LIVE STREAMING

[Op-Ed] El Guernica de Picasso Otra Vez

Concha

SHARE THIS CONTENT:

Concha

Después de las elecciones de la semana pasada, vi una conmovedora caricatura política en el Philadelphia Inquirer por Daryl Cagle mostrando una revisión de El Guernica de Picasso. En lugar de los animales con los campesinos descalzos, las figuras caídas son todas de burros que representan a los demócratas, sin duda alguna. La madre que llora en la parte superior derecha es un burro, el toro en el lado izquierdo que simboliza a España es un burro: ustedes se pueden hacer a la idea. Solamente la gama de colores negros, blancos y grises, con toques de puntillismo y técnica cubista permanecen fieles al original. La comparación de la Guerra Civil Española con la derrota del partido demócrata por Donald Trump da qué pensar, sobre todo a una española como yo.

Mi familia llegó a los Estados Unidos en 1961. Aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Nueva York (ahora Aeropuerto de JFK) para continuar en unos días a Seattle, donde mi padre estaba invitado con una beca Fulbright en la Universidad de Washington. 

Durante el primer día en Nueva York mi padre Juan Luis Alborg, como había prometido, nos llevó a ver el icónico Guernica en MoMA, donde residía entonces. Me acuerdo que estaba completamente solo en la parte superior de una escalera, tremendo y sombrío. Mi padre nos dijo que Picasso lo había pintado en solo tres semanas para conmemorar el bombardeo sobre el pueblo vasco de ese nombre por las fuerzas Luftwaffe alemanas, las cuales apoyaron a Franco durante la Guerra Civil Española. Más de mil residentes fallecieron a causa del bombardeo. El cuadro representó a España en la Exhibición Internacional de París en 1937. Estoy segura de que mi padre nos lo analizó con sus conocimientos enciclopédicos y su ojo crítico para los detalles. Puedo imaginarme lo que este cuadro significaba para él, quien había luchado contra Franco en la Guerra Civil Española.

El cuadro cubista mide 11.5 pies por 25.5 pies, y está estructurado en la forma clásica de un tríptico. En el rectángulo de la derecha, una mujer llora con sus brazos extendidos hacia fuera, tratando de escapar de la casa en llamas. A la izquierda, una madre—de las cinco figuras humanas representadas, cuatro son mujeres—grita con un niño muerto en los brazos. En el triángulo del medio, una mujer lleva una luz y la otra arrastra la rodilla rota por el suelo. El único hombre está acostado con un cuchillo y una flor en la mano, posiblemente un campesino trabajando en el campo. Esta gente no es combatiente, puesto que están todos descalzos. El caballo en el medio también llora desesperado y el toro orgulloso a la izquierda podría representar a España. Sabemos que Picasso prestó tributo a la corrida en varias de sus obras.

Picasso expresó que este cuadro no podía ir a España hasta que la democracia fuera reinstituida. Él murió en Francia en 1973, dos años antes que Franco, sin haber vuelto a su país y El Guernica permaneció en MoMA hasta 1981. Yo volví a verlo en Madrid en su primera residencia, el Caserón del Buen Retiro (un anexo del Museo del Prado). Me encantó esa instalación, con dos pasillos laterales exponiendo los dibujos y grabados originales, muchos de ellos en colores brillantes. El cuadro/mural parecía todavía más monumental en ese espacio tan grande de la sala de exposiciones. Españoles de todas las edades estuvieron en colas largas para verlo por primera vez; muchos lloraban en silencio, en sus emotivas visitas.

El Guernica fue trasladado una vez más al Museo Reina Sofía de Arte Contemporáneo en 1992. A mí no me gusta tanto allí como cuando tenía todo un edificio para él. De hecho, no estaré satisfecha hasta que El Guernica no esté en el espectacular Museo Guggenheim de Bilbao, el cual, casualmente, no tiene una colección propia. ¿Dónde mejor lugar para la gran obra de Picasso que la capital del mundo vasco?

TAGS
  • #ALDIAWRITERSGROUP#ALDIATHOUGHTLEADERS#ALDIAOP-ED
  • #ALDIAThoughtLeaders
  • Picasso
  • Guernica