Mientras Sur América crece como epicentro de la pandemia y, especialmente, crece en Brasil, uno de los países con que comparte frontera, Paraguay, con sus siete millones de habitantes, parece haber parado al virus en seco.

A la fecha, Paraguay reporta 877 casos confirmados, 11 defunciones y 382 personas que se han recuperado. De acuerdo con el último reporte del Ministerio de Salud paraguayo, sólo hay 8 personas hospitalizadas por COVID–19 y ninguna de ellas está en la unidad de cuidados intensivos.

Pese a que Paraguay no ha hecho un testeo intensivo, como otros países que he han convertido en referentes en la contención del virus –mientras Nueva Zelanda ha hecho en promedio 54,19 tests por cada 1.000 personas, Paraguay ha hecho 3,48–, la baja tasa de muertes y el hecho de que salvaran su sistema de salud del colapso da cuenta de que las medidas de contención funcionaron.

El país detectó su primer caso de COVID—19 el 7 de marzo y tres días más tarde el gobierno publicó las primeras medidas de contención, que incluían la suspensión de todos los eventos públicos o privados que implicaran aglomeraciones, de todas las actividades públicas en espacios cerrados y actividades educativas en todos los niveles durante quince días.

Al 20 de marzo se confirmó la transmisión comunitaria del virus en el país y ese día de expidió el decreto de cuarentena total –incluido cierre de fronteras aéreas y terrestres– que fue prorrogado cinco veces, hasta el 3 de mayo. Para esa fecha, Paraguay registraba 370 casos, mientras Uruguay tenía 652, Bolivia 1.470, Argentina 4.668 y Brasil 96.559.

A la rápida acción del gobierno en la imposición de medidas de contención –que también se dieron en otros países de la región– Paraguay tiene la ventaja de tener mucho menos tráfico aéreo que sus vecinos. Así las cosas, el volumen de personas que entraba al país y podía traer el virus era mucho menor.

En este momento Paraguay está en la fase 2 de la reapertura de su economía, que además del sector de la construcción y fábricas en general, incluye oficinas con su capacidad reducida, tiendas comerciales de más de 800 m2 y eventos deportivos y culturales sin público.

El cierre de fronteras se mantendrá por lo pronto. Paraguay tiene dos retos: asegurarse de que la curva de contagios siga descendiendo y evitar importar casos nuevos que puedan traer rebrotes.