El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, podría ser juzgado por crímienes contra la humanidad y otros nueve delitos, por la “estrategia macabra” ante la pandemia que hasta el momento ha producido la muerte de al menos 606.000 personas en el país. 

El Senado aprobó el informe de una comisión conformada por legisladores que investigaron a Bolsonaro y otros miembros del gobierno federal durante los últimos seis meses, “si se hubieran aplicado sistemáticamente medidas no farmacológicas, se podrían haber reducido los niveles de transmisión del covid-19 en aproximadamente un 40%, lo que significa que se podrían haber salvado 120.000 vidas para fines de marzo de 2021″.

Bolsonaro y otros 80 funcionarios, entre ellos los hijos del presidente, uno de los cuatro ministros de salud que ha habido en el país desde el inicio de la pandemia y otros ministros y exministros, se encuentran entre los acusados. 

Dentro de las evidencias recogidas por la comisión está el rechazo deliberado a ofertas de vacunas, que hizo que demoraran las campañas de inmunización, así como un aparente caso de corrupción en la compra de las mismas. También se reveló que una red de hospitales privados obligó a su personal a recetar el llamado kit covid, que contenía medicamentos de eficacia no probada contra el COVID-19 como la cloroquina o la ivermectina. 

Y es que durante la pandemia, Brasil fue uno de los países que no aplicó restricciones a la movilidad o confinamiento, ni hizo obligatorio el uso de mascarillas, aun cuando las cifras de contagios y muertes aumentaban a un ritmo acelerado. Además, vivió momentos trágicos durante la pandemia como la muerte de pacientes por falta de oxígeno en la región de Manaos al inicio de 2021 o el ensayo clínico irregular que terminó con la muerte de 200 personas. 

Las similitudes en el manejo que Jair Bolsonaro y el expresidente Donald Trump le dieron  a la pandemia son muchas, así como la posición de los dos ante el virus. 

Bolsonaro, al igual que Trump, ha promovido los tratamientos no convencionales y sin evidencia científica contra el COVID-19, también es común verlo en eventos públicos sin mascarilla y durante la etapa más dura de la pandemia alentaba a los trabajadores a salir a trabajar antes que el aislamiento para evitar el contagio.

Bolsonaro además ha señalado que la pandemia hace aprte de una conspiración y ha manifestado abiertamente que no se ha vacunado contra el coronavirus. 

A pesar del evidente mal manejo al tema de la pandemia y su caída en popularidad debido a estos seis meses de investigación y los altos números de afectados por el coronavirus, Bolsonaro dificilmente será juzgado y destituido, pues la decisión final en el caso la toma el fiscal general, quien es su amigo personal.