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Jessica Krug y H.G Carrillo fingieron ser afrolatinos durante muchos años. Pero, ¿hasta qué punto llegó el engaño? Photo: Popsugar / Getty Images

La prisión de la identidad: Otra vuelta al caso de Jessica Krug, la blanca que se fingía afrolatina

A veces vemos la punta del iceberg, pero la mayor parte de él está sumergido. Con los “impostores” ocurre lo mismo.

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¿Cómo se crea un ‘impostor’? La mayoría de nosotros nos hemos sentido unos impostores en algún punto de nuestras vidas. Incluso existe un síndrome del impostor. Pero impostar un origen y una raza y construir una carrera -que para muchos es la vida- en base a una mentira que en parte es genética y en parte cultural se nos antoja el mayor de los engaños, sobre todo cuando el impostor en cuestión “se aprovecha” de las pequeñas cuotas de derechos y beneficios de una comunidad históricamente discriminada. 

Jessica Krug, 38 años, investigadora y profesora de Historia Latinoamericana y Africana de la Universidad George Washington, llevaba décadas afirmando ser una mujer afrolatina criada en el Bronx, con padres drogadictos y un hermano víctima de la violencia policial. Pero el pasado 3 de septiembre, Krug -que se hacía llamar “Cruz”- confesó en su blog que había vivido en una mentira desde que era adolescente fruto de un trauma infantil que no llegó a superar. La profesora afirmó ser en realidad una mujer blanca y judía nacida en los suburbios de Kansas, y que había basado su vida en el “suelo tóxico del napalm de las mentiras”. 

La confesión provocó un gran escándalo. La universidad la suspendió de su empleo y ella dimitió después de que el departamento de Historia pidiera su despido alegando que había traicionado la confianza de muchos estudiantes y antiguos compañeros de estudios africanos. La Unión de Estudiantes Negros de la institución aprovechó para reivindicar la falta de profesores negros y latinos en las aulas -sólo un 25% de los docentes a tiempo completo son de color.

¿Puedo realmente sentirme parte de una comunidad con la que no comparto una genética aun viviendo dentro de esa comunidad como una más?

Ella, al mismo tiempo, pidió ser cancelada. Así fue. “Las comunidades negras no tienen la obligación de albergar los desechos de las sociedades no negras. He hecho esto. Sé que está mal y lo he hecho de todos modos”, escribió.

A muchas personas tal vez no les importe el por qué, sino la estafa en sí y el doloroso agravio que significa para quienes llevan años luchando por mayores cuotas de visibilidad y derechos. Pero, ¿qué llevó a Krug/Cruz a inventarse una vida y luego defenestrarse ella misma tirando su carrera por la borda? ¿Fue la culpa? ¿La descubrieron? ¿Fue otra arista de sus problemas de salud mental? ¿Tenía malas intenciones desde el principio o quedó atrapada en una bola de mentiras?

La postmodernidad ha convertido la identidad en una cuestión muy abstracta. ¿Somos dónde nacimos o dónde crecimos? ¿Somos por la raza a la que pertenecemos -o las razas, nuestro ADN es tan complejo como nuestras cabezas? ¿Somos quienes decimos que somos o quienes otros dicen que somos? ¿Puedo realmente sentirme parte de una comunidad con la que no comparto una genética aun viviendo dentro de esa comunidad como una más?

Más que la punta del iceberg

La historia está llena de llamados “impostores”. 

Carlos Castenada, nacido realmente en Perú y autor de Las enseñanzas de Don Juan, construyó una increíble obra en base a una vida y unos personajes inventados hasta el punto de que su biografía es una novela en sí misma que aún muchos creen como cierta. En 2015, Rachel Dolezal, una mujer nacida blanca pero que se identificaba como negra llegó a presidir la sección local en Spokane (Washington) de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP) durante más de un año hasta que se destapó el embuste. ¿Y qué me dicen de H. G Carrillo, nacido como Herman Glenn Carroll, que basó sus novelas e incluso sus relaciones con su pareja y amigos en la historia ficticia de que era un emigrante cubano?

Aunque quizás la suplantación de personalidad que nos ayude a ver mejor las complejidad de este tipo “agravios” raciales y a los impostores como personas tal vez atrapadas en una especie de loop racial e identitario contemporáneo es la del actor y director teatral Anthony Ekundayo Lennon. 

Ocurrió en 2018, el actor estaba dando una charla sobre artes escénicas a sus estudiantes cuando recibió una llamada del Sunday Times pidiéndole una declaración sobre un escándalo que lo tenía a él como protagonista. Lennon había sido premiado con una residencia de 18 meses en Talawa, una de las compañías de teatro negro más conocida de Gran Bretaña. 

El director teatral Anthony Ekudayo Lennon creía ser de origen africano, porque lo trataban como a un mestizo.

Sin embargo, Lennon era blanco, nacido en una familia blanca, como siempre reconoció. ¿Estaba aprovechándose de una oportunidad dirigida a personas de color? ¿Era un estafador? 

El diario lo acusó de haberse quedado con los fondos destinados a “gente de color”. Trevor Phillips, ex presidente de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos, dijo al Telegraph: "Deberíamos hacer más para ayudar a los individuos de talento de las comunidades de minorías negras y étnicas, y no podemos hacerlo si las pocas oportunidades que existen se dirigen a los blancos que se identifican a sí mismos como otra cosa".

Su carrera se arruinó. De la noche a la mañana se convirtió en un paria y estuvo a punto de suicidarse. 

Meses después, el director decidió contar su historia. 

Lennon creía ser de origen africano. La gente siempre le había tratado como un mestizo durante toda su vida por su aspecto físico. De niño le gritaban: “Corre, negro”. Al final acabó aceptando lo que los demás veían en él y configurando su identidad en base a ello. 

Mentir es terrible y bastante común. A veces no se miente, a veces simplemente se sobrevive. Pero no todo es blanco o negro, eso para la raza y fuera de ella, y los motivos por los que una persona asume otra identidad en un mundo donde todo debería ser más fluido, donde las categorías pesan, deberían sopesarse. ¿Qué hay detrás de una impostura? ¿No es posible que acabemos convirtiéndonos en lo que representamos?