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Oscar Silva (24) junto a su esposa Natalie Taylor (23) muestra una tarjeta que guarda en su cartera con los contactos que debe dar a las autoridades para que notifiquen a su esposa, familia y abogado, en caso de que sea detenido para su posible deportación, en Denton, Texas, el 8 de diciembre de 2024. (Foto de Francois PICARD / AFP)
Oscar Silva (24) junto a su esposa Natalie Taylor (23) muestra una tarjeta que guarda en su cartera con los contactos para que notifiquen a su familia y abogado, en caso de una deportación. (Foto de Francois PICARD / AFP)

Deportaciones masivas de Trump no solo afectarían a familias latinas

La llegada al poder de Donald Trump implica una amenaza para los latinos ilegales. Y para familias americanas también.

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Oscar migró a Estados Unidos en brazos de sus padres, cuando era bebé. Natalie es estadounidense. Se conocieron en la escuela, se casaron y formaron un hogar, a pesar de un clima de inmigración hostil. Ahora él podría ser deportado porque ingresó al país ilegalmente.

Donald Trump, presidente electo en 2024, advirtió que realizará deportaciones masivas en cuanto asuma el mando el 20 de enero. Y ya aparecen propuestas legislativas para recompensar a quienes delaten a sus vecinos indocumentados. Ese será el talante en un contexto de deportaciones masivas de Donald Trump.

Nacido en México, Oscar Silva, de 24 años, cruzó el río Bravo hace más de dos décadas y su vida está en Texas: escuela, universidad y matrimonio en 2022 con Natalie Taylor, de 23 años, mientras el presidente electo Donald Trump propone un plan de deportación.

"Soy estadounidense en todos los sentidos, menos en mis documentos", cuenta desde su casa en Denton, cerca de Dallas.

Graduado en Economía y Contabilidad, este 2024 hizo una pasantía en el Capitolio, pero su situación migratoria le impide trabajar y tener licencia de conducir, lo que complica su proceso de inmigración. Sus amigos se sorprenden.

"Mucha gente me dice: no esperaba que fueras indocumentado. Y es justamente eso. No hay un rasgo de personalidad que te haga indocumentado", asegura.

Oscar esperaba acogerse al programa "Keeping Families Together" (Mantener a las Familias Unidas), lanzado por el presidente saliente Joe Biden en junio.

La iniciativa permitía a inmigrantes sin estatus legal, casados con estadounidenses -o viudos de- y que califican para una residencia, comenzar sus trámites sin salir de Estados Unidos.

Pero un juez declaró ilegal el programa, a pedido de autoridades de estados conservadores aliados de Donald Trump, liderados por Texas.

El plan tenía previsto beneficiar a 500.000 personas. Según la organización FWD, un 81% de este grupo trabaja y ha vivido más de dos décadas en Estados Unidos. En este tiempo han enfrentado de manera permanente la amenaza de las deportaciones masivas, más claramente durante la primera administración de Donald Trump. Todo esto podría complicarse en un contexto de creciente presión por parte de Tom Homan, nuevo administrador de fronteras elegido por el Presidente Trump.

Sin ese plan, personas como Oscar deberán volver a su país de origen, que les es ajeno, iniciar los trámites allí y esperar una respuesta que puede demorar años, sin garantía de retorno. La alternativa es quedarse y enfrentarse a un plan de deportaciones masivas. En cualquier caso, el resultado implica separarse de sus familias y perder sus empleos.

¿Legal o ilegalmente?

Más hacia el sur, en El Paso, frontera con México, Mirna Cabral fue traída por sus padres a los cinco años. Estuvo casada por una década con un estadounidense, tuvo dos hijos y enviudó en 2023. Ahora el plan de Trump es una amenaza.

A sus 37 años, si Mirna fuese deportada, sus hijos de 10 y 12 años también perderían a su madre.

Desde su casa se puede ver la fronteriza Ciudad Juárez. Pese a la cercanía geográfica con México, donde nació, lo siente culturalmente lejos.

"Para mis hijos, yo soy estadounidense. Y ellos son diez veces más estadounidenses que su padre. No podría llevármelos conmigo, separarlos de sus sueños, de lo que les pertenece. Es como si ellos no pudiesen ser validados porque su mamá es migrante", lamenta.

En tanto Foday Turay fue traído por su madre desde Sierra Leona a los siete años. Pudo ir a la escuela ya que, en Estados Unidos, la educación pública está garantizada independientemente del estatus migratorio.

La realidad le pegó cuando quiso sacar su licencia de conducir. "Le pregunté a mi mamá qué pasó. Y allí me contó la historia de cómo cruzamos la frontera", detalla.

De 27 años, está casado y tiene un hijo con una estadounidense. Vive entre Filadelfia y Nueva Jersey. Según las cuentas del nuevo gobierno, cerca de un millón de personas se verán afectadas por un plan de deportaciones masivas.

Deportación masiva: ¿quién podrá defenderlos?

Unos 90.000 de estos casos son también beneficiarios del programa DACA lanzado por Barack Obama, que protege temporalmente de la deportación y permite trabajar a inmigrantes que llegaron irregularmente antes de cumplir los 16 años, entre otros requisitos.

Mirna y Foday son receptores de DACA. "Es mi último escudo", dice Foday, asistente del fiscal de distrito de Filadelfia. Mirna trabaja con Inteligencia Artificial.

Un juez de Texas declaró ilegal el programa y ha bloqueado nuevas aplicaciones al DACA, perjudicando a Oscar. Pero el litigio por su vigencia continúa.

"Pago impuestos y vivo mi vida como estadounidense(...)  Todo lo que conozco es Estados Unidos. Si cancelan DACA, miles de nosotros quedamos en la incertidumbre", comenta Foday.

Espera que Trump "solo se enfoque en deportar a los criminales, porque Estados Unidos es una tierra de inmigrantes. (...) Trump dijo que quería ayudar a quienes obtuvieron un título universitario a tener una residencia".

Esa posibilidad favorecería a Oscar, pero no confía. En caso de ser detenido, lleva en su billetera una tarjeta con números de su familia y abogado, para que las autoridades avisen a sus seres queridos.

"Espero lo mejor, pero me preparo para lo peor".

Pasar la frontera con México de nuevo

"Es preocupante tener un presidente que habla de poner fin a la ciudadanía por nacimiento, algo que afectará a todas las comunidades, no sólo a los nuevos inmigrantes. Eso sacudirá los cimientos de nuestra sociedad, es aterrador", considera Harold Solís, codirector legal de la ONG Make The Road New York, que trabaja con migrantes.

"Recordamos cómo se sentía estar bajo la administración Trump, ver a los niños separados de sus padres, ver esta deshumanización de la persona que viene en busca de una vida mejor. Así que la amenaza es mayor", afirma Alan Lizarraga, director de comunicaciones de la Alianza Fronteriza por los Derechos Humanos.

Mirna espera ver a sus hijos cumplir sus sueños y que no se vean afectados por una decisión de Donald Trump: "Quiero estar a su lado, apoyándolos y verlos convertirse en alguien importante, tal vez en el próximo presidente de Estados Unidos. Quiero estar aquí para verlo".

Natalie, esposa de Oscar, es maestra. Anhela tener hijos, pero sabe que es un riesgo si deportan a su marido. Quienes rechazan la migración ni siquiera se relacionan con migrantes y no saben su realidad, dice.

Está dispuesta a mantener a su hogar unido a pesar de las medidas que pueda adoptar Donald Trump. "Yo seguiría a Oscar a cualquier parte. Si lo deportaran y tuviera que mudarse a México, yo me mudaría a México, por más difícil que sea dejar mi comunidad y a miembros de mi familia, lo amo y valoro nuestra relación", precisa.

Esta no es una novela.

© Agence France-Presse