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Este “hombre verde” al lado del artista es hecho de espuma y aunque mide más de nueve pies en altura, solo pesa ochenta libras. Es uno de los primeros modelos para ContraFuerte. Samantha Laub/AL DÍA News
Este “hombre verde” al lado del artista es hecho de espuma y aunque mide más de nueve pies en altura, solo pesa ochenta libras. Es uno de los primeros modelos para ContraFuerte. Samantha Laub/AL DÍA News

ContraFuerte: el arte de concebir una escultura urbana

Miguel Antonio Horn, artista de raíces colombovenezolanas, es el autor de una innovadora escultura que se instalará en el puente entre las calles 12 y Cuthbert…

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A veinte metros de altura, sobrevolando el tráfico de peatones y el ajetreo diario de transeúntes, hay un  grupo de hombres fornidos, protegidos de pies a cabeza, trabajando duro para evitar que su puente se caiga estrepitosamente al suelo para siempre ... O, al menos, empezarán a hacerlo en algún momento en el 2018.

Esta sería la imagen de ContraFuerte una vez finalizada su construcción. La nueva escultura de Miguel Antonio Horn para “Percent for Art”, el innovador programa de artes públicas de la ciudad de Filadelfia, que obliga a los promotores inmobiliarios a dedicar el uno por ciento de su presupuesto de construcción a financiar obras de arte originales, que sean innovadoras arquitectónicamente y tengan algún tipo de relevancia histórica. 

Horn, de orígenes colombianos y venezolanos, y con vínculos profesionales con los movimientos de arte contemporáneo en América Latina, se convierte, pues, en el segundo artista, después del phillyriqueño Pepón Osorio, en formar parte de la escasa lista de artistas latinos que cuentan con una instalación de arte público permanente en Filadelfia. 

La última obra de arte público permanente encargada a un artista latino (I have a story to tell you..., de Osorio, para Congreso de Latinos Unidos) se terminó de construir en 2003. 

A pesar de campañas como Monument Lab, llevada a cabo por Mural Arts Philadelphia, que han conseguido proveer a la ciudad de diversos espacios para obras de arte público realizadas por latinos - especialmente las de Michelle Ángela Ortiz y Tania Bruguera-  con el fin de promover el diálogo entre comunidades, las oportunidades para los escultores y muralistas hispanos de Filadelfia siguen siendo escasas. 

París, Nueva York, Tokio, Londres, Singapur o Barcelona son algunas de las ciudades que enseguida vienen a la cabeza cuando se habla de ciudades con un estilo de vida bohemio pujante y un talento artístico bien establecido.  Sin embargo, Filadelfia no tiene rival en su impresionante colección de arte público, en su mayoría dotado con un fuerte componente social y cívico que trasciende al placer estético. Formar parte del repertorio de artistas que ha contribuído a la rica historia artística de la ciudad –que incluye nombres de la talla de Frederic Remington, Paul Manship, Leonard Baskin, Alexander Stirling Calder, Isaiah Zagar o Auguste Rodin– es todo un honor, tanto a nivel nacional como internacional.  

“Es una tradición increíble y me siento muy honrado de poder formar parte de ella. Cuando recibí el encargo, me quedé en éxtasis. Tengo una fotografía de mi hija junto a mi obra, ahí, de pie, así que creo que será bonito exponer una narrativa de mi tiempo acá, en Filadelfia, y de mi legado, que puedo compartir con ella”, dijo Horn. 

Puede que ContraFuerte empezase siendo sólo una “obra en construcción” en 2015 - no recibió el “ok” oficial de la Autoridad para el Re-Desarrollo de Filadelfia hasta el pasado septiembre - pero las iteraciones que llevarán a la obra hasta el final han estado siempre allí y se realizaron mucho antes de que ContraFuerte fuera un concepto coherente. 

Desde que empezó a estudiar en la Academia de Bellas Artes de Pensilvania (PAFA), y más adelante cuando trabajaba como aprendiz del prestigioso artista mexicano Javier Marín en su taller de La Roma, en Ciudad de México, Horn sintió siempre fascinación por la figura humana y las formas en las que ésta se presenta. Cansado del concepto occidental de cómo debería pintarse o moldearse un ser humano, Horn ha trabajado para poner en reto la norma. Una de las maneras de conseguir esta “reconfiguración” de la forma humana ha sido implementar la tecnología en sus métodos escultóricos. 

ContraFuerte ha sido influenciada por los sistemas digitales de recopilación y escaneo de datos. Horn insiste en que la combinación de los procesos tradicionales de escultura, soldadura y fundición del bronce con la tecnología moderna le ha permitido mejorar su arte, al darle la posibilidad de trabajar a medida y concebir piezas que se adapten de forma coherente con su entorno: 

“Como artistas, con todos estos procesos robotizados a nuestro alcance, debemos encontrar el término medio. Es algo que los creadores están haciendo en todo el mundo, mientras los programas de inteligencia artificial continúan poniendo en jaque el rol de las personas en el contexto diario. Lo que quiero decir es que hay programas capaces de crear música y guiones originales, ¡e incluso manejar autos!, y yo estoy tratando de volver a encontrar una nueva forma de encajar no solo en nuestro mundo, sino también en el terreno digital. Aunque todavía sigo intentando averiguar cómo hacerlo, y avanzando en ese sentido”. 

Casualmente, la colosal escultura de Horn, con figuras humanas de nueve pies de largo, estará situada sobre los dos epicentros de intercambio cultural de Filadelfia: el Reading Terminal Market y el Centro de Convenciones de Pensilvania, en el cruce entre Chinatown y el centro de la ciudad.  

La construcción de ContraFuerte terminará en algún momento de 2018, pero las copias digitalizadas, dibujos y maquetas relacionadas con el proyecto pueden verse y adquirirse en la galería RACSO, en East Passyunk, hasta el 10 de diciembre de 2017. n