“GABO” en "Subjuntivo" –10 Años Después
En el décimo aniversario de la muerte de Gabriel García Márquez, conocido en el mundo literario como “Gabo”, cientos de páginas, sino miles de ellas, están siendo escr
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En el décimo aniversario de la muerte de Gabriel García Márquez, conocido en el mundo literario como “Gabo”, cientos de páginas, sino miles de ellas, están siendo escritas esta semana, y seguramente lo serán en los próximos 30 días antes de que este nuevo “aguacero macondiano” amaine otra vez.
Rendirle tributo al hombre que —como él mismol lo dijo una vez— le dio a su país natal que a veces lo persiguió más prestigio que todos sus ilustres presidentes juntos.
Si ud nos puede dar unos minutos, paciente lector de AL DÍA, para leer estos renglones sobre “El Maestro”, estaremos muy agradecidos.
Cuando García Márquez vivió en Paris, France, alrededor de sus 30 años de edad, sin un centavo para poder comprar una lonja de pan para comer, o una carta de sus familia o amigos para leer en la pensión pobre en que vivía, o sin un sueldo de su amado periodico "El Espectador" de su amigo Guillermo Cano (cerrado en Bogotá, Colombia, en ese momento por el gobierno militar que había llegado al poder) el encontró finalmente entre las carreras del periodismo el tiempo, la soledad y paz para escribir la que es considerada su mejor lograda pieza de prosa literaria, la que vino a conocerse después en los panales de sus historia “El Coronel No Tiene Quien Le Escriba”, una novela, con uno de sus personajes (en realidad el mismo) de su mítico “Macondo”, el imaginario pueblo polvoriento donde “El Maestro” construyó su universo de ficción.
En el Paris real que fue mitificado por sus amigos, también exiliados como él en Europa, y a sus varios biógrafos desde Inglaterra a España — el más cercano el señor Plinio Apuleyo Mendoza, quien escribió sobre el mundo literario de Gabo "El Olor de la Guayaba", usando nuevamente una expresíon acuñada por el más universal de los escritores nacidos en Colombia, por encima de ese otro maestro, Germán Arciniegas, que escribió el doble de tomos de puño y letra.
El elaborado arte literario en Español de García Márquez no solo reconstruyó la forma que “se llamaban” las cosas en las Salas de Redacción de los periódicos en Colombia, como en el resto de Latinoamérica, sino también la de toda esa vasta realidad a esa inmensidad de tierra ubicada en el Hemisferio Sur de Las Américas.
La expresión “Real Maravilloso" (el térmio que al final se adoptó para denominar como la línea divisoria de lo mágico y lo real desaparece) se empezó a usar para denominar esa “nueva” percepción de Latinoamérica, no solo en su parte hispanohablante del orbe, sino en el más global idioma inglés que hoy domina el mundo via Internet, tanto al sur como al norte, como al oriente o al occidente del mundo, pasando por toda India y toda Asia.
Su “lenguage Mancondiano” tan reconocible cuando fluía naturalmente de la pluma de Gabo finalmente se convirtió en una especie de “balcón” desde el que se podía observar de nuevo esa parte más extensa de la Américas que corre desde México a la Patagonia.
Tanto periodistas principiantes como veteranos, así como los columnistas y escritores consagrados, sonaban todos definitivamente "garciamarquianos" por décadas.
Así de poderosa es la influencia que la prosa de García Márquez ejercía sobre millones y millones de lectores (“Nos Vemos en Agosto”, recién publicidad se vende como pan caliente en las librerías del mundo) y miles y miles de imitadores, uno medios medio buenos, y otros definitivamente mediocres.
En esta primera década de la partida del escritor insigne no podemos evitar pensar nuevamente en el "El Maestro"— apodado "Gabo" por sus más cercanos amigos y miembros de su familia, y "Gabito" por los aún más estrechamente cercanos.
Tal y como lo era su esposa, Mercedes Barcha de García Márquez, la madre de sus dos hijos legítimos, Gonzalo y Rodrigo, y con quien Gabo se mantuvo casado hasta el final de sus días.
Ella a su vez sera apodada"La Gaba" en todas las reseñas que se hacían y aún se hace de su esposo de más de medio siglo.
Es casi obligatorio esta semana pensar no sólo de sus virtudes como maestro de la palabra escrita, o como persona, que por igual plaga a sus colegas de profesión, o el resto de todos sus mortales semejantes.
Sus cenizas fueron esparcidas por ahí:
La mitad en su segunda patria, en México, y su célebre Distrito Federal de Ciudad de México, y la otra mitad en su querida Cartagena, Colombia, donde él tenía el sueño de vivir (mirando “de frente al mar” por encima de su muralla de más de 500 años) todavía allí de pié y que será la sede de un Museo en homenaje del autor.
Sus notas no editadas, sus otros manuscritos y utensilios de su mesa de escritor, fueron vendidos a la Universidad de Texa (UT), en Austin, donde los visitantes curiosean por entre esos artefactos buscando más pistas para saber quien era García Márquez, o quien pudo ser.
Su respuesta a una joven periodista de la Radio Televisión Española (RTE) que le preguntó en Cartagena, qué pensaba del fenómeno de la muerte, fue lapidaria:
Para no decir magistral:
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"La Muerte es una Trampa… Es un acto de traición…
“...algo que le sueltan a uno sin ponerle condiciones..
“Para mí es muy serio que la vida termine así…”
Cuando la misma inquisidora periodista le preguntó ingenuamente qué le gustaria ver a el por ese “huequito en la puerta, sin que nadie te observe”, él muy respetuoso y paciente hizo un pausa antes de darle a la periodista la cita que ella buscaba:
“Poder ver la Vida desde la Muerte…”
Gabriel Garcia Márquez a lo mejor nos esté viendo a todos por ahí (panegiristas, o envidiosos) desde Su Muerte por ese “huequito en la puerta” contemplando con una sonrisa en en su rostro y debajo de sus bigotes de varón árabe a todos nosotros que nos llamamos parte del reino de los vivos este fin de semana.
Algunas veces solo “vivos entre los muertos” como Joan Manuel Serrat canta en su popular canciónero en español, en su “Castellano del alma,” ese idioma que Garcia Mårquez llamaba “el más rico, el más maravilloso, más radiante.. ” de todos los idiomas de la tierra.
"En otras palabras, el Español de nuestro último Nobel de Literatura de Latinoamérica llevaba dentro de sí ese extraño ángulo del entendimiento dificil de discernir en la mente del angloparlante de Occidente que en la Real Academia de la Lengua Española en Madrid, España, han llamado "Tiempo Subjuntivo" (no existente —según nuestros gramáticos— en la lengua de oficial de Londres, Inglaterra, que hoy sin embargo domina la comunicación internacional a través del globo terráqueo, desde Occidente hasta Oriente, y desde El Polo Sur hasta El Polo Norte).
La foto y el nombre de “El Maestro” preside la sala de redacción de la Fundación de Medios Educativos AL DIA en Filadelfia, donde decenas de contenidos bilingües Los productores han sido capacitados. (Archivo Fotográfico AL DÍA)
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