En Valencia, situada en el levante de España, se celebra cada mes de marzo “Fallas”, una fiesta tradicional que consiste entre muchas otras cosas en fuegos pirotécnicos y la quema de unos muñecos gigantes, algunos de más de 5 metros, que se llaman “ninots”.

Estos “ninots” suelen caricaturizar algunos de los personajes de la política y situaciones acaecidas ese año que el fuego quema para que nazca lo nuevo. 

El pasado año 2019, durante la feria de arte Arco de Madrid, unos artistas valencianos pusieron a la venta un ‘ninot’ del rey Felipe VI de España de casi 5 metros de altura, que vendían por valor de 200.000 euros. 

Los artistas Santiago Sierra y Eugenio Merino impusieron al futuro comprador una condición, que de adquirirlo tenía que quemar el muñeco antes de un año. 

Como no consiguieron vender la figura del monarca, ambos decidieron incendiarla ellos mismos durante el Día de la Hispanidad para “completar el proyecto artístico”, lo que ha sido visto como una provocación por algunas personas, especialmente cuando la popularidad de la monarquía ha caído bastante. Sobre todo, tras los escándalos protagonizados por el rey emérito, Juan Carlos I, que abandonó el país hace unos meses. 

De hecho, uno de los partidos que conforma el Gobierno, Unidas Podemos, ha pedido recientemente que se le pregunte a la ciudadanía española para evaluar el grado de aceptación del rey Felipe VI, aunque su propuesta fue rechazada por el presidente Pedro Sánchez (PSOE) para evitar más crispación y controversia política.

Aunque es cierto que la olla exprés de España ya hierve hace mucho y que la COVID-19 sólo ha hecho que encender más la tensión, el arte siempre ha sido un terreno combativo donde expresar las desavenencias políticas. Y además, aprovechar para que las ascuas de este debate cuyo final no se vislumbra en el horizonte sigan calientes.

Ya que Santiago Sierra, uno de los artistas del ‘ninot’ de don Felipe, ha publicado en redes el vídeo de su performance celebrada ayer 12 de octubre y ha anunciado que venderán las fotografías tomadas durante la acción, al igual que la calavera que había en el interior del muñeco, e incluso las cenizas. 

Sierra y Merino son dos artistas conceptuales de arte político e impacto internacional y, según declararon, aspiran a que la obra se convierta en “un documento histórico de su época, expresando los sueños y los deseos de gran parte de la población de deshacerse de una institución caduca”.