A todos los candidatos a alcalde y concejal de la gran ciudad más pobre de Estados Unidos.

Usted será el alcalde número 100 de la ciudad donde nació Estados Unidos. Si usted y el Ayuntamiento no aspiran a consagrar el ejemplo de transformación que deberían seguir todas las ciudades de mayoría negra y parda, ¿para qué se presenta?

El objetivo de esta carta es ofrecerle una visión de cómo funcionará Filadelfia en el 2050, si considera prioritario promulgar un proceso para lograr la paridad socioeconómica según criterios raciales. Podría considerar el modelo aplicado a Filadelfia al 2035, que en el 2011 nos dio una visión de cómo sería la ciudad dentro de 25 años. De hecho, su plan para el 2050 debería superar ese nivel de investigación, planificación y atención al detalle.

La población de Filadelfia es en un 65 % lo que Estados Unidos ha normalizado como “otros”. El 44 % somos afroamericanos; el 14 %, latinos; y el 7 %, asiáticos. Esta es una ciudad de gente negra y morena, así que los principales servicios prestados por el gobierno local y la industria deben reflejar y representar a nuestra población. 

Como alcalde, debe garantizar que nuestra capacidad colectiva se aproveche para la prosperidad. Las oportunidades de empleo y negocio en la región de Filadelfia deben distribuirse proporcionalmente en función de la raza, la excelencia en la educación y la formación, las prácticas y las tutorías. Sus políticas deben garantizar que las personas de color estén preparadas para acceder a cualquier profesión y sean capaces de poner en marcha cualquier empresa. Deben eliminarse todas las barreras que impidan la educación, el ascenso social y el empleo de la gente pobre y de color.

Llegados a este punto, usted y otros lectores se preguntarán: “¿Por qué es esta la visión de la Filadelfia del 2050?”. Basta con dar un paseo por el North Arcade del Ayuntamiento. Camine hacia el sur por Broad Street desde Arch Street. Justo cuando las frescas sombras le alcancen de camino al patio, eche un vistazo a su izquierda. Hay una placa con la oración de William Penn por Filadelfia.

Esta plegaria, de 339 años de antigüedad, aún no ha sido atendida. Para él, Pensilvania era un “experimento sagrado”, donde las minorías perseguidas podían coexistir en paz. Usted, centésimo alcalde de Filadelfia, debe ser el vehículo para que esta realidad se manifieste por fin.

Su primera ley debe proclamar: “¡Reinicio con implicaciones a largo plazo!”.   Desde el primer día, debe asegurarse de que los jóvenes de Filadelfia estén preparados para unirse a usted y a las futuras administraciones en el gran renacimiento.

Si esas fatídicas palabras se escribieran en la Filadelfia de hoy, la gente reunida para discutirlas sería en un 65 % negra y morena. La composición profesional de los ciudadanos que decidieron hacer algo revolucionario era rica y variada.

Por estas razones, sus políticas en materia de educación deben tener en cuenta los siguientes puntos:

• Todas las escuelas de Filadelfia, públicas y privadas, deben ofrecer las siguientes tres vías para estudiantes de todas las edades:

1.  vía universitaria
2.  vocaciones y oficios
3. iniciativa empresarial.

• La jornada escolar debe terminar a las 6 p.m. Después de las 3 p.m., el tiempo se dedicaría a ritos de paso culturalmente relevantes, como enriquecimiento social y habilidades prácticas para la vida.
• Hay que maximizar el potencial económico de Filadelfia con el talento local.
• El Consejo Escolar debe votarse en elecciones generales, y los profesores deben reflejar la composición racial, además de compartir valores culturales y vivir experiencias de los alumnos a los que atienden.
• Las clases para padres deben ser una extensión de la educación pública.
• Todos los barrios, especialmente los de renta media más baja, deben contar con las mejores bibliotecas y centros recreativos y culturales.

Solicito humildemente la oportunidad de reunirme con cada uno de ustedes para debatir estas cuestiones de manera significativa.

Respetuosamente,

Mazzie Casher, difusor del amor

Mazzie Casher es cofundador, consejero delegado y director  ejecutivo de PHILLY TRUCE FOUNDATION.