Los artistas Latinos viven “tiempos interesantes” en la Bienal de Venecia
Entre pabellones, callejuelas, palacios y un inmenso jardín, Venecia abrió nuevamente las puertas al arte último, y los Latinos filtraron las escasas fronteras…
VENECIA.- “Nos guste o no, vivimos en tiempos interesantes”, decía el entonces senador Robert F. Kennedy en una visita a Cape Town en 1966. “Son tiempos de incertidumbre, pero también son los más creativos de todos los tiempos en la historia de la humanidad”.
Poco sabía el senador de lo “interesantes” que serían los tiempos, 53 años después.
“Que vivas tiempos interesantes” ha sido el título de la 58 edición de uno de los eventos artísticos y culturales más importantes del mundo, inaugurado el pasado 11 de mayo en la ciudad de Venecia.
Llamada la “Biennale Arte”, es la organización más importante a la hora de exhibir las manifestaciones artísticas contemporáneas del mundo.
Fundada en 1895, la exhibición se lleva a cabo dos años, e incorporó paulatinamente muestras de arte de diversos países desde principios del siglo XX.
Gracias a la magnífica transformación de los espacios, el evento cuenta con un parque dividido en 30 pabellones que alojan muestras de cada país participante. A partir de los años 80, la organización destinó un espacio separado – el Arsenale – para artistas más jóvenes y que no formaban parte de las colecciones nacionales.
Desde su fundación, el evento ha alojado a artistas como Gustav Klimt, Renoir, Courbet y Picasso, con la firme determinación de resaltar las obras de quienes dialogan con las realidades inmediatas del mundo.
A medida que han pasado las décadas, la multiplicidad de lenguajes, formatos y medios, ha permitido que la Biennale se disemine por todos los barrios de la ciudad, minando sus callejuelas y canales con fantásticas e inesperadas muestras.
Cada pabellón representa, a modo de “feria”, lo mejor de su producción artística contemporánea, bien sea a través de las obras o a través de la narrativa dibujada por el curador, profesional encargado de crear un discurso a través de las obras.
En tiempos tan “interesantes” como estos, la realidad que vive cada país estaba presente en todas las esquinas.
El pabellón de Rusia, por ejemplo, estuvo a cargo de Mikhail Piotrovsky, quien nos sumerge en un ambiente hermético, frío, tenebroso, donde las obras dialogan con la Parábola del Hijo Pródigo, y su respectiva representación por el famoso Rembrandt.
Cada pieza nos recuerda el tumulto, la violencia y la inestabilidad del mundo contemporáneo.
Por su parte, el pabellón de Estados Unidos, comisionada y curada por Brooke Kamin Rapaport, exhibe la obra de Martin Puryear bajo el título “Liberty/Libertà”.
Puryear dijo que representaba su país “como artista y como ciudadano”.
CONTENIDO RELACIONADO
Sus esculturas dialogan con el concepto de libertad y pretenden poner sobre la mesa una realidad palpable en suelo estadounidense.
Sin embargo, uno de los fenómenos más interesantes de toda la exhibición fue la ubicuidad de los artistas hispanos.
Si bien el evento cuenta con pabellones de Brasil, Uruguay y Venezuela en el Giardini, la presencia de los artistas Latinos atravesaba las porosidades del espacio, siendo una metáfora en sí misma.
Artistas como los cubanos Alejandro Campins, Ariamna Contino, Alex Hernández y Eugenio Tibaldi, presentaron obras en la Isla de San Servolo, dialogando con el impacto medioambiental causado por el desarrollo humano.
De la misma manera, Miguel Ramírez (República Dominicana) y Elsie Wunderlich (Guatemala) en el Palazzo Albrizzi Capello, y Voluspa Jarpa (Chile), Mariana Telleria (Argentina) y Christian Bendayán (Perú) en el Arsenale.
La metáfora de la presencia Latina en el evento se vio ejemplificada de manera impecable en la diversidad de artistas Latinos, nacidos y criados en Estados Unidos, que llevaron su trabajo a las paredes de la Biennale.
Martine Gutiérrez, por ejemplo, es una artista nacida en 1989 en Berkeley, y cuyo trabajo titulado Indigenous Woman, pone sobre el tapete la corporalidad y las fronteras entre el sujeto y el objeto.
Anthony Hernández, nacido en 1947 en Los Angeles, trabaja desde la fotografía el concepto de la ruina urbana y los desechos, en especial en zonas marginalizadas en Estados Unidos.
Si bien es cierto que, dentro de la gran variedad de artistas que participan del evento, la nacionalidad y la residencia frecuentemente no coinciden, la orgullosa representación de Estados Unidos por parte de artistas Latinos es un guiño inevitable a la realidad irrefutable que vive el país.
DEJE UN COMENTARIO:
¡Únete a la discusión! Deja un comentario.