Según información publicada por MIT Technology Review, un científico checo confirmó con certeza dónde termina Shakespeare y dónde comienza la colaboración con uno de sus ayudantes.

Petr Plecháč, investigador de la Academia Checa de las Ciencias, utilizó el machine learning para entrenar un algoritmo en las obras de William Shakespeare y John Fletcher.

La investigación de Plecháč comenzó debido a otras investigaciones y rumores fundados por analistas literarios, quienes habían barajado la posibilidad de una autoría compartida entre Shakespeare y otros autores en la creación de Enrique VIII.

William Shakespeare, durante gran parte de su vida, fue el dramaturgo de la compañía de actores King's Men en Londres. Sin embargo, cuando Shakespeare murió en 1616, la compañía necesitó un reemplazo y recurrió a uno de los dramaturgos más prolíficos y famosos de la época: John Fletcher.

La fama de Fletcher se ha socavado desde entonces pero, en 1850, el analista literario James Spedding, notó una similitud entre las obras y pasajes de Fletcher dentro del Enrique VIII  de Shakespeare.

Spedding concluyó que Fletcher también pasó gran parte de su carrera trabajando en colaboración, no solo con Shakespeare sino con otros escritores.  Spedding citó ejemplos de uso y fraseo que forman una "huella digital" escrita, demostrando que dos personas trabajaron en ese texto único.

Pero no solo fue Spedding. En 1980, Thomas Merriam publicó un análisis estadístico de Enrique VIII donde introdujo un investigación del texto respaldando la teoría que Spedding formuló 120 años antes.

El debate sobre Fletcher versus Shakespeare se ha prolongado durante casi dos siglos.

Hoy, en 2019, Plecháč ha introducido nuevos datos al estudiar el trabajo relevante de Shakespeare escrito en solitario, mientras que ha analizado el  trabajo de Fletcher con un algoritmo. La tecnología de Plecháč confirma las teorías de Spedding y Merriam.

El estudio de Plecháč también descartó un segundo colaborador sospechoso de Shakespeare llamado Philip Massinger, sin embargo, se desconocen la cantidad de posibilidades abiertas que puedan existir de más colaboradores. Los rumores continúan: hay más teorías no solo sobre otros colaboradores del novelista inglés, sino sobre si Shakespeare incluso escribió sus propias obras.

El experimento de Plecháč se ajusta al método científico, donde comenzamos con una hipótesis específica para luego ser probadas bajo patrón de confianza. Sin embargo, y a diferencia de los discursos demonizadores de la tecnología, la inteligencia artificial y el machine learning no va a escribir como un Fletcher o Shakespeare a corto plazo. 

Con esta evidencia, solo se puede señalar un parecido u otro, pero no formar o desarrollar un nuevo material literario original.