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El colectivo del arte de la tortilla "más peligroso del mundo" que obró el milagro de la sátira comestible. Photo: The Great Tortilla Conspiracy.
El colectivo del arte de la tortilla "más peligroso del mundo" que obró el milagro de la sátira comestible. Photo: The Great Tortilla Conspiracy.

Arte de trinchera: Cuando la Virgen de Guadalupe se apareció en una tortilla

A principios de siglo XXI un grupo de “artivistas” chicanos idearon la Gran Conspiración de la Tortilla. Ahora el colectivo forma parte de una “revolucionaria”…

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El fervor religioso a veces opera de formas curiosas: ¿Quién no ha leído alguna vez sobre la “milagrosa” aparición de la cara de Cristo en una tostada, o una loncha de jamón venerada porque alguien ha creído ver en ella el manto de la Virgen?

Tomando estas excéntricas visiones de la fe y amparándose en el humor y la sátira como la mejor forma de unir arte y política, a principios del 2000 los artistas Jos Sances, Art Hazelwood, René Yáñez -fundador de la Galería de la Raza en San Francisco y fallecido en 2018- y su hijo Río Yáñez crearon The Great Tortilla Conspiracy, “el colectivo de arte de la tortilla más peligroso del mundo”, dedicado a hacer “arte comestible de la revolución”, como citó Hazelwood en su nombramiento como miembro en 2009.

Utilizando poco más que tortillas de maíz y tinta comestible -jarabe de chocolate y colorante-, el colectivo de San Francisco empezó a crear serigrafías de icónicas figuras como la Virgen de Guadalupe o la artista Frida Kahlo que eran veneradas apenas unos segundos por el público para acabar finalmente en sus estómagos. 

Sus obras eran todo un proceso performativo lleno de humor negro donde unían lo sagrado de los ritos católicos con los símbolos de la mexicanidad y se presentaban vestidos con batas de laboratorio para “cocinar” estas comuniones de enormes hostias consagradas por el arte absurdo. 

"Un artista que se inspiró en los vaqueros de antaño, dobló una percha en forma sagrada y marcó las tortillas con la imagen del santo".

The Great Tortilla Conspiracy tenía además un evangelio, dogmas delirantes e incluso una cosmogonía particular que explicaba su nacimiento, siguiendo, como ellos mismos explicaban en su web, el modelo de la masonería:

“El documento fundacional de la Conspiración cita la aparición milagrosa de varias deidades, entre ellas la Virgen de Guadalupe, sobre diversas superficies -nubes, rocas, ropa doblada-, así como sobre diversos alimentos... el más famoso, las tostadas”, proclamaban. 

“Las raíces de las apariciones milagrosas en tortillas se remontan a los primeros días de la Galería de la Raza en el Distrito de la Misión de San Francisco. Un artista que se inspiró en los vaqueros de antaño, dobló una percha en forma sagrada y marcó las tortillas con la imagen del santo. Aunque la tortilla desempeña el papel central en la práctica estética que es la Gran Conspiración de la Tortilla, los resultados no siempre fueron comestibles”, proseguían.

Sin embargo, con el tiempo consiguieron “una receta secreta calificada de deliciosa por muchos acólitos de las quesadillas”, y acometieron así un proyecto que más allá del chiste tenía un poderoso significado: crear comunidad a través de la comida gratis y hacer una “sátira” picante del legado cultural mexicoamericano. 

Las obras e historia de The Great Tortilla Conspiracy forman parte de la exposición ¡Printing the Revolution! The Rise and Impact of Chicano Graphics, 1965 to Now, que acoge el Smithsonian American Art Museum de Washington, D.C (SAAM), que aún reabrirá sus puertas este año pero cuyas obras presentes en la exposición pueden contemplarse en su galería online. 

Además de asistir a algunas de sus charlas programadas sobre la afrolatinidad, el legado de los grabados o los vínculos entre la espiritualidad y el indigenismo y el arte chicano, que pueden encontrar AQUÍ.

Identidad y activismo chicanx

¡Printing the Revolution! es un ocasión como pocas de conocer más de un centenar de obras procedentes de la pionera colección de arte latino del SAAM y sumergirse en la convulsa década de los 60’ del pasado siglo, en que el grabado se convirtió en el soporte principal para numerosos artistas mexicoamericanos hermanados con la lucha por los derechos civiles y los movimientos feministas y LGBTQ. 

Una suma de estética y política a través de la gráfica que raramente ha sido considerada al explorar las formas en que la revolución latinx y que ha sido tildada de “propaganda política”, cuando fue motor de inspiración artística a través de sus colores y grafías, que exaltaban la identidad y la justicia social. 

Desde el retrato a la sátira, la apropiación, el pop politizado o el conceptualismo hasta su impronta hoy en el arte digital, las obras de artistas como Rupert García, Ester Sánchez, Malaquías Montoya o la Real Fuerza Aérea Chicana  sentaron bases en el arte, pero sus contribuciones fueron muy minimizadas. 

Como explicaba la organizadora de la exposición y conservadora de arte latinx del SAAM, E. Carmen Ramos, en el catálogo publicado a tales efectos: 

"La historia del arte de EE.UU. aún no ha captado plenamente la fluida negociación de los artistas chicanos entre la estética y la política, y sigue colocando a estos artistas en pistas segregadas que rara vez reconocen su interconexión con la amplia historia del arte".

Hoy vuelve a reimprimirse la historia del arte chicanx gracias a Printing Revolution y hasta que la pandemia lo permitan, pueden disfrutar las numerosas charlas, así como del amplio catálogo de la muestra, publicado por Princeton University Press, que incluye ensayos de estudiosas del arte y la gráfica chicanx y latinx como Terezita Romo y Tatiana Reinoza.