¡Los Años Dorados, oh los Años Dorados!  Si quieren saber más de ellos, pregúnteme. 

A los 78 años tengo mucha experiencia, pero ha sido realmente durante estas últimas dos semanas que aprendí que, sin importar cuántas parejas de edad vestidas de blanco vea en los anuncios de televisión (¿por qué no otro color?) corriendo en la playa, esos años “dorados” no son más que la versión para tontos del precioso metal.

Yo, por mi parte, no voy a salir a correr en la playa o en ninguna otra parte en los próximos días. Es decir, no sería fácil con un hueso fracturado, ¿no les parece? 

Sip, la semana pasada me caí en la casa y me fracturé la cadera derecha, una lesión peligrosa y dolorosa que le ocurre a miles de nosotros que dejamos atrás la etapa de los “años mozos”. Ciertamente, no es tan divertido como correr en televisión, ¿verdad?

Pero no quiero aburrir a mis lectores de Al Día con los detalles desagradables. En lugar de eso, les voy a contar acerca del Hospital NYU para las Enfermedades Articulares donde han hecho que mi problema y tratamiento sean mucho más llevaderos. De hecho, el cirujano, las enfermeras profesionales y compasivas y el hospital entero me han dejado totalmente asombrado en todos los aspectos.

De alguna manera, en un mundo repleto de avaricia y crueldad, en el que la solidaridad se ha convertido en un bien escaso, y a pesar del racismo y la ignorancia de Trump, atesoraré a las personas del Hospital de Manhattan de Enfermedades Articulares. 

A propósito, estoy escribiendo desde la cama del hospital, ¡deséenme suerte!