Las Primarias para el 2020 se perfilan como una competencia por el candidato que mejor maneje Instagram o, en el peor de los casos, el que mejor le sepa llevar un chiste a Stephen Colbert.

Desde Bernie Sanders hasta Kamala Harris, los candidatos (tentativos o no) a las presidenciales del 2020 han decidido hacer del Ed Sullivan Theater su punto de partida, y de Stephen Colbert su megáfono hacia el país.

Pero mientras Sanders y Harris no se atrevían a decir si sí o si no, la senadora Kirsten Gillibrand se lanzó directamente la noche del martes a anunciar su candidatura en el set.

“Estoy introduciendo un comité exploratorio para la presidencia de los Estados Unidos esta noche”, dijo la senadora de Nueva York al presentador, asegurando que, si bien se trata de un paso previo, su candidatura es un hecho.

Gillibrand cuenta con una trayectoria a favor de la igualdad de género, habiendo apoyado férreamente a casi todas las candidatas a puestos públicos y, al mismo tiempo, una voz acusatoria contra el abuso y la violencia.

La senadora se ganó la antipatía de muchos en el stablishment político por ser una de las primeras en exigirle al ex Senador Al Franken su renuncia tras acusaciones de acoso sexual en su contra, al mismo tiempo que se ganaba el corazón de otros por su compromiso con el movimiento #MeToo y la Marcha de las Mujeres.

Sin embargo, su candidatura deberá esforzarse el doble por salir de la sombra de la ex candidata Hillary Clinton.

Gillibrand no sólo ocupa el puesto dejado por Clinton cuando ascendió a Secretaria de Estado, sino que ha dejado en claro la influencia que la ex primera dama tuvo en su formación, y esto podría resultar contraproducente, en especial para aquellos que quieren distanciarse lo más posible de los errores cometidos en el 2016.

Si bien la senadora decidió el año pasado dejar de recibir dinero de Comités de Acción Política, su cercana relación con Wall Street también le persigue, especialmente después de haber recibido 20 millones de dólares entre el 2013 y el 2018, según reportó el Washington Post.

Aún cuando le precedan estos fantasmas enmarcados en su fama de “demócrata conservadora”, Gillibrand se ha transformado en una de las principales voceras de muchas causas liberales como el derecho al aborto, el matrimonio igualitario, Medicare para todos e incluso fue la primera senadora en llamar por la abolición de la Agencia de Inmigración y Aduanas en el 2018.

La candidata asegura que su campaña se trata de una “cuestión moral” para enfrentar el “divisionismo” que sufre el país actualmente, y su primera batalla será la de distinguirse de sus colegas en las que parecen ser las primarias más prematuras y más abarrotadas de la historia.