Desde el inicio de su Administración, el presidente Trump ha dejado en claro que su política migratoria es bastante selectiva.

Mientras su gobierno se dedica a castigar a los países centroamericanos, su Partido intenta ganar terreno con Venezuela y Brasil; de igual manera, y después de haber impuesto con éxito un veto migratorio a países de mayoría musulmana, sus principales aliados políticos siguen siendo Arabia Saudita e Israel.

Detrás de todo ello hay un solo nombre: Jared Kushner.

Yerno, asesor especial y enviado diplomático, Jared Kushner es el hombre de los mil sombreros en la Administración Trump.

A pesar de su conflictivo rol en los procedimientos de seguridad en la transición del gobierno de su suegro, Kushner ha logrado sobrepasar los límites de la Casa Blanca y se ubica ahora en el epicentro de las decisiones en cuanto a inmigración por parte del gobierno.

Tras la purga llevada a cabo dentro del Departamento de Seguridad Nacional, Kushner ha sido encargado de concebir nuevos lineamientos para abordar el caos migratorio creado por la Administración durante los últimos dos años en la frontera con México, y se le ha dado suficiente libertad de acción como para que su “experiencia” determine también el camino a seguir en asuntos del otro lado del Atlántico.

Según explicó CNN, Kushner tiene lista una propuesta de dos partes que incluye la construcción de barreras físicas en la frontera sur y la modernización de los puertos de entrada, así como también el establecimiento de 185 tipos diferentes de visas que den pie a “un sistema de inmigración basado en méritos”.

Este nuevo formato “limitará el número de inmigrantes con pocas habilidades que entren al país basados en nexos familiares”, según agregó el Daily Caller, y reformaría por completo las leyes de asilo y de visitas temporales.

En un evento de la Time Magazine, Kushner aseguró tener lista “una propuesta muy detallada” que “mantenga los valores humanitarios de nuestro país”.

“Creo que la posición del presidente respecto a la inmigración quizás fue definida por sus oponentes basándose en lo que está en contra y no por lo que está a favor”, agregó el asesor.

Esta nueva avanzada contra la inmigración se ha visto enmarcada por las consecuencias del Informe Mueller, donde el presidente Trump se vio expuesto por sus constantes intentos de obstruir la justicia.

Miembros del Partido Demócrata como las representantes Ilhan Omar y Alexandria-Ocasio Cortez y la Senadora Elizabeth Warren, han sido voceras de la necesidad de someter a Trump a un “impeachment” que marque un precedente y un límite tajante al abuso de poder presidencial.

Sin embargo, la decisión del liderazgo Demócrata de no iniciar un juicio político contra el presidente pareciera haber dado suficiente impulso a su concepción del poder ejecutivo y llevar a cabo una segunda cruzada contra la inmigración, esta vez encabezada por el mismo funcionario que consiguió mudar la embajada estadounidense a Jerusalén, dándole definitivamente la espalda a la comunidad palestina.