Brasil y Filadelfia, historia común de una educación marcada por la segregación
La directora brasileña Gabriela Watson, galardonada en el Blackstar Film Festival por su cortometraje Baobab Flowers, explora los efectos de la segregación en…
La esclavitud es una mancha compartida en la historia de Brasil y Estados Unidos. Brasil no solo fue el país del continente americano que recibió más africanos, sino que también fue el último en prohibir la esclavitud, en 1888. EE.UU. puso fin a esta práctica en 1865, pero la segregación siguió frenando la integración de los afrodescendientes en la sociedad. Desde entonces ha pasado más de un siglo, se han mejorado los derechos civiles, pero los afrodescendientes siguen luchando por vivir, la mayoría en barrios de pocos recursos donde no tienen acceso a una buena educación.
Este es el escenario que muestra Baobab Flowers, un documental de la cineasta brasileña Gabriela Watson Aurazo, galardonada con el Premio de la Audiencia al Mejor Corto Documental en el Blackstar Film Festival 2017.
Baobab Flowers expone la tenacidad y sensibilidad de dos educadoras, una de Filadelfia y otra de São Paulo, en Brasil, para mostrar, en esencia, que los problemas que afrontan las escuelas públicas de EEUU y otros países en vías de desarrollo como Brasil son bastante parecidos.
Con un equipo multicultural y el apoyo de Doris Derby, ícono del Movimiento por los Derechos Civiles, la película se ganó la admiración del público. Sin embargo, Derby recuerda que todavía queda mucho trabajo por hacer y que los esfuerzos para conseguir la igualdad deben continuar.
“Pude ver claramente cómo el público se emocionaba con las historias que explicaban las dos profesoras”, comenta Watson. “La idea inicial era hacer un film muy personal, que permitiese al público conectar con los personajes, y creo que lo conseguimos. Mostramos momentos íntimos, pero desde un punto de vista poético, y creo que el público se identificó con los problemas que afrontan los personajes”.
Nacida y criada en Brasil, Watson se mudó a Filadelfia para estudiar en la universidad y hace poco terminó su Maestría en Cine y Arte Audiovisual en Temple University. Baobab Flowers fue, de hecho, la película de su tesis. Decidió centrarse en el tema de la esclavitud y la educación al darse cuenta de que en EE.UU. los afrodescendientes sufren problemas parecidos a los de su país de origen.
En el film, Watson invita a los espectadores a reflexionar sobre la desigualdad que sufren los descendientes de africanos a la hora de acceder a la educación, y plantearse si la educación formal a la que tantos estudiantes tienen acceso es representativa para ellos.
La película debe su título al árbol simbólico de África, el Baobab, que florece solo una vez al año. Según la leyenda, los africanos, después de ser capturados, giraban alrededor del Baobab para dejar atrás su cultura e identidad. Los personajes que aparecen en la película intentan hacer justamente lo opuesto dentro de sus comunidades: rescatar la identidad africana que sus antecesores se vieron obligados a dejar atrás.
Los protagonistas del documental, Nyanza Bandele, en Filadelfia, y Priscila Días, en São Paulo, tienen mucho en común: dos mujeres negras, políticamente activas, madres divorciadas y educadoras muy vinculadas a sus comunidades.
En Filadelfia, la educadora Nyanza Bandele explica sus dificultades diarias como profesora en Overbrook High School, un centro ubicado en un entorno escolar hostil, con escasez de material educativo y con alumnos desmotivados. Muchas escenas de la película muestran a sus estudiantes durmiéndose en clase o con problemas de concentración.
En São Paulo, Baobab Flowers se centra en la escuela pública Amelia Kerr, en Jardim Horizonte Azul, un barrio desfavorecido de la ciudad, donde la educadora Priscila Días intenta impartir clase a sus alumnos en un aula con pupitres rotos, a la vez que intenta enseñarles a conectar con sus raíces y a que entiendan su importancia en la sociedad. Priscila, una mujer afrobrasileña de padres analfabetos, representa la primera generación de su familia que ha podido tener acceso a la universidad. Al terminar su Maestría en Historia, decidió que quería dedicarse a ayudar a las comunidades más desfavorecidas, donde más la necesitaban.
Ambas educadoras trabajan en escuelas de barrios de bajos ingresos y lidian a diario con la falta de recursos e infraestructura. Los estudiantes a menudo vienen de familias fragmentadas y se enfrentan a un currículum que no presta atención a su pasado, pero ellas por encima de todo defienden la educación como una forma para conseguir cambiar la vida de sus estudiantes.
CONTENIDO RELACIONADO
Para Watson, el principal aporte de Baobab Flowers es mostrar por separado la experiencia de las dos mujeres, dejando claro sus similitudes y diferencias. Watson quiere mostrar al público el papel crucial que juegan las mujeres negras en su comunidad, tan crucial que requiere que las mujeres se mantengan fuertes y se conviertan en el pilar de la comunidad.
A pesar de los notables progresos en el terreno de los derechos civiles, todavía quedan pendientes problemas que combinan pobreza y raza. “Las estadísticas siguen diciendo que la igualdad todavía no existe. Y yo, como mujer negra y cineasta, quiero dar voz a todas aquellas personas que tienen una única perspectiva sobre estos temas”.
El interés de Watson a los temas de igualdad y diversidad empezó antes de rodar su film. En 2012, dirigió “Nosotros, Afroperuanos” -Brasil/Perú 45 min- una reflexión sobre los problemas raciales en Perú. Para la realización de Baobab Flowers, Watson dirigió dos equipos diferentes, uno en Filadelfia y otro en São Paulo. Ambos equipos estaban formados por gente de orígenes diversos e identificados de alguna forma con el tema del documental.
Según la productora creativa, Melissa B. Skolnick, el hecho de trabajar en un equipo diversificado, con mujeres y gente de color, refleja bien el contenido de la película.
“Es importante crear colaboraciones y conexiones entre la comunidad”, comenta Skolnick. “Y creo que Baobab Flowers hace exactamente esto”.
Skolnick está convencida de la importancia de trabajar estos lazos y conexiones para conseguir un mayor impacto en la comunidad.
Para la realización de Baobab Flowers, Watson también contó con la ayuda de Doris Derby como productora ejecutiva. Derby, antropóloga y fotógrafa documental, ha apoyado el proyecto de Watson desde el principio. Se conocieron en 2014, cuando Derby creó una beca para los alumnos de Temple a través de la Black Women Film Network (Red de Mujeres Negras Cineastas), una organización de Atlanta. A partir de entonces, Derby se convirtió en mentora de Watson.
Para la Derby, los problemas que afrontan las dos profesoras del documental son parecidos a los que ella sufrió en los años 60, cuando era miembro del SNCC (Comité Coordinador de los Estudiantes No Violentos). Aunque han cambiado muchas cosas, las comunidades africanas todavía necesitan mejorar, y la mejor forma para lograrlo es mediante la educación.
El corto es solo el principio de algo, pero todavía queda mucho trabajo por hacer, advierte Derby. Después de contar la historia de Nyanza y Priscila, ahora toca recaudar fondos y ayudarlas a ayudar a sus comunidades.
DEJE UN COMENTARIO:
¡Únete a la discusión! Deja un comentario.