La Big “spicy” Apple: ¿Y si Nueva York fuera un taco?
Un mapa interactivo permite rastrear el pasado y presente de los mexicanos en la ciudad a través de sus restaurantes. ¿Qué creen que ha ocurrido en los últimos…
A Nueva York se la conoce como el epicentro de los perritos calientes, las bagels y sí, es posible que el lugar donde podamos encontrar el mejor curry fuera de la India, pero históricamente nadie piensa en la ciudad como un lugar donde abunden los restaurantes mexicanos. De hecho, sólo ha sido a finales del pasado siglo y principios de este cuando los críticos culinarios han empezado a poner atención en una comida típica que hasta ahora y en Estados Unidos relacionábamos con epicentro como San Antonio o Chicago.
Sin embargo, en un mundo en constante fluir de culturas y gentes, una taquería en Manhattan o en Queens no es simplemente una taquería, es un fenómeno geopolítico imposible de digerir si no atendemos a la historia.
Así lo demuestra un mapa interactivo realizado por historiadores latinxs de la Universidad de Stony Brooks, que recoge los restaurantes mexicanos que operan en la ciudad desde los años 80 y hasta la actualidad, y lo hace en los cinco distritos. Un colosal trabajo en crecimiento y de acceso público que la profesora Lori Flores definió a Eater como “una carta de amor digital a la cocina mexicana”.
En 1980, de los 2.500 restaurantes mexicanos que había en Estados Unidos, sólo alrededor de un centenar se ubicaban en el noroeste del país. Hoy en la ciudad de Nueva York hay casi mil, aunque sigan siendo apenas un 3% de los más de 27.500 negocios de alimentación de la ciudad (338 en Manhattan, 301 en Brooklyn, 203 en Queens, 126 en el Bronx y 43 en Staten Island).
La mejor y más deliciosa prueba del enorme crecimiento de la población mexicana en Nueva York desde finales del siglo XX, en buena medida estimulada por una migración interna, de latinos del sur que se mudaron al norte, pero también de las grandes migraciones mexicanas tras las crisis que marcaron los 80 y los 90, con la devaluación del peso mexicano, el terremoto de 1985 en Michoacán y Guerrero, o la Ley de Reforma y Control de la Inmigración (IRCA) y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Sin embargo, siempre ha habido pioneros, como el Don Julio’s, que abrió sus puertas en 1929 convirtiéndose en una rara avis en el panorama gastronómico de la ciudad.
Y visibilizarla, porque existe y muy buena incluso en la tierra de las hamburguesas. Uno de los puntos más interesantes del estudio, que además toma de referencia los vecindarios de mayoría mexicana en el pasado y en la actualidad, es la variable de precio.
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Muy a pesar de la riqueza de sus ingredientes y su compleja elaboración, hoy en día la comida mexicana sigue viéndose como algo “barato” -comida de calle-, la hermana fea de sushi, y existen todavía hoy muy pocos restaurantes de alta cocina donde saborear los innumerables platillos de un país tan enorme y culturalmente variado como México.
Lo que no deja de ser curioso y habla mucho de la difícil situación de la comunidad latina en Estados Unidos aún hoy. Sobre todo porque, según un estudio realizado en 2004, más del 40% de los mexicanos residentes en Nueva York se dedicaban al sector de la alimentación y una gran parte de ellos venían de Puebla (el 75%) -¿Por qué no emprendieron? Todos sabemos la respuesta.
Pero aparte nos permite reflexionar sobre otros fenómenos, como la manera en que los tópicos acerca de una ciudad siguen bien apuntalados no importa que su población cambie y nuestra responsabilidad para visibilizar la riqueza y diversidad cultural de un lugar y las aportaciones de los latinx. No sólo es una cuestión de buen apetito, ni de tener una gran variedad de lugares de comida de diferentes países, sino que proyectos como este mapa interactivo ponen el foco en los retos y las dificultades de los empresarios latinx en el sector de la alimentación para mantener sus negocios en pie en plena pandemia de COVID y sobrevivir al cierre por cuarentena y la crisis que se avecina.
Ya que según los reportes, numerosos propietarios latinx de alimentación han tenido dificultades para recibir los beneficios del Paycheck Protection Program -muchas más que los no latinx- y cerrar sus puertas durante de la pandemia, además de que, a la luz de los datos, ha habido un alarmante número de latinx, sobre todo mexicanos, fallecidos por COVID que trabajaban en la industria de la alimentación.
Así que si vuelven a escuchar a alguien quejarse de que en Nueva York es imposible comer unos buenos tacos, una enchilada o unas quesadillas -simplificando mucho su infinito listado de platillos-, muéstrenle el mapa y queden para comer en esos lugares. Sepan que comer es también un acto político.
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