Rudy Giuliani, un George Orwell de pacotilla
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Sus palabras han provocado reacciones que van desde la burla hasta el desconcierto, y mucha gente, harta de sus mentiras, quisiera hacerle llegar este mensaje:
“Vamos, Rudy, deja de tratar de tomarnos el pelo, tú y tu jefe ya no engañan a nadie. Puede que aún no te hayas dado cuenta, pero a nadie -incluidos los votantes- les gusta que los traten como si fueran tontos. Créenos, no eres tan inteligente como piensas, y el número de aquellos que, ya sea estúpida o ingenuamente, todavía toman en serio las sandeces que dices en un intento desesperado de proteger a tu jefe de las consecuencias de sus fechorías, se está reduciendo rápidamente”.
Sí, aunque sea difícil de creer, el abogado del presidente no hizo su comentario en broma. Fue otra estafa, un intento más de venderle el puente de Brooklyn al pueblo estadounidense. Quien fuera conocido como el “America’s Mayor”, se ha convertido ahora en un George Orwell de pacotilla empeñado en tergiversar la realidad y engañar de nuevo a los estadounidenses.
El último intento de Giuliani de taparle los ojos a la nación ocurrió el domingo pasado, cuando Chuck Todd, del programa televisivo Meet the Press, le preguntó si Trump finalmente se reuniría con el asesor especial Robert Mueller, que investiga los sospechosos tratos del presidente con Rusia.
“Mira, no me apresuraré a hacerlo testificar para que caiga en una trampa de perjurio”, dijo Giuliani, según la revista New York Magazine. “‘Y cuando me digas eso, ya sabes, de que él debe testificar porque va a decir la verdad y no debería preocuparse, bueno, eso es muy tonto porque es la versión de la verdad de alguien. No la verdad. Él no tuvo una, una conversación ...’
Todd: La verdad es verdad. No quiero decir que ...
Giuliani: No, no es verdad. La verdad no es la verdad El presidente de los Estados Unidos dice: “Yo no ...”
Todd: ¿La verdad no es la verdad?
Giuliani: No, no…”
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Sin pecar de exceso de optimismo me atrevo a afirmar que las mentiras descarnadas y el intento de enturbiar las aguas por parte de Giuliani, Trump y el resto de la camarilla de charlatanes de feria y vendedores de humo que, increíblemente, tienen el futuro del país en sus manos, puede haber ido demasiado lejos esta vez. Gracias a esta última distorsión descarada de la realidad por parte de Giuliani, pueden haber llegado al punto de no retorno y provocado el rechazo de una buena parte de sus simpatizantes.
“El partido te dijo que rechazaras la evidencia de tus ojos y oídos. Era su última orden, la más esencial”, escribió Orwell en Mil Novecientos Ochenta y Cuatro, una novela sobre una distópica sociedad futura publicada en 1949, y la más famosa de sus obras.
Trump, que compensa el nunca haber leído a Orwell con un ego descomunal, un instinto para el totalitarismo y una admiración ilimitada por dictadores y hombres fuertes, parece decidido a hacer real la predicción del autor inglés: “Solo recuerda: lo que estás viendo y lo que estás leyendo no es lo que está sucediendo”, dijo Trump el mes pasado con su habitual desparpajo.
Su falta de respeto por el país es insultante. Trump y Giuliani suponen que la gente es estúpida y pueden ser fácilmente confundidas y manipuladas para que crean en su vergonzoso reality show en lugar de la verdad. Pero el 6 de noviembre, los votantes pueden hacerles pagar por su arrogancia y su comportamiento inmoral.
La verdad, hasta el momento, es que la investigación de Mueller se acerca cada vez más al círculo interno de Trump y al propio presidente. No es de extrañarse que la odie tanto.
Si hay algo indudable es que es urgente poner fin a las insultantes mentiras y las fantasías orwellianas de Trump y Giuliani. En las elecciones parciales del 6 de noviembre podemos rechazarlas de una vez por todas. Es cuestión de votar.
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