Solo hay que mirar su propuesta de presupuesto –que premia a los ricos a costa de los pobres –para entender que este es un personaje a quien la gente, es decir, el pueblo, le importa un comino. Un personaje que no tiene reparos en presidir sobre un régimen cruel enfocado en castigar a los más vulnerables y premiar a quienes, como él mismo, nunca les parecen suficientes sus millones y sus privilegios. Un personaje sin compasión o sentido de la justicia, que no conoce el significado de la palabra solidaridad.

El plan presupuestario, titulado nada menos que "The New Foundation for American Greatness," es una especie de Robin Hood al revés, diseñado para robarles a los pobres y darles a los ricos el producto de ese robo.  

Dicho plan aumentaría considerablemente los fondos de defensa y otorgaría grandes ventajas impositivas a los más pudientes, todo lo cual se pagaría diezmando los programas que ayudan a los más pobres a cubrir sus necesidades. Haría crecer aún más la desigualdad al cortar $1.74 billones de los programas sociales. El Medicaid sufriría la pérdida de $800,000 millones durante los próximos 10 años, dejando a 10 millones de personas sin cuidado de salud.

Trump, un multimillonario que nunca ha tenido que luchar para alimentar a su familia, proporcionarles un techo o atención médica, diezmaría también los programas de cupones de alimentos (SNAP), seguro de salud para los niños, y hasta el programa de comida para ancianos Meals-On-Wheels. Los programas contra la pobreza enfrentarían una reducción de $274,000 millones en los próximos 10 años.

El infame muro fronterizo, ese monumento al racismo, se construiría y se pagaría despojando a millones de norteamericanos de los alimentos que necesitan y de la atención médica a la que deberían tener derecho.

Los gastos de defensa, seguridad fronteriza y represión a los inmigrantes aumentarían de forma exagerada. Como se ha reportado, casi $3,000 millones serían invertidos en seguridad fronteriza en el año fiscal 2018, de los cuales $1,600 millones serían para el muro. Súmenle a esto un aumento de $5,400 millones para el Departamento de Defensa.

"El presupuesto de Trump deja en claro que la creencia de que se está ocupando de la gente que la economía ha dejado atrás no tiene fundamento”, afirmó Bob Greenstein, presidente del Center on Budget and Policy Priorities.

El Congreso no va a aprobar el plan de Trump, lo cual es bueno. No obstante, el mismo es una indicación de la falta de humanidad y la moralidad cuestionable del presidente y sus aliados. Una verdadera pesadilla que tiene que ser rechazada por toda la gente decente del país.