En medio de la profunda crisis humanitaria, social, económica y política, Venezuela empieza a transitar la posibilidad de llegar a consensos entre el gobierno y la oposición, después de años de enfrentamientos que han dejado a los venezolanos en la disyuntiva de quedarse en el país o cruzar la frontera.

La caída estrepitosa del precio del petróleo desde el 2014 hizo sucumbir la economía venezolana y desnudó equivocaciones en la política económica y dejó en primer plano serios problemas políticos y del gobierno de Nicolás Maduro.

Este viernes, con la mediación del gobierno de Noruega y el respaldo de México como anfitrión, delegados del presidente Nicolás Maduro y del líder opositor Juan Guaidó empezarán la primera ronda de conversaciones, que puede durar siete días. El propósito es empezar a buscar salidas para resolver las crisis de Venezuela.

Por parte del Gobierno, los delegados son Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional; la vicepresidenta Delcy Rodríguez, el gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, y Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente.

Como delegados de la oposición participan Gerardo Blyde, exalcalde de Baruta; Carlos Vecchio, embajador de Guaidó en Washington; Tomás Guanipa y Stalin González, del partido Primero Justicia; Luis Aquiles Moreno, de Acción Democrática, y Mariela Magallanes, de Voluntad Popular.

La metodología establecida señala que las delegaciones, al final de cada ronda de conversaciones, regresa a Caracas para consultar decisiones y regresar a la ronda siguiente.

La expectativa sobre los resultados que se logren está dada por el acompañamiento de otros países para garantizar y ayudar a resolver inconvenientes que se presenten. Esos países son Argentina, España, Francia, Países Bajos, Rusia y Estados Unidos.

Maximiliano Reyes, subsecretario mexicano de Relaciones Exteriores para América Latina, reiteró que el Gobierno de México “siempre ha impulsado el diálogo entre los propios venezolanos como la única solución a la situación en Venezuela, sin injerencias y privilegiando la visión humanitaria".

Por los lados de Maduro, uno de los aspectos que lleva a la mesa es el reconocimiento de su gobierno como legítimo, algo que dividió al mundo ante el anuncio de Guaidó de proclamarse presidente, el 23 de enero de 2019, sin haberlo alcanzado en unas elecciones. También se pedirá la suspensión de las sanciones que pesan internacionalmente contra integrantes del Gobierno, así como la devolución de activos al Estado venezolano en el exterior, como las reservas de oro en el Banco de Inglaterra.

Este jueves, por televisión nacional, Maduro se refirió al inicio de las conversaciones, al señalar que el único camino para dirimir los conflictos es el diálogo. Como lo señaló la oficina de prensa de la Presidencia, el diálogo político “perseguirá la búsqueda de ‘soluciones soberanas entre venezolanos’, así como la fijación de un cronograma electoral sólido y la recuperación integral de la Patria”.

En la otra orilla, la oposición lleva la propuesta de elecciones generales, la liberación de 270 presos políticos, poder concretar un acuerdo de ayuda humanitaria y rehabilitar los partidos políticos que fueron suspendidos por el gobierno.

Juan Guaidó, por su parte, señaló durante una manifestación pública que "que hay unidad en Venezuela respaldando la posibilidad de una solución a través de un acuerdo integral en este momento".

El opositor Henrique Capriles dijo, según la agencia de noticias española ‘EFE, que “el proceso no debería ser nunca un 'show' de televisión ni para los medios de comunicación" y que "es muy importante que se discutan (temas) económicos, sociales que permitan aliviar la crisis que vive la inmensa mayoría del pueblo".