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Labores de arqueología subacuática en el suroeste de México. Photo: INAH
Labores de arqueología subacuática en el suroeste de México. Photo: INAH

Esclavos mayas en Cuba: El terrible hallazgo hundido en aguas de Yucatán

Un grupo de investigadores mexicanos ha encontrado el primer indicio material de una parte eminiosa del pasado colonial y esclavista, y advierten que es sólo…

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El hallazgo se produjo hace tres años a unos pocos kilómetros de las costas de Sisal, en el estado de Yucatán (México). La Unión, una nave de vapor de la compañía española Zangroniz Hermanos&Cía, que naufragó en 1861, poco después de zarpar, fue desenterrada del fondo del mar. 

Una explosición en una de las calderas fue el motivo del hundimiento; sin embargo, el barco no iba cargado de mercancías y pasajeros, como los periódicos de la época dieron a conocer, sino que además había personas mayas a las que llevaban a Cuba para trabajar como mano de obra esclava.

Así lo ha dado a conocer esta semana el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que destacó que es un descubrimiento sin precedentes en el país, ya que jamás se había encontrado una prueba más allá de los documentos de que la práctica de la esclavitud había continuado después de su prohibición tras la guerra de Independencia de 1810.

“Este naufragio aporta muchísima información sobre un problema que se dio durante décadas en esta región, pero del que no teníamos evidencias más allá de los documentos de la época”, explicó Helena Barba, responsable del INAH para Arqueología Subacuática en la península de Yucatán.

“Estamos tocando la punta del iceberg con este descubrimiento, hay que profundizar todavía”, destacó la científica. 

La reconstrucción del naufragio y la historia que lo rodea pudo realizarse no sólo gracias a los documentos de la época encontrados en archivos de Cuba y España, sino a los relatos que han pasado de generación en generación entre los pescadores de Sisal. 

“El hecho pasó desapercibido y se evitó darle mucha difusión, creo que de forma intencional, diciendo apenas que se suspendía por el momento el tráfico de pasajeros con Cuba”, sostuvo Barba.

Viajar engañados

Ocurrió durante la conocida como guerra de castas, un conflicto que tuvo lugar tras la guerra de independencia de México, cuando los nativos se sublevaron hartos de los abusos de las élites criollas y mestizas que ostentaban el poder político y económico. 

Los “enganchadores”, que eran tanto españoles como mexicanos, prometieron a los indígenas que tendrían una vida mejor y más libre si se embarcaban hacia Cuba, que seguía siendo colonia española. Sin embargo, la realidad era otra; iban a acabar trabajando como esclavos con contratos en su mayoría falsos. 

“Había niños, niñas y adultos mayas que eran tratados como mercancías y que eran parte de un tráfico de esclavos impresionante”, señaló Helena Barba. 

De esa forma, barcos como La Unión salían de Cuba portando caña de azúcar, llegaban a lugares como Yucatán y seguían su ruta hasta volver a Sisal, donde realizaban una carga mixta de materiales como cueros y maderas, y también pasajeros de primera y segunda clase. Cuando los indígenas, contaba la investigadora, ya estaban a bordo del navío y descubrían el engaño, los encerraban en pequeños compartimentos porque eran parte de la mercancía. Luego los vendían a 25 pesos más o menos, pero su precio se triplicaba cuando llegaba al “cliente” final. 

Sólo la compañía Zangroniz y Hermanos comerció con alrededor de 3.600 esclavos durante una década, aunque la cifra podría ser mayor debido a la falta de registros de tráfico. En el momento en que La Unión se hundió, había en el navío 80 tripulantes, 60 pasajeros y un número de esclavos por determinar. 

Las altas temperaturas del barco al incendiarse, las corrientes de agua y las bacterias borraron el rastro de muchos restos óseos. Pero los investigadores se han propuesto identificarlos para que los descendientes de esos hombres y mujeres puedan recuperar ese pedazo de historia, una parte de la cual se encuentra en La Habana, en el barrio de Campeche, donde se cree que muchos de estos grupos de esclavos residieron. 

Ahora el pasado tanto tiempo sumergido servirá para hacer justicia y conocer la cara oculta de la tan vitoreada revolución mexicana, aun cuando el propio Benito Juárez prohibió unos cuantos meses antes del naufragio de La Unión y bajo pena de muerte el envío de indígenas al extranjero.