Cuando para muchos servir a su país como soldado es un honor, para otros se ha transformado en una sentencia directa de deportación.

Ese es el caso de Miguel Pérez, un inmigrante mexicano de 39 años que cumplió dos misiones en Afganistán y ha sido deportado por la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).

Según reportó CNN, la deportación es producto de “una decisión de las autoridades estadounidenses de negarle a Pérez la aplicación a la ciudadanía por una condena de delito por drogas, a pesar de su servicio y del desorden de estrés post-traumático que sufre”.

Pérez es padre de dos niñas ciudadanas americanas, y tanto sus hermanas como sus padres cuentan también con el beneficio de la naturalización, según explicó el Daily Mail. “Fue escoltado a través de la frontera en Texas y entregado a las autoridades mexicanas el pasado viernes”, explica el medio, citando la información del ICE.

En su defensa, Pérez ha argumentado que su reincidencia en drogas y alcohol “fue causada por su desorden de estrés post-traumático” y ha solicitado “recibir tratamiento de salud mental en Estados Unidos pues sirvió al país”.

En una declaración, la Senadora Demócrata por Illinois, Tammy Duckworth, dijo que “el señor Pérez ha sido detenido durante meses, separado de su familia y se le ha negado el acceso al tratamiento que necesita, se merece y se ha ganado”.

Asimismo, la senadora agregó que “se ha ganado la oportunidad de permanecer en este país cuando juró defenderlo en nuestro ejército, pero la decisión de hoy es otro ejemplo de cómo nuestro país vuelve a fallarle”.

Después de haber solicitado durante 16 meses permanecer en el país “donde creció y que peleó por defender”, Miguel Pérez fue deportado a un país que no reconoce como propio, explicó el Chicago Tribune.

“Perez fue deportado sin la advertencia habitual ni la oportunidad de despedirse de su familia”, explica el medio. “No tenía dinero ni ropa, excepto por algunos ítems del centro de detenciones, y fue dejado en Matamoros, un pueblo fronterizo del estado de Tamaulipas, donde el Departamento de Estado ha advertido a los estadounidenses a no viajar por sus altas tasas de crímenes”.

Además, según declaró Pérez, los agentes del ICE se tomaron fotos con él “como pescadores que celebran un gran pez”.

Después de haber crecido en Chicago desde que tenía 8 años, Perez se sumó al ejército antes del 11 de Septiembre del 2001 y sirvió en las fuerzas hasta el 2004. Al culminar su servicio, buscó tratamiento en el Hospital de Asuntos Veteranos cerca de Maywood, donde fue diagnosticado con desorden de estrés post-traumático.

El 26 de noviembre del 2008, y después de haber recurrido a las drogas a través de amistades, Perez fue descubierto entregando un estuche de un computador que contenía cocaína a un policía encubierto. Se declaró culpable y cumplió la mitad de su sentencia de 15 años.

A principios de mes, su solicitud de ciudadanía fue negada y se procedió a su remoción, a pesar de su solicitud de asilo y protección humanitaria, pues temía por su vida una vez llegara a territorio mexicano.

Por su parte, la vocera del ICE, Nicole Alberico, dijo a la BBC que la oficina “respeta el servicio y el sacrificio de quienes sirven en el ejército, y es muy reflexiva en su evaluación de casos que incluyen veteranos de la armada”. Asimismo aseguró que “los casos de remoción que incluyen a veteranos se hace solo bajo la autorización de personal directivo y en base a la especificidad de cada caso”.