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Fats Domino, pianista y pionero del Rock and Roll. Fuente: Express Newspapers/Getty Images
Fats Domino, pianista y pionero del Rock and Roll. Fuente: Express Newspapers/Getty Images

Muere Fats Domino, el gran hombre detrás del piano

Fats Domino, maestro del Rock & Roll y leyenda de la historia de la música, falleció a los 89 años.

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Hijo de trabajadores de una plantación y nieto de un esclavo, Antoine “Fats” Domino, Jr., no sólo llegó a vender más de 65 millones de discos, sino que transformó la música y sentó las bases del Rock and Roll.

Nacido en New Orleans en 1928 en el seno de una familia creole, Domino aprendió a tocar el piano dos veces: una cuando niño y otra después de un terrible accidente laboral que le destrozó las manos.

Fue su éxito durante los años 50 y 60 lo que sentó las bases para todo género musical, incluyendo el ska jamaiquino, y su estilo “boogie-woogie” en las teclas del piano transformaron a New Orleans en la meca de la música popular estadounidense y mundial.

Como bien lo describe Diego A. Manrique (El País), la fórmula musical de Fats Domino era sencilla: “un boogie woogie ralentizado, blues acelerado, todo cantado con calidez y picardía en píldoras de dos minutos”.

Sus tresillos en el piano y su dulce voz hicieron su carrera despegar en 1949 con el tema The Fat Man, apodo que se ganaría por el rápido crecimiento de su cintura en el piano.

Su primer álbum, Carry on Rockin’, lanzado en 1956 por el sello discográfico Imperial, alcanzaría rápidamente los puestos 40 de las listas, y llegaría a influir a bandas como The Beatles.

Fue la invasión musical británica lo que sepultó su carrera y, sin embargo, Fats Domino jamás cambió una nota de sus canciones; su popularidad se fundamentó en sus impecables presentaciones y en su testarudez a la hora de adaptarse a nuevas corrientes.

Así pasó también con su vida, cuando el huracán Katrina devastó su ciudad natal, y el músico se negó a moverse de su casa, debiendo ser rescatado en helicóptero.

Sobrevivió a la segregación, a los escándalos de sus coetáneos y al despegue multifacético del Rock and Roll, pero el tiempo no perdona y a sus 89 dijo adiós en su amada New Orleans.

El mundo le recuerda como uno de los verdaderos pioneros de la música popular, heredera del jazz y del blues – como lo reconoció el mismo Elvis – y sus canciones como “Blueberry Hill”, “Blue Monday” y “Ain’t that a Shame” sobreviven como hitos de la historia de la música.