El pasado lunes, la demócrata Regina Romero hizo historia al juramentarse como la primera alcaldesa de Tucson, y la única alcaldesa Latina en las 50 ciudades más grandes de Estados Unidos.

Después de iniciar su campaña en el 2019, y tras ganar la nominación demócrata, Romero debió enfrentarse a Ed Ackerley, ex demócrata que intentó tomar el terreno independiente para hacerse con votos conservadores.

Finalmente, Romero venció a Ackerley por 87.000 votos, y se ha transformado en la primera alcaldesa de la ciudad, y segunda latina – después de Estevan Ochoa, quien ostentó el cargo entre 1875 y 1876.

La nueva alcaldesa de Tucson es hija de inmigrantes, y fue la primera de seis hijos en graduarse de la universidad. En el 2007 fue la primera Latina en ser elegida al Ayuntamiento de Tucson, y también participó en la fundación de la Arizona Association of Latino Elected Officials (AALEO).

Antes de incorporarse al servicio público, Romero también ayudó a fundar Las Adelitas, la primera organización de asesoría legal para Latinas.

Sus prioridades siempre han sido la protección de la diversidad biológica, de los derechos de los inmigrantes, la defensa de la igualdad de remuneración, y ha puesto en marcha un Plan de Recuperación económica para la ciudad.

Sin embargo, su reto como alcaldesa de una de las ciudades más grandes del país no es asunto sencillo.

“En un momento en que nuestra política nacional ha sido sembrada con división, los tucsonianos siguen unidos por nuestro deseo compartido de promover una ciudad segura, justa y sostenible que proporcione oportunidades económicas para nuestras familias y las generaciones futuras”, dijo Romero tras su victoria.

“Este movimiento está abierto a todo el mundo, independientemente de sus antecedentes, de su partido o de la persona por la que haya votado. ¡Trabajemos junto! Siempre seremos un solo Tucson”.