Soledad, la esclava negra y embarazada que se convirtió en símbolo de la lucha contra la esclavitud
El movimiento Black Lives Matter ha cambiado nuestra forma de caminar por la ciudad y reparar el olvido. Incluso cuando se trata del imperialista callejero…
Hay tanta historia en una calle de París como boulangeries en las esquinas. A menudo los ciudadanos caminan, compran, paran a desconocidos y les preguntan la hora, viviendo un presente raudo que siempre les empuja al futuro, pero jamás al pasado por el que transitan.
La parisina calle Jacques François Dugommier no tiene nada de particular. No es bonita ni muy fea; hay una sucursal bancaria, un concesionario de coches, un hotel y una lavandería. Una pasaría por allí como si nada si no fuera que tanto ella como su cercana estación de metro llevan el nombre de uno de los mayores esclavistas de la isla de Guadalupe, que hasta 1946 fue colonia francesa y hoy es un departamento de ultramar de la República de Francia.
Ubicada a 600 kilómetros al norte de las costas de América del Sur y al sureste de Dominicana a Guadalupe la bautizó así Cristóbal Colón -¡qué sorpresa!-, pero antes su nombre creole era “Karukera”, que significa “la isla de las bellas aguas”.
Unas aguas que la colonización y el proceso de esclavitud de sus habitantes enturbió hasta incluso 2007, cuando todavía se debatía en Francia su posible independencia.
Pero esta no es la historia de una isla ni tampoco la del negrero Dugommier, aunque ambas estén muy relacionadas a través de una mujer a la que la historia sepultó y el auge mundial del movimiento Black Lives Matter devolvió al presente.
Se llamaba Soledad, era esclava y estaba embarazada. Y también fue el símbolo de una revolución. Su estatua, la primera de una mujer negra que se erige en la ciudad, se encuentra desde septiembre de 2020 en el jardín público que recibe su nombre y que fue inaugurado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo -descendiente de españoles.
De Soledad se decía que tenía cada ojo de un color y que al nacer muy probablemente fruto del abuso de un marinero blanco a una esclava negra, su piel era más clara que el resto y eso le dio de niña ciertas ventajas, aunque acabó siguiendo el destino del resto. Un destino al que iba a resistirse.
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Guadalupe había dejado de ser tierra de esclavos durante la Revolución Francesa, pero bajo el imperio megalómano de Napoleón Bonaparte una expedición desembarcó en la colonia y volvió a restablecerla. Tras haber conocido la libertad, muchos antiguos esclavos no quisieron doblegarse y se rebelaron.
Había hombres y también muchas mujeres, y entre ellas estaba Soledad que estaba embarazada de unos pocos meses y se unió a la lucha.
Sin embargo, los insurgentes poco pudieron hacer contra el ejército francés. Tras la derrota, Soledad fue arrestada y condenada a muerte.
Su sentencia se cumplió el 29 de noviembre de 1802. Justo al día de dar a luz, la mujer fue ejecutada en la horca y su muerte marcó el fin de la lucha y la vuelta de los disidentes a su condición de esclavos. Pero también la convirtió en un símbolo de resistencia .
Hoy este pequeño jardín del distrito XVII donde hace casi 80 años se encontraba la escultura del general Alexandre Dumas -un afrodescendiente- que fue destruída por los nazis al ocupar París recibe su nombre: Jardín de Soledad.
Otra forma de reparar el olvido. O, como decía el actor francés Jacques Martial:
“No se trata de desarticular estatuas, sino de conocer la historia tanto en sus aspectos positivos como en sus sombras. Más que romper, añadir presencias en los espacios públicos que cuenten la historia”.
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