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Dr. Gutiérrez-Vélez es un profesor en el departamento de geografía y estudios urbanos en Temple University. Proveniente de Medellín, Colombia, Gutiérrez recibió su doctorado en ecología, evolución, y biología environmental de Columbia University en 2013. Foto: Samantha Laub / AL DÍA News
Dr. Gutiérrez-Vélez es un profesor en el departamento de geografía y estudios urbanos en Temple University. Proveniente de Medellín, Colombia, Gutiérrez recibió su doctorado en ecología, evolución, y biología environmental de Columbia University en 2013…

Trazando el futuro de la biodiversidad en Colombia

El geógrafo colombiano y profesor de Temple University Víctor Gutiérrez utiliza una beca de investigación con imágenes por satélite de la NASA para trazar el…

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Un "señor muy viejo con alas enormes", un ángel, dicen algunos, cae del cielo en una pequeña ciudad costera. La población no cabe de su asombro: temerosa al principio, luego intrigada y, finalmente, intentará encontrar una forma de aprovechar para su beneficio ese extraño fenómeno. La pareja en cuyo patio trasero ha aparecido repentinamente ese extraño ser alado decide encerrarlo en una jaula y empezar a cobrar dinero a todos los que se acercan para presenciar el "milagro". Bajo la presión de la cautividad, privado de aire libre y luz solar, el ángel se desvanece, permaneciendo inmóvil durante largos períodos de tiempo, con las alas caídas, sin vida. Sin embargo, en última instancia, recupera su fuerza y vuela de regreso hacia donde sea que hubiera venido, hasta los confines del horizonte. 

De todas las historias del autor y Nobel de literatura colombiano Gabriel García Márquez, ésta es la favorita del también colombiano Víctor Gutiérrez, geógrafo y profesor de Temple University. 

Gutiérrez, cuyo trabajo como geógrafo se centra en cómo pueden conservarse y cultivarse los recursos del planeta Tierra, cuenta una historia similar sobre la relación de la humanidad con la biodiversidad: las formas en que los vastos e intrincados sistemas de vida del planeta han sido maltratados, mal interpretados y abusados; la ceguera de la humanidad al hecho de que nuestro destino está ligado a todas las formas de vida del planeta. 

"La idea de por qué deberíamos conservar la biodiversidad y cómo hemos ido enfocando esta cuestión han cambiado con el tiempo", dijo Gutiérrez. El profesor recordó que en la década de 1970 la gente veía a la humanidad como algo completamente distinto de la biodiversidad, pero más adelante, al hacerse cada vez más evidente el impacto de la contaminación y la degradación ambiental, "el enfoque cambió hacia cómo podemos mantener la biodiversidad a pesar de [nosotros]". 

Eso dio lugar a nuevos argumentos sobre la utilidad de la biodiversidad en la vida de las personas: una actitud enfocada a pensar que "la biodiversidad debería existir porque nos beneficia o nos sirve a todos", continuó. 

"Ahora, sin embargo, estamos empezando a cambiar este paradigma con la idea de que en realidad somos parte de la naturaleza, por lo que las relaciones humano-naturaleza forman un algo que no se puede desacoplar", dijo Gutiérrez. "Es una parte integral de nuestras vidas". 

Y entonces es cuando empezamos a ver nuestro propio reflejo, que nos devuelve la mirada desde los ojos hundidos del ángel caído, y se consume a medida que lo acordonamos, vendemos y explotamos. 

La biodiversidad a vista de pájaro 

Para mucha gente, la palabra “biodiversidad” despierta en sus mentes imágenes de criaturas extrañas y exóticas, ajenas a su vida diaria. 

"Algunas personas imaginan la biodiversidad como un oso panda o algo muy icónico. Lo cual es muy importante, pero no mucha gente se da cuenta de que la biodiversidad es fundamental para nuestro bienestar en el mundo", dijo Gutiérrez. "La biodiversidad influye en el agua que bebemos, la comida que comemos, el aire que respiramos". 

Gracias a una beca de tres años de  $600,000 concedida por el GEO BON, Gutiérrez y un equipo de investigadores y socios, incluido el Instituto Humboldt de Colombia, trabajarán para que los legisladores del país latinoamericano pongan los pies en la tierra en lo que se refiere a la importancia de la biodiversidad. Previsto para entrar en acción el 26 de marzo, el proyecto utiliza imágenes satelitales para mapear la biodiversidad en toda Colombia, presentando los datos en un formato de mapa interactivo, accesible e intuitivo, que proporcionará información al público en general y a responsables de tomar decisiones. 

Gutiérrez, investigador principal del proyecto, tiene como objetivo asesorar a los políticos locales sobre cómo comprender, preservar y cultivar mejor los diversos ecosistemas del país, donde habitan más del 10 por ciento de las especies del mundo, lo que hace de Colombia el tercer país más biodiverso del planeta. 

"Tenemos aquí una gran oportunidad de aprovechar todo el potencial de la información que los satélites recopilan todos los días por todo el mundo y conseguir que estos datos se traduzcan no sólo en información, sino también en conocimiento, y que los políticos pertinentes puedan utilizarlo para tomar las decisiones más apropiadas para el medioambiente”, dijo Gutiérrez. 

Las amenazas a la rica biodiversidad del país con las que se enfrentan los legisladores colombianos son complejas y variadas; como en muchos otros países, a los beneficios económicos de las actividades mineras se les atribuye a menudo un valor que compensa el daño inevitable que producen al medioambiente y las poblaciones circundantes. El objetivo del proyecto de Gutiérrez es garantizar que los responsables de la toma de decisiones puedan ver, literalmente, el impacto que tendrían los proyectos de minería o desarrollo en un área u otra, facilitando la aprobación de leyes y la concesión de permisos de explotación al conocer de antemano qué áreas son más importantes proteger. 

Gutiérrez dijo que en los niveles más altos de gobierno, tanto en Colombia como en muchos otros países del mundo, las decisiones sobre el medio ambiente se toman sin acceso a canales de información adecuada. 

"Obviamente, los satélites no pueden decirlo todo, son parte de un trabajo más grande, pero creo que es mejor que la situación actual en Colombia, en términos de que allí sus gobernantes toman decisiones muy delicadas con muy poco acceso a información”, dijo Gutiérrez. 

Círculo completo 

El proyecto, financiado por la NASA, devolvió a Gutiérrez a sus raíces, permitiéndole aplicar los conocimientos y recursos que desarrolló estudiando y enseñando en los Estados Unidos a la protección del entorno en su país, donde comenzó su amor por la naturaleza. 

Su motivación surge de sus recuerdos de nadar en ríos claros en el campo, en el pequeño pueblo de San Cristóbal, el corregimento donde creció, en las afueras de Medellín, y de ver hongos y plantas distintas en sus caminatas y viajes de acampada. Pero también recuerda cómo esos mismos ríos se enturbiaron con basura y escorrentías químicas, y ciertas plantas desaparecieron gradualmente de los senderos por donde caminaba con tanta frecuencia. 

Su pasión infantil por la naturaleza y el aire libre le llevaron a estudiar Geografía en Colombia. Al terminar los estudios, se quedó allí, trabajando como director de un centro de investigación sobre ecosistemas y cambio global. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía que ir al extranjero si quería mejorar sus conocimientos y habilidades y acceder a recursos de investigación adicionales para saber más sobre geografía, ecología y protección del medio ambiente. 

De esta manera, decidió marcharse y tomar el programa de Geografía de Clark University. Más tarde, en 2013, obtuvo su Ph.D. en Ecología, Evolución y Biología Ambiental en la Universidad de Columbia. 

Gutiérrez explicó que al aplicar los conocimientos adquiridos en los EE. UU. en su trabajo en Colombia, espera poder contribuir a construir un mejor futuro para su país, un futuro donde su propio hijo y las generaciones venideras puedan nadar en ríos hermosos y limpios, como él lo hizo cuando era niño, y que en su conjunto "pueda prosperar sin agotar [su] rica y hermosa biodiversidad". 

Sin embargo, tener –en palabras de Gutiérrez– ese "imperativo moral y social" en el corazón del futuro de Colombia no es algo regalado, ya que el país se enfrenta a nuevas complicaciones a medida que surge de la oscuridad tras medio siglo de guerra. 

Paz y camino hacia adelante 

Colombia está volviendo a emerger, después de 50 años inmersa en un conflicto civil que desplazó a casi 6 millones de personas y causó más de 200,000 muertes y 80,000 desapariciones. La guerra civil creó una atmósfera de constante violencia y temor que, igual que para la mayoría de sus compatriotas, era parte del tejido de la vida cotidiana de Gutiérrez. 

"Cuando salí de Colombia, en 2006, el país pasaba por un momento muy, muy difícil”, dijo Gutiérrez. "Toda mi adolescencia y parte de mi vida adulta tuve que vivir bajo una sensación de constante amenaza. Pregúntele a cualquiera, podían oírse vehículos-bomba explotando a la vuelta de la esquina, personas asesinadas, masacres. Fue un momento muy duro para el país". 

A los ojos de Gutiérrez y muchos colombianos, el país está ahora en el momento más cercano a la paz que han visto en sus vidas. El presidente Juan Manuel Santos recibió el Premio Nobel de la Paz en octubre de 2016 por el acuerdo de paz negociado entre el gobierno y los guerrilleros izquierdistas de las FARC logrado en junio. La población acabó rechazando el acuerdo en un referéndum nacional, pero el Congreso aprobó un acuerdo de paz revisado en noviembre de 2016 y los esfuerzos para la dejación de armas sobre el terreno están en marcha. 

"El momento histórico que vive el país constituye una gran oportunidad para salir de la violencia pero también para asegurar un camino hacia la sostenibilidad", dijo Gutiérrez. 

Por un lado - señaló- el final del conflicto significa que el Estado puede tener una mayor presencia en las áreas que antes eran controladas por las FARC (hoy transformadas en fuerza política), lo que permite una mayor regulación de las actividades ilegales de minería y deforestación que contribuyen a la degradación ambiental. 

Por otro lado, "[esto] también supone un desafío, porque con condiciones sociales más seguras y pacíficas llegan los incentivos a la inversión", dijo Gutiérrez, "lo que podría ser una oportunidad si se hace en los lugares apropiados y de manera apropiada, pero puede salirse de control, como sucedió en muchas áreas", agregó, y explicó que la ganadería, la deforestación, las actividades agrícolas y la minería son todas amenazas para la biodiversidad y el medio ambiente en general. 

El desafío que suponen las corporaciones transnacionales que pretenden establecer operaciones multimillonarias independientemente de la degradación y las consecuencias ambientales resultantes, cuya peor parte recae en las comunidades rurales e indígenas, generan otro tipo de guerra: una lucha que ha resultado ser mortal para muchos activistas que han querido defender los derechos medioambientales y frenar el desarrollo desenfrenado, dado el impacto que tenían en sus comunidades. Según un informe de la organización Global Witness, 200 defensores del medioambiente en todo el mundo fueron asesinados por su trabajo en 2016. Colombia ocupaba el puesto número dos en número de muertes, con un total de 37 personas asesinadas debido a su activismo ambiental solo en ese año. 

Estamos ante otro conflicto que no desaparecerá de la noche a la mañana, pero con más y mejor información disponible en la toma de decisiones y más esfuerzos por desarrollar una "economía más creativa y respetuosa con el medioambiente" - dijo Gutiérrez - Colombia puede intentar “separar crecimiento económico de degradación ambiental", permitiendo que prospere a la vez tanto la economía del país como la calidad de vida de sus ciudadanos. 

Aproximar la sociedad a la ciencia, y la ciencia a la sociedad 

Gutiérrez dijo que el proyecto de la NASA es un ejemplo de cómo crear puentes entre la investigación en biodiversidad y el público en general, y junto a la colaboración con otras disciplinas, puede tener un impacto en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental, tanto en Colombia como en todo el mundo. 

En una realidad política donde las decisiones están determinadas no sólo por hechos sino por los esfuerzos por apelar a los valores de las personas, Gutiérrez dijo que los científicos deberían "reconocer que las personas tienen sus propios valores, basados en sus vidas cotidianas" para poder ganar peso en la escena política. 

"Enfocar el problema desde la arrogancia, diciendo que somos los poseedores de la verdad absoluta, no es propicio para [llegar] a tomar decisiones", dijo, añadiendo que traducir la jerga académica al lenguaje cotidiano es esencial para involucrar a las personas en las ramificaciones políticas y sociales de los hallazgos científicos. 

De esta forma, espera que el proyecto de la NASA y otras iniciativas similares que presentan datos científicos e información en formatos más accesibles ayuden a "acercar la sociedad a la ciencia y [convertir] la ciencia en algo relevante para la vida cotidiana de las personas". 

"Necesitamos que la gente aporte todos sus conocimientos y experiencias en base a su relación cotidiana con la naturaleza, para encontrar realmente la mejor manera de utilizar esta información y transformarla en una ayuda para que tomen las decisiones correctas que impulsen al uso sostenible de los recursos naturales", concluyó.