‘Latinx’, ¿un término de representación para la comunidad latinoamericana?
El uso del lenguaje inclusivo es cada vez mayor, pero ¿es ‘Latinx’ un término realmente inclusivo y representativo para quienes tienen raíces latinoamericanas?
El término ‘Latinx’ ha ido ganando terreno en diferentes espacios como una forma para definir a quienes pertenecemos a la comunidad latina, sin adjudicar un género (binario) -intenta abarcar e incluir las diversas identidades sexuales. De hecho, la escritora Paola Ramos reconoce en su libro Latinx que el término surgió en la comunidad latina LGTBQ+.
Pero su uso aún es bastante polémico y muchos no se sienten representados por él. ¿Por qué? Las respuestas son variadas...
Una encuesta del Centro de Investigaciones Pew señala que en español la 'x' no tiene un sonido familiar, y que es más bien una “imposición angloparlante” y que por esto puede sentirse como otra forma en la que Estados Unidos ejerce su influencia sobre América Latina.
Entonces, si aceptamos esta premisa, ¿qué pasa con el término LatinE? ¿Es aceptado y utilizado?
Pues no, en realidad es cada vez más común escuchar el uso del lenguaje inclusivo dentro de la producción académica, entornos feministas o activistas contemporáneos, pero por mucho tiempo ha sido sinónimo de burla.
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La reticencia al uso del lenguaje inclusivo a veces parece venir desde el sujeto que históricamente se ve beneficiado o privilegiado por el uso del lenguaje convencional. ¿Es tan difícil imaginar o pensar el lenguaje como un elemento ‘vivo’ que construimos y cambiamos en función de nuestro desarrollo como sociedad?
O es que simplemente es mucho más cómodo dejar las cosas como estaban, porque a un sector enorme “no le afecta” o no se sienten afectados por la necesidad de trabajar hacia una sociedad más inclusiva?
El hecho es que el lenguaje está vivo, y que es desde él que entendemos y construimos nuestra realidad.
El español es un idioma binario -definimos el género de las cosas por defecto-, lo que puede darnos luz sobre la dificultad de muchos para aceptar estos cambios.
Pero esto también nos muestra que las diversidades no se han visto reflejadas ni incluidas durante demasiado tiempo. Las nuevas generaciones están haciendo un trabajo enorme para cambiar esto utilizando cada vez más términos neutrales al género; sin embargo, estos cambios siguen estando basados en la construcción occidental que se ha hecho de América Latina.
Tal vez el ejercicio que debamos consiste es revisar las terminologías más autóctonas del continente hasta que encontremos alguna(s) palabra(s) con la(s) que nos sintamos más cómodos, representados e incluidos todos.
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