[OP-ED]: Los consentidores latinos de Trump no serán perdonados ni olvidados
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Ahora, en la época de Donald Trump, ambos grupos están siendo criticados por sus propios miembros debido a su complicidad con un gobierno que se presenta como anti-refugiado y anti-inmigrante.
El Día de San Patricio, el columnista irlandés Fintan O’Toole, reprendió a 40 millones de estadounidenses que dicen ser de origen irlandés. En una columna de opinión del New York Times, O’Toole acusó a los irlandeses-americanos que son anti-extranjeros de tener mala memoria.
“Sabemos algo importante,” dijo O’Toole. “Cómo se siente uno cuando lo temen, cuando lo discriminan, cuando lo convierten en un estereotipo. Sabemos por las propias historias de nuestras familias que la histeria anti-inmigración se basa en mentiras.”
O’Toole criticó a los irlandeses-americanos que trabajan en la Casa Blanca, entre ellos el secretario de Prensa, Sean Spicer, el estratega jefe Stephen Bannon y la asesora Kellyanne Conway. También mencionó al secretario de Seguridad del Territorio, John Kelly, que aparentemente está tan ansioso por no dejar entrar a inmigrantes ilegales que el católico irlandés está considerando el pecaminoso acto de separar familias en la frontera.
El locutor de MSNBC Lawrence O’Donnell, otro irlandés-americano, dijo en un tweet que sus hermanos del gobierno “deshonran sus orígenes”.
Eso se aplica también a esos latinos--especialmente mexicano-americanos--que se están degradando al intentar formar parte de ese espectáculo-realidad que es el gobierno de Trump.
Durante la campaña, Trump trató a la mayor minoría de Estados Unidos como a una piñata a la que aporrearía para entretener a los electores blancos.
Desde que resultó electo, quedamos casi olvidados. Originalmente, el Gabinete de Trump no contaba ni con un latino. Sólo cuando Andy Puzder retiró su nominación como secretario de Trabajo, Trump escogió a un latino--Alexander Acosta--para cubrir ese puesto.
Cuando líderes hispanos solicitaron una reunión en enero, el Equipo Trump envió a tres latinas--ninguna de las cuales era, en aquel momento, parte del gobierno. Una era un ex concursante en el otro espectáculo-realidad de Trump, “El aprendiz”.
Supongo que Charo no estaba disponible.
Y, lamentablemente, la Cámara de Comercio Hispana de los Estados Unidos (USHCC, por sus siglas en inglés) se vendió. Su objetivo original era promover las pequeñas empresas de dueños latinos, pero el grupo pasa más tiempo, en la actualidad, en contacto con donantes corporativos.
Observé la espiral descendente de la organización en los últimos 20 años y ahora cumple el mismo papel que una docena de organizaciones de derechos civiles latinas: un papel interesado.
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Incluso en una ciudad tan cínica como Washington, el presidente y director ejecutivo, Javier Palomarez, causó sorpresa con un burdo cambio radical. Durante la elección, apoyó totalmente a Hillary Clinton. Palomarez hasta fue al programa de MSNBC, “Morning Joe” y deleitó a los locutores cuando tildó a Trump de payaso [en español en el original].
Eso no impidió que Palomarez invitara a Trump a dirigir la palabra a su grupo en octubre del año pasado. El evento se disolvió en medio de afirmaciones de que la USHCC exigió al multimillonario que se convirtiera en miembro de la cámara y pagara una tarifa de “entre 25.000 y 2 millones de dólares”.
Palomarez expresó a ABC News que la afirmación era “una mentira” y dijo que la organización había cortado relaciones con Trump “indefinidamente”. Cuando Trump ganó, indefinidamente se volvió mucho más corto.
El líder empresarial hispano recientemente pasó al lado oscuro cuando participó en la Coalición de Diversidad Nacional de Trump. Hasta alardeó de haber ayudado a organizar una reunión entre empresarias latinas e Ivanka Trump y felicitó a la Casa Blanca por nombrar a Jennifer Sevilla Korn como subdirectora de la Oficina de Enlace Público.
El cineasta Phillip Rodriguez, de Los Angeles, lo considera “oportunismo, falta de integridad, hasta algo de auto-desprecio.”
Rodriguez--que casi hace una década, examinó el poder político latino en su documental de PBS, “Latinos ‘08”--solía admirar a los republicanos latinos por “evitar el adoctrinamiento de los liberales blancos.” Pero dice que el asqueante espectáculo de los latinos chupándole las medias a Trump no se puede aguantar.
El cineasta dice que existe sólo una manera de sobrevivir el azote de Trump: resistir.
“Éste podría ser un buen momento para la solidaridad grupal,” dijo. “Necesitamos ira; no, adaptación. Existe esta ira racial que pensé que había guardado. Ahora la estoy desempolvando. Los sumisos no heredan la [palabrota] Tierra. Los fastidian.”
Atención, consentidores latinos de Trump. Quedan avisados. Si ayudan a que el presidente nos fastidie, la historia no los tratará con bondad. Y su traición no será ni perdonada ni olvidada.
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