Elizabeth Holmes, la sensación de Silicon Valley, enfrenta hasta 80 años de prisión
Holmes había prometido a los inversores de su startup una revolución científica para la medicina.
Elizabeth Holmes, quien a sus 19 años abandonara la Universidad de Standford para lanzar su startup Theranos, una herramienta revolucionaria para la industria de la salud con la que se planeaba detectar enfermedades utilizando una sola gota de sangre, parece haber tocado fondo luego del veredicto en su contra.
Quien fuera considerada como la próxima Steve Jobs, comparación que ella misma buscaba emulando su forma de hablar y vestir, logró impresionar a importantes nombres de los negocios y la vida pública de Estados Unidos para que invirtieran en su compañía tecnológica. George Schultz, secretario del Tesoro de EE. UU., James Mattis, general de la Infantería de Marina, la familia Walton, la más rica del país, así como Henry Kissinger y Rupert Murdoch, fueron algunos de los pesos pesados detrás de Holmes.
Sin embargo, su empresa, que llegó a ser valorada en US$ 9 mil millones, nunca fue objeto de revisiones fiscales serias ni mucho menos de intervenciones de especialistas para validar la veracidad de la tecnología que prometía. Con los importantes apellidos que respaldaban la iniciativa y el aura de convencimiento que poseía Holmes, los inversionistas nunca pensaron que estaban siendo engañados por esta joven y brillante mujer.
Al comienzo de la semana, el jurado federal conformado por 8 hombres y 4 mujeres, decidió que Holmes era culpable de tres cargos de fraude electrónico y uno de conspiración para defraudar a los inversores. Y aunque todavía no se ha emitido sentencia, se espera que esta sea ejemplarizante para que esta historia no se repita nuevamente en Silicon Valley y afecte la confianza de quienes invierten en desarrollos tecnológicos.
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La creadora de Theranos, hoy con 37 años, llegó a tener 11 cargos en su contra y, aunque solo fue hallada culpable en cuatro de estos, por cada uno de ellos podría llegar a ser sentenciada a cumplir hasta 20 años privada de la libertad.
Los abogados de Holmes, quienes nunca han dado muestras de que su cliente se arrepienta o se sienta culpable por sus acciones, indicaron además que la intención de su compañía no era defraudar a sus inversores, sino que subestimaron de manera ingenua los verdaderos alcances y los retos que suponía la tecnología que ofrecían.
La gran promesa de Theranos y sus análisis de sangre no solo recaía en la supuesta facilidad para detectar enfermedades mediante un simple pinchazo en un dedo, sino especialmente en que su costo era cuatro veces menor al de los test tradicionales, razón por la cual importantes cadenas de droguerías se sumaron a este proyecto.
A finales de 2015, The Wall Street Journal condujo una investigación en la que la credibilidad de la compañía de Holmes quedó seriamente en duda. A esta se sumó el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el cual presentó cargos contra Holmes y contra su pareja sentimental en el momento, Ramseh “Sunny” Balwani, por engañar tanto a inversores, como a doctores y pacientes.
Theranos se disolvió finalmente en 2018 incapaz de cumplir nunca con sus promesas para la ciencia médica, convirtiéndose también en un ejemplo claro de lo que muchos critican en Silicon Valley, donde muchas veces personas sin integridad ni valores logran amasar grandes fortunas y alcanzan un estatus soportado en promesas vacías.
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