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Michael Bastone reconoce que no pudo evitar conmoverse mientras recorría todos los rincones de Puerto Rico como voluntario de la Cruz Roja para repartir ayuda y alimentos entre los más necesitados.
Bastone, inspector en el Departamento del Sheriff de Filadelfia, ha visto escenas de devastación y desamparo que superaban todo lo que podía imaginar. Muchas de las carreteras por las que circuló estaban prácticamente intransitables, y para lograrlo necesitó la ayuda de palos para levantar los postes de electricidad caídos que bloqueaban los carriles, impidiendo el paso de los camiones con ayuda humanitaria.
Pero hay una cosa que Bastone no puede olvidar, después de duras horas de trabajo bajo el sol para aportar un poco de confort a las personas afectadas, algunas de las cuales se ven obligadas a dormir sobre colchones mojados porque sus viviendas perdieron el tejado durante el huracán y no tienen con qué protegerse de la lluvia.
Y es que “mientras manejo por la isla, veo pocos camiones llevando a cabo tareas de reparación. La mayor parte de las tareas de limpieza en cualquier municipio está siendo llevada a cabo por sus habitantes. Son ellos también los que están limpiando las carreteras”, dijo Bastone por teléfono la semana pasada desde Puerto Rico.
“Entre el 80 y el 85 por ciento de la isla no tiene electricidad. Todavía hay muchos destrozos que no han sido reportados. La mayoría de la gente no tiene ni idea de lo que los puertorriqueños están sufriendo. La gente venía a llorar sobre nuestros hombros cuando nos veían llegar con la ayuda”, explica el policía.
Bastone viajó a Puerto Rico acompañado de otros tres miembros del Departamento del Sheriff, que se ofrecieron como voluntarios para prestar ayuda en la isla durante unas semanas. Sus colegas de departamento son el sargento Joshua Pérez y los sheriffs ejecutivos Alessandro Carrasquillo y Enrique Marin. El cuarteto, junto a un amigo de Bastone que trabaja para PECO y que viajó con ellos a Puerto Rico, fue bautizado cariñosamente con el apodo “Philly Team 5”.
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Bastone y sus colegas se dedican principalmente a la distribución de productos de primera necesidad en áreas remotas de la isla. El producto más apreciado es el agua, comentó.
“El agua aquí es oro. Hay una gran demanda de agua”, dijo Bastone. Su trabajo en Puerto Rico empezó cargando los productos de ayuda básica en los camiones y después manejar por toda la isla para distribuirlos… y en muchas ocasiones, intentar alcanzar los lugares, porque se encontraron con puentes arrasados y carreteras de montaña bloqueadas por desprendimientos de tierra.
Bastone usó Facebook Live para avistar a la población del lugar donde se distribuiría la ayuda.
“Hay gente que me escribe mensajes y me pregunta si puedo comprobar si sus conocidos en la isla están bien. Les envío videos para ver si pueden identificarles”, explicó Bastone.
Llevar a cabo esta tarea de ayuda humanitaria es muy gratificante, pero no libre de un gran sacrificio personal. Al principio, los miembros del Philly Team 5 se alojaron en un refugio junto a otros cien voluntarios, compartiendo una ducha exterior y un número limitado de aseos.
Sin embargo, esta experiencia tan “emotiva” ha vuelto a Bastone una persona más “humilde”.
“No puedo imaginarme lo que significa levantarse un día y perder todo lo conseguido después de años de trabajo duro”, dijo. “Ha sido una experiencia muy emotiva para todos nosotros”.
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