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Sara Montiel en su papel de Marucha en Piel Canela (1953). Foto tomada de internet. 
Sara Montiel en su papel de Marucha en Piel Canela (1953). Foto tomada de internet. 

Biografía de Sara Montiel se cocina a 'fuego lento' en Filadelfia

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Sara Montiel fue su nombre artístico y con él le dio la vuelta al mundo y a la historia del cine español. La artista, que empezó a actuar a los 16 años, apareció en medio centenar de películas y grabó cerca de 500 canciones.

“Sara fue una mujer que hizo lo que se le dio la gana. Nadie pudo con ella: ni México, ni Estados Unidos ni el franquismo [en España]”, afirma Israel Rolón-Barada, profesor de español en Drexel University y amigo de Montiel durante sus últimos años de vida.

Rolón-Barada se refiere al carácter indomable de la estrella ibérica. Para entender y valorar integralmente el legado de Montiel –según el académico– hay que tener en cuenta que su vida artística se desarrolló en cuatro momentos clave. 

El primero fue como actriz novel en la España de los años 40, un país empobrecido y que había dado un salto atrás en materia de derechos civiles bajo la dictadura del general Francisco Franco.

De acuerdo con Rolón-Barada, Montiel fue una mujer avanzada para su época, una mujer de la posguerra que tuvo que luchar para ser protagonista en una sociedad que la había relegado a ser lo que mandaba la iglesia: buena madre, buena esposa, buena ama de casa. 

Montiel logró hacer 14 películas en España antes de los 21 años y apenas sabiendo leer y escribir. Para Rolón-Barada, "la falta de formación académica puede explicar el que Sara no haya tenido un éxito automático durante esa primera etapa. Era muy jovencita, muy débil y se enfrentaba a actrices consolidadas como Imperio Argentina o Amparo Rivelles”.

El segundo momento de su carrera empezó en 1950, cuando la actriz y su madre se trasladaron a México en busca de mejores oportunidades. México era la meca del cine latinoamericano y se encontraba en plena época de oro. 

Allí, Montiel se relacionó con un círculo de intelectuales españoles exiliados y terminó de aprender a leer y escribir de la mano del poeta republicano León Felipe. 

Rolón-Barada afirma que es en México donde el talento innato de Sara se mezcla con su buena suerte. “Una suerte increíble porque llega a trabajar directamente con Pedro Infante, que está en la cima de su carrera, y con Agustín Lara, el compositor número uno de música latinoamericana”. 

Al lado de Pedro Infante, Montiel protagonizó películas como Necesito Dinero, Ahí viene Martin Corona y El Enamorado (todas en 1952). “Ella representaba un desafío, era la mujer que rompía los moldes de aquella época y retaba a su marido; un reto al macho mexicano y al macho hispano”, señala el catedrático.

En México aprende y evoluciona hasta que protagoniza Piel Canela (1953), una película hecha a su medida y que la catapulta hacia lo que sería, según Rolón-Barada, el tercera etapa de su carrera: Hollywood.

“Ella no va a Hollywood a buscar empleo o a tocar las puertas, sino que Hollywood viene por ella a ofrecerle contratos”.

Montiel debutó en el cine americano en 1954 –sin saber inglés– interpretando el papel de Nina en la película Vera Cruz, un western protagonizado por Gary Cooper y Burt Lancaster. Al filme, le siguieron éxitos taquilleros como Serenade (1956) y Run of the Arrow (1957).

Es en la meca del cine norteamericano y consolidada como una estrella mundial cuando la carrera de Montiel empezaba a estancarse. 

“Cae en el problema que han caído muchos, tenía dos posibilidades, le ofrecían papeles como mexicana o como india americana –comenta Rolón-Barada–. Una vez le ponen esa etiqueta porque es estereotipo que existe, pues la siguen viendo como eso”.

Siete años después de haber dejado su madre patria, Montiel volvió a España y es en ese momento de su vida –la cuarta etapa en su carrera–, que la artista se consolida como una de las actrices más importantes de la historia del cine español.

Protagoniza El Último Cuplé (1957), una película que de acuerdo con el profesor Rolón-Barada “le cambió la vida porque logra el éxito total con el mínimo de presupuesto y recupera el musical, un género de los años 20”.

Después de El Último Cuplé, vinieron éxitos como La Violetera (1958), Mi Último Tango (1960), La Bella Lola (1962), Noches de Casa Blanca (1963) y La Mujer Perdida (1966).

Una vida por descubrir

Sara Montiel murió en Madrid el 8 de abril de 2013 a los 85 años de edad y con una vida pública conocida de la A a la Z por sus seguidores y los medios de aquí y allá.  

Sara Montiel e Israel Rolón-Barada, profesor de español en Drexel University. Foto: Archivo particular.

Sara Montiel junto a su amigo y ahora biógrafo Israel Rolón-Barada, profesor de español en Drexel University. Foto archivo personal.

Sin embargo, hace tres años una biografía que promete “desvelar los aspectos duros y difíciles de la vida que tuvo que enfrentar para ser lo que fue”, se cocina a fuego lento en Filadelfia, donde vive y enseña el doctor en literatura y cultura peninsular Israel Rolón-Barada, admirador en la adolescencia, amigo en sus últimos años de vida y ahora investigador y biógrafo de la diva española.

El objetivo del libro, cuyo título preliminar es “El precio de ser Sara Montiel”, es en palabras del autor “poder explicar su trayectoria vital real: todos sabemos lo bella que era, el volumen inmenso del legado cinematográfico y musical que dejó, [pero no] las cosas muy difíciles y muy duras que esta mujer tuvo que pasar para lograr su meta de ser profesional”.

Rolón-Barada recuerda que su interés por Sara empezó muy temprano en su vida durante los años de adolescencia. Allí, todos los días después de clases en la escuela, acudía con disciplina casi religiosa a la cita con el cine hispanoamericano en la sala de su casa en San Juan, Puerto Rico.

El programa se llamaba Cine de la tarde con Pilar Arenas, se sintonizaba en el Canal 2.

“Mirábamos las películas y al otro día las comentábamos y cantábamos las canciones. Así empezó mi admiración por Sara Montiel”, recuerda el profesor.

En 2001, mientras hacía un doctorado en Málaga, España, la conoció en persona y fugazmente durante la presentación y firma de su libro autobiográfico Memorias, Vivir es un Placer. 

En 2011, la Modern Language Association of America organizó su conferencia anual en Seattle en la que tuvo lugar el panel From Conchita Piquer to Isabel Pantoja: Divas and the Spanish Cultural Imaginary. 

Con ocasión del panel, Rolón-Barada logró una entrevista de dos días con Sara Montiel en la isla Tabarca, una situación que, según el catedrático, le causó gracia a la diva porque no dejó pasar ni 48 horas entre su primer contacto telefónico y presentarse en persona en la isla en pleno Mediterráneo. 

Rolón-Barada afirma que su biografía se diferencia de otras que han salido porque su aproximación a la vida de Montiel la hace desde su rol como investigador académico y como tal este libro se aleja del tono farandulero o comercial que puedan tener otras publicaciones.

Por ahora, el profesor necesita ultimar un par de detalles, hacer otro par de entrevistas en México y España, antes de terminar de darle forma a su versión de la vida de Montiel, que prevé publicar a inicios de la próxima primavera. 

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