Donald Trump ha agregado un nuevo título a los varios que había ganado, sí, ganado, durante el tiempo que se ha desempeñado como presidente de Estados Unidos: Contagiador en jefe.

Ahora el Mentiroso en Jefe y Deportador en Jefe, el hombre que se negó a usar una máscara y se burló de los que lo hacían, que le dijo al país que el Covid-19 no era más que un leve resfriado, que actuó como si fuera inmune al virus dando a sus seguidores y a toda la nación el mensaje equivocado, quien probablemente fue directamente responsable de infectar a su esposa, al menos a una docena de personas cercanas a él, e indirectamente a miles de estadounidenses que le creyeron cuando se burló de una pandemia que ha matado a más de 200,000 personas bajo su mando, se ha ganado el nuevo título. Sin duda, se lo merece.

Lo crea o no, aunque a estas alturas ya nada es sorprendente, él continúa empeorando la pandemia.

Después de anunciar que dejaría el hospital el lunes, Trump escribió: "¡Me siento realmente bien! No le tengas miedo a Covid. No dejes que domine tu vida". Es decir, 209,000 estadounidenses muertos por Covid durante su presidencia. Pero no, según Trump, eso no es motivo para tener miedo.

El presidente de los Estados Unidos, con un solo twit restando importancia a la epidemia una vez más, ha continuado la trayectoria mortal que le valió el título de Contagiador en jefe, a pesar de que él, un anciano obeso, se enfermara gravemente.

Increíblemente, al presidente no le importa un comino el pueblo estadounidense, solo le importa la reelección. Y todo el mundo lo sabe.

“Lo peor y más irónico de todo esto”, dijo Romy Aranguiz, una médico cubanoamericana y residente de Miami, “es el hecho de que, si Trump tiene COVID, en realidad está recibiendo un tratamiento de vanguardia, extremadamente caro, pagado por nuestros impuestos. Sin embargo, no se lo pensó dos veces en quitarle los fondos a la OMS (Organización Mundial de la Salud), fondos que se utilizan para combatir epidemias en el tercer mundo, algunas de las cuales los estadounidenses ni siquiera saben que existen, en países que no tienen sistemas de salud y dependen completamente de la OMS ".

Sí, el suyo es probablemente el tratamiento más caro del mundo, y sí, lo pagan nuestros impuestos a pesar de que Trump, el presidente, se burló de las leyes del país con su habitual desparpajo y no pagó ni un centavo en impuestos durante 10 años.

Afortunadamente, podemos expulsarlo a él y a muchos de sus cómplices de Washington el 3 de noviembre. Pero tenemos que votar, votar, votar. El futuro del país, el suyo y el mío, dependen de ello.