Cuando el país entero se conmocionaba por la candidatura de Alexandria Ocasio-Cortez en Nueva York, otra joven millennial, con deudas escolares y sin recursos para adquirir un hogar, hacía campaña simultánea en Minnesota.

Su nombre es Illhan Omar, de 35 años, y nació en Mogadishu (Somalia). Su familia emigró a Estados Unidos en 1995 después de que las revueltas civiles les obligaran a desplazarse a campos de refugiados en Kenya y la iglesia luterana les ayudara a llegar, inicialmente, a Arlington (Virginia).

La adaptación al país – minada de burlas por su velo, por su raza y por sus orígenes – le permitió acceder a la educación, aprender inglés en sólo tres meses y empezar a hacerse una idea sobre la democracia estadounidense.

Posteriormente, la familia decidió mudarse a Minneapolis, donde Omar se formó en ciencias políticas y estudios internacionales en la Universidad Estatal de Dakota del Norte, y comenzó su carrera política en la campaña de Kari Dziedzic para el Senado Estatal, incorporándose posteriormente al Departamento de Educación del estado.

Pero entrar a la política en Estados Unidos, al igual que en Somalia, no es tan fácil cuando se es mujer. Sin embargo, Omar no dejó que esto le frenara y aumentó su trabajo en la educación en salud pública y el activismo político en grupos de acción política de africanos del este, hasta que su perfil como miembro de campaña de Andrew Johnson se transformó en una amenaza para candidatos hombres del mismo origen como el concejal Abdi Warsame, quien durante las elecciones del 2013 le amenazó de mantenerse fuera de la política.

A pesar de ser víctima de la violencia durante las elecciones de ese año, Omar prosiguió su incursión en la política, formando parte de la Women Organizing Women Network, una asociación activista por la participación de las mujeres de África del Este en el liderazgo político y civil.

En el 2016, Omar se lanzó oficialmente a un puesto en la Cámara de Representantes de Minnesota gracias al apoyo del Democratic-Farmer-Labor (DFL), ganándole en la nominación al funcionario en el puesto, Phyllis Kahn, dentro del partido. En noviembre de ese año, mientras Donald Trump ganaba la presidencia, Omar se transformaba en la primera legisladora somalí-americana en el país.

Desde entonces su mensaje político ha estado muy claro: “Soy una millennial con una deuda estudiantil, y vivo alquilada”, dijo la legisladora de 35 años durante un foro previo a las elecciones en la Universidad de Minnesota, según reportó VOA News.

Esta proximidad con sus conciudadanos fue lo que le permitió ganar las primarias Demócratas el día martes para las elecciones primarias de noviembre representando el Distrito 5 del estado.

“Es un mensaje simple pero efectivo por parte de Omar, que transmite que, a pesar de sus orígenes en Somalia y el hijab en su cabeza, ella es como muchos de los votantes más jóvenes, progresistas y liberales que necesitaba cortejar en el distrito del Congreso que busca representar”, continúa el medio.

Omar salió victoriosa en una elección muy concurrida – con seis candidatos en la carrera – para ocupar el asiento del actual representante Keith Ellison quien decidió postularse al puesto de Fiscal General de Minnesota en lugar de regresar al Congreso, a pesar de enfrentar acusaciones de abuso doméstico durante los últimos días de su campaña, según explicó Vox.

Considerando la fuerte postura demócrata del Distrito, Omar seguramente se transformará en el nuevo miembro del Congreso en noviembre, sumándose a Rashida Tlaib de Michigan como las primeras mujeres musulmanas elegidas para el Congreso.

Su plataforma se basa en planteamientos progresistas como el Medicare para todos, el salario mínimo de 15$ y educación libre de matrícula, y se une así a las 146 mujeres que han ganado primarias demócratas en el 2018.