¿Quién es John Fetterman?
El alcalde de una de las comunidades más necesitadas del oeste de Pensilvania espera expandir su plataforma progresista como vicegobernador.
Es una despejada tarde de sábado de septiembre en Fairhill y el Centro de Oro está a rebosar. La gente entra y sale de sus tiendas y sus restaurantes, mientras la comunidad se prepara para su celebración anual, la Feria del Barrio, al día siguiente. De vez en cuando, un automóvil recorre Lehigh Avenue con la música a todo volumen, ahogando la voz del hombre que podría ser nombrado en noviembre el próximo ‘número 2’ de Pensilvania.
John Fetterman se encuentra en la esquina de la calle N. 5th, hablando con varios residentes y líderes del vecindario acerca de su candidatura a vicegobernador –como segundo de abordo del gobernador Tom Wolf–. Ha venido a North Philly para unirse a Danilo Burgos, el próximo representante del Distrito 197 de Pensilvania, en un recorrido por la comunidad, para conocer sus desafíos y sus éxitos.
“No estoy aquí para dar respuestas. Estoy aquí para escuchar porque sabéis mucho más que yo”, dijo Fetterman al grupo. “Estoy aquí como estudiante, francamente, para asimilar lo que tenéis que enseñarme hoy”.
Entre los presentes se encontraba Joe García, un activista local y jefe adjunto del Departamento de Policía de Temple University. Él fue el encargado de asegurar a Fetterman que esta comunidad a menudo es dejada de lado y considerada como “las Badlands”, un apodo que crea una imagen negativa para las personas que residen fuera del área y el resentimiento entre muchos de los que viven en ella.
“Cuando miras más allá de eso, lo que descubres es el esplendor de nuestra comunidad”, dijo García.
Y Fetterman, situado en este rincón entre esculturas de acero que simulan palmeras, junto a negocios en funcionamiento y murales que decoran los laterales de los edificios, ya observa la vitalidad de este vecindario; más aún si lo compara con el lugar al que él llama su hogar.
Durante casi 14 años, Fetterman ha ejercido de alcalde de Braddock, un suburbio de Pittsburgh económicamente empobrecido. Desde la década de los 20, el antes próspero pueblo del acero, ha perdido el 90 por ciento de su población. En la actualidad, más del 35 por ciento de las personas de esta comunidad, predominantemente afroamericana, formada por unas 2.100 personas vive por debajo del umbral de pobreza.
Fetterman, que creció en York, Pa., se mudó a Braddock para comenzar un programa de GED tras obtener su título en Políticas Públicas en la Universidad de Harvard. Fue precisamente su integración en la comunidad, y con su gente, lo que le llevó a comprobar de primera mano el daño que la desigualdad sistémica había causado a esta ciudad del oeste de Pensilvania.
“No teníamos nada. Literalmente”, explica Fetterman. “Todo fue destruido”.
Desde su primera candidatura a alcalde de Braddock en 2005 –una elección que ganó por un voto– sus esfuerzos por revitalizar esta ciudad del ‘Rust Belt’ han suscitado atención a nivel nacional. Desde entonces, Fetterman ha trabajado para atraer negocios al área y crear oportunidades para sus residentes, todo ello sin dejar de lado asuntos como la eliminación de la violencia; unas cifras que no olvida, pues lleva tatuadas en su brazo derecho las fechas de los homicidios que se han perpetrado en su comunidad desde que se convirtió en alcalde.
La esposa de Fetterman, Gisele Barreto Fetterman, quien acompañó a su esposo durante su visita a North Philly el pasado 22 de septiembre, es una inmigrante brasileña, exdreamer y activista. Ella es la responsable, entre otras actividades de carácter filantrópico, de la creación de Free Store en Braddock, una organización totalmente voluntaria que recibe excedentes y bienes donados, para redistribuirlos posteriormente sin coste alguno entre los vecinos que más lo necesitan. Desde su fundación en 2012, este concepto se ha extendido a 10 lugares, con el fin de abordar la inseguridad alimentaria en todo el estado.
[node:field_slideshow]
En noviembre de 2017, Fetterman anunció que buscaría la nominación demócrata a vicegobernador de Pensilvania; lo hizo con el objetivo de establecer una plataforma más amplia para las políticas progresistas que ha promovido en Braddock, incluida la desigualdad de ingresos, la expansión de la atención médica y la reforma de las leyes de marihuana e inmigración. Aunque esta no ha sido su primera incursión en la primera línea de la política. En 2016, Fetterman se postuló para el Senado de los EE.UU., perdió las primarias demócratas pero obtuvo casi el 20 por ciento de los votos –algo especialmente destacable para un candidato relativamente desconocido en una carrera a cuatro bandas–.
En Pensilvania, cada partido político vota por separado al gobernador y al vicegobernador en las primarias; luego, los ganadores de cada partido se postulan a las elecciones generales de noviembre. En mayo, Fetterman ganó por mayoría simple (el 37 por ciento de los votos) a los otros cuatro candidatos –entre ellos, el actual vicegobernador Mike Stack y la ex vicealcaldesa de Filadelfia, Nina Ahmad– para presentarse junto con el gobernador Wolf en noviembre.
El 6 de noviembre, Wolf y Fetterman se enfrentan a Scott Wagner y Jeff Bartos, los candidatos republicanos a gobernador y vicegobernador, respectivamente. Según encuestas recientes, Wolf tiene una ventaja de dos dígitos sobre Wagner, un hombre de negocios, exsenador del estado de Pensilvania y firme defensor del presidente Donald Trump.
La imagen casual de Fetterman contrasta con la de Wolf, de traje y corbata. Es común ver al candidato a vicegobernador con una camisa de Dickies y vaqueros o pantalones cargo, independientemente de la compañía en la que esté o a dónde vaya. Es un estilo sin pretensiones que, combinado con sus políticas y una poderosa presencia en las redes sociales, le ha dado a Fetterman un aire de accesibilidad hasta ahora nunca visto en la política de Pensilvania.
Desde que anunció su candidatura a vicegobernador, Fetterman ha realizado una campaña incansable por todo el estado, visitando comunidades a menudo olvidadas o ignoradas por los políticos, desde los condados más rurales del estado hasta vecindarios urbanos como Fairhill y Kensington.
CONTENIDO RELACIONADO
Danilo Burgos habla con John Fetterman en El Bohio, un restaurante del Bloque de Oro. Burgos, quien ganó las primarias demócratas de su distrito en marzo y se presenta sin oposición en noviembre, expresó su deseo de cambiar el ‘status quo’ en su comunidad –así como su reputación– cuando asuma el cargo en enero.
“Necesitamos ayudar a las personas a ver las cosas desde una perspectiva diferente”, explicó Burgos a Fetterman. “Necesitamos darles esperanza y los recursos y las herramientas que necesitan”.
Burgos, los Fetterman y otros líderes de la comunidad, pasaron la tarde discutiendo sobre los problemas que afectan a North Philly, y cómo pueden trabajar juntos para solucionarlos. Hablaron desde sobre la mejora de la educación pública y la capacitación laboral, hasta la reducción del desempleo y la promoción de pequeñas empresas, pasando por la protección de los sindicatos y la necesidad de facilitar un mayor acceso a ellos a más personas de color. Tampoco olvidaron asuntos como la disminución de la reincidencia en las prisiones y la importancia de proporcionar un camino para que los exconvictos que han aprendido de sus errores contribuyan de manera significativa a la sociedad –como presidente de la Junta de Indultos, el vicegobernador desempeña un papel crucial–.
Después de visitar varios negocios de Fairhill, Burgos y Maritza Padua, llevaron a los Fetterman a las áreas del norte de Filadelfia especialmente afectadas por la crisis de opioides, como las pistas de Conrail que separan Fairhill y Kensington, antiguo emplazamiento de ‘El Campamento’ –uno de los mayores mercados de drogas al aire libre en la costa este–. Un lugar que, pese a haber sido desmantelado y transformado, todavía es usado como punto de encuentro para aquellos que aún luchan contra la adicción; esa tarde no fue una excepción –este fin de semana en particular se produjo un aumento en las sobredosis en el área, que se saldó con siete personas muertas y más de 100 afectados–.
Los Fetterman no son ajenos a los efectos de la epidemia, los han visto de primera mano en su propia comunidad, donde la pareja ha organizado capacitaciones para el uso de Narcan (el medicamento utilizado para bloquear los efectos de los opioides y neutralizar una sobredosis). A pesar de su familiaridad con esta causa, ambos se quedaron sorprendieron por lo que vieron ese día en el norte de Filadelfia.
Cuando se le preguntó qué significa tener líderes a nivel estatal en Pensilvania que estén familiarizados con esta crisis y con la gente a la que más afecta, Gisele respondió: “La diferencia es que esto no es algo que John y yo hayamos leído en los libros. Llevo a Narcan en mi bolso... Vivimos en una comunidad que está atravesando estos desafíos”, explicó. “Es algo personal para nosotros. Ellos son nuestros vecinos. Para nosotros son personas reales y creo que esa es la diferencia”.
Si bien John Fetterman ha abogado por la implementación de sitios integrales de participación de usuarios (CUES, según sus siglas en inglés) o “sitios de inyección segura” para abordar la epidemia en el pasado, afirmó que estas decisiones deben tomarse a nivel comunitario.
Al final de su visita, John Fettermans aseguró que estaba “profundamente agradecido” a Burgos y al resto de las personas que le acompañaron por su tiempo, prometiendo regresar “una y otra vez” si fuera elegido vicegobernador.
“Estos son el tipo de lugares, comunidades y problemas en los que me he desenvuelto durante toda mi carrera profesional, y esto, para mí, es la razón por la que hago esto, con toda honestidad. Si pudiera ser de alguna ayuda, eso es lo que quiero hacer”, dijo Fetterman.
La noche anterior, Fetterman había participado en un mitin en Filadelfia a favor de los candidatos demócratas Wolf y el senador Bob Casey, donde el expresidente Barack Obama pronunció un discurso.
DEJE UN COMENTARIO:
¡Únete a la discusión! Deja un comentario.