La escena política en Venezuela vive uno de sus momentos más tensos y complejos en los últimos años, a solo días de la programada posesión presidencial. La reelección de Nicolás Maduro, denunciada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como carente de "legitimidad democrática", ha intensificado las fracturas internas y la atención internacional. El panorama es incierto y los eventos recientes no hacen más que profundizar las dudas sobre lo que podría suceder en el día clave: este viernes 10 de enero, cuando el nuevo gobierno debería tomar posesión.

Edmundo González Urrutia, opositor y autoproclamado ganador de las elecciones, ha intensificado sus esfuerzos para ganar apoyo internacional. En las últimas semanas, realizó una gira que lo llevó a reuniones con figuras clave como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario argentino Javier Milei. Esta estrategia busca fortalecer su posición en la escena global y ganar legitimidad frente a un gobierno que todo indica ha acudido al fraude para mantenerse en el poder. Además, una decena de cancilleres latinoamericanos han programado un encuentro en Panamá con González este miércoles, lo que podría derivar en nuevas declaraciones y medidas conjuntas en contra de Maduro.

Uno de los gestos más contundentes de la región provino de Chile, que decidió retirar a su misión diplomática de Venezuela. La decisión, considerada un mensaje directo de rechazo al gobierno de Maduro, refleja el nivel de tensión diplomática en la región. Esta medida podría motivar a otros países a tomar acciones similares, aumentando el aislamiento del régimen.

La CIDH señaló este martes que el gobierno de Maduro recurre a "prácticas de terrorismo de Estado", una acusación que se suma a las crecientes denuncias de intimidación y violencia. La oposición ha reportado la presencia de militares y drones sobrevolando la casa de la madre de María Corina Machado, una de las figuras más visibles del movimiento opositor. Además, la retención del yerno de Edmundo González ha generado indignación y temor, siendo interpretado por muchos como un intento de desestabilizar a la oposición.

En paralelo, Maduro anunció la detención de siete extranjeros, entre ellos dos estadounidenses, a quienes acusó de ser "mercenarios" que buscaban impedir su juramentación. Este anuncio, realizado el martes, ha aumentado las especulaciones sobre un posible enfrentamiento directo entre actores internos y externos en el contexto de la posesión presidencial. Aunque los detalles sobre las acusaciones son escasos, el gobierno ha utilizado este tipo de narrativas en el pasado para justificar medidas represivas.

El apoyo o la indiferencia de la comunidad internacional serán determinantes en los próximos días. Si bien países como Estados Unidos y Argentina han mostrado respaldo a González, otros gobiernos en la región, como México, Colombia y Brasil, han optado por una postura más cautelosa. La reunión de cancilleres en Panamá podría marcar un punto de inflexión, definiendo si la región adopta una posición unificada o si persisten las divisiones.

Con todos estos elementos en juego, el panorama previo a la posesión presidencial en Venezuela es altamente volátil. Las acciones del gobierno de Maduro, sumadas a la presión internacional y las estrategias de la oposición, podrían desencadenar una crisis de mayores proporciones o abrir la puerta a un eventual diálogo. Sin embargo, las principales ciudades están militarizadas y las denuncias de terrorismo de Estado indican que el margen para una solución pacífica se está reduciendo rápidamente.

A medida que se acerca el día de la posesión, el mundo observa con atención, consciente de que los acontecimientos en Venezuela podrían tener repercusiones más allá de sus fronteras, impactando la estabilidad política y económica de la región.