ofrecer por primera vez clases de historia negra y latina a sus estudiantes.
Sólo quedará por ver si este impulso histórico por una educación más inclusiva y justa se expande como la pólvora al resto del estado.
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